❝Dos amigos se meten sin invitación en una fiesta de disfraces. Cuando piensan que todo será una aventura perfecta, un Príncipe chismoso y una Cenicienta egocéntrica pondrán en peligro la diversión❞.
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Fuiconsciente de que Alicia estaba llorando desde su primer suspiro roto, pero no le dije nada deinmediato porque sabía lo incómodo que era para ella dejarse ver afectada,incluso frente a mí. No hacía gran ruido con sus sollozos, parecía queintentaba masticarlos y tragárselos antes de que salieran de entre sus labios ycon mi silencio respeté eso.
En mi mente odiaba a Elías un poco pero no del todo porque mi amiga me había dicho que no había sido grosero con ella. Las cosas al parecer no habían salido bien pero me faltaba saber más para poder juzgar a mayor panorama.
Era apenas cerca de la una de la tarde, pero no había ni un rayo de sol que calentara las calles, al contrario, el frío permanecía y se extendía con la ayuda del viento que acariciaba la nieve de la noche anterior. En una de las calles acababa de llegar un carro quitanieves para despejar el paso así que ralenticé la marcha, quedando de cuarto o quinto en la fila de autos para cruzar. Miré por el parabrisas, callado y fue Alicia quien habló en voz baja, casi ausente:
—No me dijo nada. Literalmente nada. Ni bueno ni malo y me siento mal por creer que cabe la posibilidad de que solo necesite digerir lo que le dije. No debería molestarme tanto, no comprendo. Hace dos meses ni sabía de su existencia, no le veo lógica a esto. Si fueras tú lo entendería porque te conozco desde hace casi veinte años y eres importante para mí, pero a Elías no. Apenas sé su apellido y algunos de sus gustos, ¿por qué me duele? Odio esto.
—Todos odiamos el dolor, no te sientas mal por ello. —Procuré no girar a mirarla para no hacerla sentir incómoda—. Démosle un poco de tiempo —aventuré—, quizás sí necesita digerir un poco toda la historia.
—¿Tú qué harías? Si Isabel te dice en este momento que su último novio se parece a ti y que puede que lo extrañe porque ya murió, ¿qué harías?
Su pregunta me golpeó duro porque sentí que la respuesta estaba en un campo minado. Con cualquier respuesta habría lado positivo y negativo, ambos afectando a Alicia y eso lo sabía. Sentí su mirada fija en mí y opté por ser sincero pero vago.
—Yo no tengo con Isabel lo que tú tienes con Elías. Además, mi carácter y el de él pueden ser muy diferentes así que la forma en que yo actuaría, no sería igual a la suya.
A Alicia no le gustó nada esa respuesta.
—No me salgas con argumentos estúpidos. Solo respóndeme.
Suspiré profundamente y me atreví a mirarla; sus ojos estaban rojos, algo hinchados y cansados, pero se notaba que no estaba para bromas o mentiras.
—Bien. Si Isa para mí fuera una chica sin gran importancia, a la que acabo de conocer, del tipo que solo me gusta porque es bonita pero que en realidad no pensara en nada serio con ella, la dejaría cuando me dijera que me parezco a su ex que ya no vive. —Alicia recibió mi respuesta con seriedad y dejó de mirarme, bajando el mentón hacia sus rodillas—. Pero si la quisiera con vistas al futuro, la besara como Elías te besa a ti, la viera como él te ve a ti, no me iría. Sabría que no sería sencillo aceptar la idea de que cada vez que me mire podría o no estar pensando en su ex, pero hablaría con ella, anteponiendo sinceridad y quedando claros en el punto en el que estamos. Si es un cariño no pasajero, me quedaría para ayudarla a sanar siempre que ella esté dispuesta a hacerlo.
