"¡Vete al infierno!"
"De ahí vengo, ángel. Y, no hay forma de que me hagas volver"
Ambos estaban perdidos, en un lugar al cual no podían llamar hogar. Mientras que su mente lo único que lograba era confundirlos y no hacer nada fácil su estadía. Los...
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all the good girls go to hell – Billie Eilish
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—Entonces, resumiendo todo lo que me dijiste. Mi collar lo tiene el padre del chico que era tu novio, el cual te engañó, y como venganza decidiste robarle una de las propiedades más caras de su padre, la misma persona que nos secuestró y te amenazó de muerte hasta que le devolvieras su dinero. ¿Estoy en lo correcto?
—Casi —el pelinegro soltó un pequeño bostezo, pasando a estirar su cuerpo entre las sabanas desordenadas que lo cubrían. De no ser porque se encontraba realmente molesto con el ser lo compararía con pequeño gatito —. No era mi novio. No soy-
—Sí, lo que sea. No me importa —lo interrumpió, comenzando a sentirse molesto. Aun intentaba procesar todo lo que pasó la noche anterior —. Lo que me importa son mis cadenas, Michael. Las necesito.
Se dio cuenta de la ausencia del collar a la mañana siguiente, cuando al despertar al lado del cuerpo del ángel caído no las sintió alrededor del cuello como solía hacerlo de costumbre.
La noche pasada (después de haber sido secuestrado, gracias a cierto ángel caído), Michael se desvaneció, literalmente, en sus brazos. Para su suerte, este no pesaba demasiado, lo cual hizo fácil la tarea de llevarlo cargado hasta el edificio (claro, con ayuda de Ashton, porque no había forma que encontrara el camino de vuelta de no ser por él).
Todavía recordaba el miedo que sintió al despertar en la desolada habitación y ver al ángel caído atado a una silla, con un gran moretón en la cabeza. Y, aquel miedo no fue por su persona, sino por el ser. Sabía que no podía morir (esto de la otra vida lo seguía confundiendo, pero no creía poder morir dos veces. ¿Verdad?), pero Michael sí. Conocía el destino de aquellos ángeles caídos al morir en la tierra.
Y, no. No es que estuviese preocupado por Michael en sí. Es decir, él era su salida de este lugar, su única forma de regresar con una misión cumplida y poder a un mejor puesto allá arriba. No es como que haya estado sin dormir por estar preocupado porque el otro ser se encontrara bien, tampoco como que se haya tomado el tiempo de limpiar las heridas de sus muñecas y frente, y mucho menos se levantó de la cómoda cama antes que él se despertara para prepararle algo. No.
Solo se estaba asegurando de que su salida de este lugar se mantuviese con vida, por sus propios motivos egoístas. No porque empezara a sentir cierto cariño hacia el ser de cabellos negros y tez pálida. Por supuesto que no.
Es decir, no había forma que pudiera sentir cariño hacia un ser que era el causante de que su collar, su única salida de este lugar y no quedarse atrapado, hubiera desaparecido. Todo por los sus estúpidos pecados de años atrás. Ahora, entendía porque estaba aquí.
