"¡Vete al infierno!"
"De ahí vengo, ángel. Y, no hay forma de que me hagas volver"
Ambos estaban perdidos, en un lugar al cual no podían llamar hogar. Mientras que su mente lo único que lograba era confundirlos y no hacer nada fácil su estadía. Los...
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God And Monsters – Lana Del Rey
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Recuerda que el sudor que corría por su frente era frío, aunque la temperatura de su cuerpo fuera todo lo contrario, como siempre. También, como su cuerpo temblaba y como notó que todo lo demás a su alrededor comenzaba a dar vueltas, empezando lentamente y luego en más velocidad.
Minutos después, como la música dejó de escucharse, pareciendo horas en su cabeza. Fue en ese instante que supo que debía apresurarse si es que no quería hacer el ridículo frente a varias personas. Sus pies fueron los que lo llevaron lo más rápido posible hasta las puertas del elevador, en donde pudo tomar un descanso, hasta que su estómago comenzó a revolverse de nuevo.
La imagen suya de rodillas en la tasa del escusado estaba fresca en su cabeza, junto con el sentimiento de ardor en la garganta (que aún sentía), mientras el contenido de su estómago era vaciado. Fue en ese el momento en que sus parpados comenzaron a cerrarse, con su mejilla derecha descansando en aquella fría cerámica blanca.
Lo que no recordaba, era haber acabado en su cama. Tampoco recuerda haberse cambiado aquella camiseta llena de vomito a un suéter, y menos haberse quitado sus ajustados pantalones.
Intentó sentarse, pero el dolor punzante en su cabeza no tardó en aparecer, haciendo que cerrara los ojos fuertemente. Estos volvieron a abrirse al sentir algo moverse en su cama, para luego mostrarse sorprendidos. Un ángel se encontraba sentado al borde de esta. ¿Cuánto tiempo estuvo allí? ¿Por qué estaba aquí? ¿Y cuando llegó?
—Calum me dio ayer estas pastillas, dijo que ayudaran a tu cabeza —el ángel le entró una píldora roja, junto a un vaso de agua. Ladeó la cabeza, aun confundido con todo lo que estaba pasando, y el dolor de cabeza no ayudaba para nada —. Solo tómala, Michael. Te explicaré una vez estés mejor. Iré a traerte algo de comer.
Antes que pudiera protestar el ser ya se había ido, dejándolo solo. Por alguna razón supo que él lo estuvo vigilando toda la noche, ya que eso explicaría la ausencia de sus recurrentes pesadillas, además de la pacifica noche que tuvo. Tontos ángeles y sus tontos poderes.
No tardó en tomar la pastilla, para luego revolverse entre las sabanas. En el momento que empezó a extrañar ligeramente la presencia del ángel esta ya estaba volviendo, con una bandeja de comida en las manos. Volvió a tomar asiento, viendo como el ser hacia lo mismo en su delante. Sin que este dijese algo, devoró la comida que estaba en su regazo, sin evitar soltar sonidos de satisfacción en el instante que su estómago volvió a estar lleno.
Su mirada fue hacia el ángel, quien tenía una sonrisa divertida en el rostro al verlo comer. Pudo sentir como sus mejillas se calentaban, haciendo que maldijera para sus adentros.
