"¡Vete al infierno!"
"De ahí vengo, ángel. Y, no hay forma de que me hagas volver"
Ambos estaban perdidos, en un lugar al cual no podían llamar hogar. Mientras que su mente lo único que lograba era confundirlos y no hacer nada fácil su estadía. Los...
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Living Proof – Camila Cabello
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Ya mencionó antes que era casi imposible que los ángeles sintieran atracción entre ellos, pero olvidó que se encontraba en la tierra, donde las reglas eran diferentes y los deseos carnales eran inevitables.
El problema era que, no estaba del todo seguro que la palabra "deseo" fuera la adecuada para clasificar lo que acababa de pasar hace unos días. Era más. No era solo simple lujuria; no podía ser eso. Había algo, algo que no lo pudo hacer resistirse a poner los labios sobre aquellos rojizos que lo estuvieron tentando todo este tiempo.
Lástima que aquel sentimiento de gratificación no fue el que lo invadió segundos después. Fue culpa. En cierta forma, se aprovechó de la debilidad de otro ser, y eso no era algo de lo que se sintiera orgulloso. Ese ángel caído se atrevió a mostrarse débil en su delante, y lo único que hizo fue aprovecharse de eso para satisfacer esos deseos que estuvieron apoderándose de sí, tal vez, desde un comienzo.
Lo peor de todo, era que esto solo lo estaba distrayendo de su único propósito para estar en este lugar; mandar a Michael de vuelta al infierno.
Gastó su valioso tiempo en besar al mismo ángel caído que debía arrojar al infierno una vez su collar fuera recuperado; al mismo que debía traicionar.
Hasta ahora no sabía cómo sentirse con respecto a ella. La traición era algo malo, una de las cosas más bajas que alguien podía hacer, y se estaba arriesgando a acabar igual o peor que Michael, pero solo esperaba que sus acciones en este lugar no importaran si es que lograba cumplir con su misión. Porque, como dijo antes, no podía permitirse quedarse aquí por el resto de la eternidad.
Solo pasó casi un mes desde su llegado, y este lugar ya estaba jugando con su mente, además de incentivarlo a cometer acciones las cuales posiblemente no hubiera hecho si estuviera en su hogar. Aquí todo estaba lleno de tentaciones y cada día era más difícil escapar de ellas.
Por eso, lo que haría a partir de ahora sería no salir del pequeño sofá del apartamento de Ashton. Se quedaría aquí hasta saber algo del ángel caído (si es que aún este quería cumplir su parte del trato), e intentaría no volver a salir al mundo exterior para asegurarse de no cometer alguna otra estupidez.
—Luke —la proveniente del pasillo lo hizo sacar la mirada de las imágenes de la pantalla en frente suyo. Acababa de descubrir cómo era posible que los humanos no hicieran contacto con el mundo exterior gracias a estos televisores y algo llamado Netflix que traen consigo —. Estaré durmiendo. No me despiertes, a menos que sea importante. Necesito dormir o no podre vigilar a ese demonio esta noche.
