"¡Vete al infierno!"
"De ahí vengo, ángel. Y, no hay forma de que me hagas volver"
Ambos estaban perdidos, en un lugar al cual no podían llamar hogar. Mientras que su mente lo único que lograba era confundirlos y no hacer nada fácil su estadía. Los...
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The A Team – Ed Sheeran
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Genial, de nuevo en donde empezaron.
Lo primero que se dio cuenta al recuperar la conciencia fue lo inmóviles que se encontraban sus manos y piernas, siendo retenidas por duras cuerdas atadas a una silla de metal. Abrió los ojos lentamente, pero solo encontró oscuridad a su alrededor.
Intentó con desesperación ver algo, lo que sea, pero solo había sombras, susurros y pisadas lentas a su alrededor. Los pasos se fueron acercando, hasta que una pequeña y tenue luz provino de una puerta abierta. Dos hombres salieron de ella, y pudo ver a la perfección el arma que uno de estos traía en las manos. Decidió no arriesgarse, y fingir seguir inconsciente; lo menos que necesitaba era causar más problemas.
—¿Dónde está el otro? —preguntó una voz, haciendo ecos en la vacía y oscura habitación.
—Lo traerán en un rato, quieren asegurarse de cubrirle la boca. Ese chico es muy bueno con las palabras —dijo el otro sujeto. Fue en ese momento que lo recordó; la voz. Podría sacarlos a ambos de esto, solo debía ser cuidadoso.
Aclaró su garganta, fingiendo estar recuperando recién la conciencia, lo que creyó que sería suficiente para llamarla atención de uno de ellos. Sus suposiciones fueron correctas, porque los pasos fueron acercándose, hasta que sintió un cuerpo exactamente delante del suyo.
—¿Esta despierto? —preguntó el primer hombre. Su mano empujó con brusquedad su hombro, haciéndolo soltar un quejido.
—¿Auch? —dijo, para luego abrir los ojos y encontrarse con un par de sujetos que lo veían con el ceño fruncido. Este era el momento —. ¿Qué hago aquí?
—No lo sabemos, solo tenemos ordenes de traerte hasta aquí con el chico de cabello negro y dispararte si es que intentas algo para escapar —habló de nuevo el hombre. Había caído bajo su voz; debía ser rápido, es cualquier momento podría venir el tipo que estaba tras Michael y no podría hacer mucho. Sus poderes no eran tan fuertes y no creía poder controlar a más de dos personas a la vez —. Sin embargo, no quieren que toquemos al otro. Bren no quiere que arruinemos su diversión.
—Está bien —dijo con calma, intentando procesar las palabras del chico, aunque su cabeza siguiera punzándole —. Necesito que me desaten. Ya.
Sus palabras no tardaron en ser obedecidas por ambos hombres, quienes no tardaron en luchar con las amarraduras de sus muñecas y pies. Por ahora, todo estaba yendo bien, si era liberado a tiempo podría encontrar a Michael y salir de este lugar de una vez por todas, con suerte sin provocar más daños. Pero, eso fue hasta que comenzó a escuchar fuertes pisadas acercándose; no podía arriesgarse a fallar.
