XXIII

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Heaven – Julia Michaels

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Heaven – Julia Michaels

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—Michael, no puedes hacerte esto —la voz de demonio hizo que detuviera sus acciones, para poder mirarlo mal. ¿Quién se creía él para decirle que hacer? —. Solo vas a acabar hundiéndote más. Déjame llamar a Luke, él sabrá-

No —lo interrumpió, y terminó por tomar la botella de las manos del ser. Este se puso en su delante, evitando que pudiera seguir avanzando —. Se supone que eres un demonio, eres de los malos. Tú mismo me lo dijiste. Entonces, ¿por qué quieres ayudarme?

—Porque no eres de los malos —frunció el ceño. Claro que era de los malos —. ¿Dónde estuviste la noche pasada? Luke te estuvo buscando.

—No te importa —empujó al moreno fuera de su camino y continuó avanzando. Aunque, aquello duró poco porque la mano de este no tardó en envolver su muñeca —. No deberías estar más preocupado por tu propio ángel. No he visto a Ashton por aquí desde hace dos noches. ¿Qué hiciste para alejarlo? ¿Otra vez intentaste usar el fuego?

—Sabes que solo lo dañaría. No puedo ser el culpable de la caída de un ángel —aprovechó el momento de debilidad para retirar su muñeca del agarre. Calum intentó volver a alcanzarlo, pero fue más rápido y corrió al ascensor.

—Yo tampoco puedo ser el culpable de la caída de un ángel, Calum —esas fueron sus últimas palabras antes que las puertas del ascensor se cerraran, mientras veía los ojos oscuros del demonio llenos de decepción.

Una vez llegó al lugar que llamó hogar por los últimos años, tomó asiento delante del gigante piano. Sus dedos rozaron las teclas como de costumbre, mientras en su mente sonaban las viejas melodías que solía tocar a la perfección, pero estas no tardaron en volverse borrosas y comenzar a ser mezcladas con una voz llena de impotencia que lo hacía temblar.

Una sombra, que lo hacía practicas día y noche hasta que las notas fueran perfectas para sus oídos. La misma que le dejó marcas en todo su cuerpo por haber cometido algún mínimo error. Su mirada fue hacia sus brazos, el cual no estaba cubierto por esos suéteres holgados que solía usar, ahora se podían notar las cortadas resaltando sobre su pálida piel.

Sus dedos se alejaron de las teclas y fueron acercándose hacia las marcas con algo de temor. En el momento que fueron rozadas pudo sentir una punzada, como si aquellas cuchillas que veía en sus sueños las estuvieran tocado. Esto fue su culpa.

Había sido en otra vida, pero él siempre seguía presente en sus recuerdos. No importaba que su cuerpo estuviera enterrando varios metros bajo tierra y su alma estuviera en el infierno. La misma alma que pudo ver sufrir con sus propios ojos y la causante de hacerlo venir a la tierra. Nada importaba, porque el miedo que le causo seguía ahí.

Heaven Is a Place On Earth ✦ mukeWhere stories live. Discover now