Estamos unidos (Staxxby) | Segunda temporada de Me gustaría conocerte

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Frank convenció a Claudia de dejarlo ir a buscar su mochila, y rápidamente sacó su maleta de debajo de su cama y la abrió, ni siquiera se molestó en ponerla sobre la cama, sólo se arrodilló junto a ella y sacó su dinero, sus cosas personales y dos mudas de ropa, además de un par de cosas más como su computadora y su cámara, entre otros. Sólo tomó lo esencial, luego compraría lo que le haría falta. Debía pensar rápido en una excusa para irse.

"Debo ir al baño – Ok, te espero afuera"

"Voy a comprar agua – Yo tengo aquí"

"Me siento mal, debo irme – Ven, siéntate aquí"

Nada lo libraba, y luego de muchísimos intentos por largase, llegaron a la degustación. Frank no tendría escapatoria hasta que ésta terminara.

"No puede ser... no, me niego..." -Pensaba Alex, mientras caminaba en círculos- "No pudo dejarme plantado, me dijo que vendría... me dijo que me amaba. ¿Dónde está? ¿Por qué no sólo me dijo que no quería huir conmigo?"

-Joven -Dijo un empleado del edificio-, usted no puede estar aquí, voy a tener que pedirle que se retire, o tendré que llamar a seguridad.

-¡No! No puedo irme, por favor, estoy esperando a alguien, él... llegará pronto.

-Señor, ésta no es un área pública, no tiene permitido estar aquí.

-¡Se lo suplico! ¡Él me dijo que llegaría, que lo encontraría aquí! No puede echarme.

-Seguridad -Dijo a un walkie talkie-, personal no autorizado en la azotea.

-¡No! ¡Por favor! ¡Sólo cinco minutos! -Dijo mientras tomaba con fuerza la manija de su maleta.

Y dos de los guardias del edificio no tardaron en llegar, Alex intentó quedarse, hizo lo que pudo, pero él también sabía que aquella era un área restringida. Los guardias lo escoltaron hasta la salida, y una vez volvieron a entrar Alex llevó sus manos a su rostro. Muchos sentimientos recorrían su cuerpo en ese momento, se sentía frustrado, molesto, enojado, dolido, decepcionado. Tenía ganas de llorar, de arrancarse los cabellos, de golpear todo a su alrededor. No sabía qué hacer, así que tomó su maleta y se fue al parque, con una pequeña pizca de esperanza en lo más profundo de su ser, esperanza en que Frank no lo había dejado plantado.

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