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Sacó su maleta de debajo de la cama, donde la había dejado y se marchó a casa de sus amigos, pues no tenía a dónde más ir. Se subió a su coche y se amarró una venda a la cabeza, para poder conducir con ambas manos libres, sin tener que sostener aquella improvisada compresa. Estaba muy mareado, en realidad, no debería conducir en ese estado, pero no tenía opción, no podía arriesgarse a ir caminando y perder tremenda cantidad de sangre en lo que tardaría. Debía llegar lo antes posible con Vegetta, él era el único que en esos momentos podría ayudarlo, pues él había estudiado enfermería.

Luego de un viaje sumamente concentrado que lo dejó con los pelos de punta, llegó sin más problemas de los que ya tenía. Bajó del coche tambaleándose levemente, la compresa ya estaba rebalsándose, por lo tanto la sangre comenzaba a escurrir un poco. Frank se apresuró a llegar a la puerta de sus amigos.

Tal vez ya era más de media noche, pero afortunadamente sus amigos seguían despiertos. Gracias a eso, Willy vio a Frank por la ventana de la casa caminando hacia la puerta, malherido. Él corrió sin pensarlo dos veces, dejando a Vegetta muy confundido, pero en cuando su marido abrió la puerta, corrió a busca uno de los botiquines que mantenía guardados para casos de emergencia, como este.

-¡Frank! ¿¡Qué pasó!? –Exclamó Willy, ayudando a su amigo a caminar hasta el sofá, quien accidentalmente dejó marcada la huella roja de su mano en la playera de Willy.

-Sólo hice lo que te dije que haría... y recibí un sartenazo –Comentó con una sonrisa serena-, pero lo conseguí.

Vegetta regresó y retiró las vendas que se había puesto rápidamente Frank, comenzó a limpiar meticulosamente. En estos casos era muy bueno que Vegetta fuese tan quisquilloso.


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Estamos unidos (Staxxby) | Segunda temporada de Me gustaría conocerteWhere stories live. Discover now