34. Chica Buena - Chica Mala

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Una semana antes...

Ya he olvidado el número de entrevistas que di desde el día después de que volví a lucir con vanidad mi cola de sirena al sumergirme en las profundidades cristalinas de una piscina olímpica. Kassandra sí que ha tenido que organizar mi vida al milímetro toda esta última semana. Mis tardes y noches transcurrieron entre restaurantes lujosos, balcones de hoteles o caminatas por los nevados parques en los alrededores del Capitolio. Todos han sido escenarios de estas adictivas charlas sobre mi regreso que compartí con canales televisivos, periódicos y webs de deportivas. "Como Sirena en el agua" es mi titular favorito que publicó el New York Time el mismísimo lunes pasado. Era inevitable que mi regreso a las piscinas implicase recuperar mi posición social como centro del universo.

Muchísimas conversaciones con reporteros, pero esta "cita de trabajo" -ya que cada entrevista es una oportunidad de realzar mi fama un poquitín más- sí que es la única en la que hablaré en mi amado idioma castellano. La cadena Fox tuvo la cortesía de traer desde Argentina a su equipo periodístico encabezado por la guapísima corresponsal deportiva Alejandra Montenegro. Cabello forjado con brillantes espigas de trigo, ojos gatunos y labios difíciles de negarles un beso.

¡Oh my God! ¡¿Cómo olvidar cuando nos conocimos en Budapest durante el mundial de natación?!

Habrá pasado bastante tiempo desde aquel mediodía, pero hay ciertas travesuras que regresan a mi mente en forma de cosquillas pícaras cada vez que intercambiamos sonrisas durante esta charla transmitida en vivo para Latinoamérica.

- ¿Qué se siente volver a tu "hábitat natural!?

- ¡Felicidad extrema! -chillé muy emocionada- El agua y yo somos una sola. En estos cinco meses aprendí a apreciar tantas cosas que de forma cotidiana jamás me daba cuenta la pasión que les tenía. Pero nada comparado con echarme un chapuzón por pura diversión en una piscina.

- Tu alegría es palpable, Ana Paula -sugirió con una miradita de trampa-. Sin embargo, quisiera hacerte una pregunta un poco más complicada si me lo permites.

- Adelante.

- ¿En algún momento consideraste la posibilidad de no volver a nadar? Es decir, ¿imaginaste que tu lesión sería más grave de lo pronosticado?

La formulación de su pregunta fue de forma cautelosa, casi como si estuviese tocando las cuerdas más sensibles de mi temple. ¡Y es cierto! La pregunta quebraría a cualquier deportista luego de una lesión de gravedad. Sin embargo, así como me volví inmune a los encantos de las princesas, también he aprendido a sonreírle a la vida en los peores momentos gracias a Chlöe.

- Claro que sí. Ello fue un hecho inevitable cada día en que me despertaba y miraba hacia mis extremidades enyesadas. Náuseas, escalofríos y mucho miedo me provocaban con su odiosa presencia.

- ¿Cómo lo supuraste?

- Eso fue gracias a mi fisioterapeuta. Ella, además de haber hecho un trabajo inigualable con mi recuperación física en tiempo récord, es quien me rescató de caer en las profundidades de la depresión. Ella fue la amiga que yo no merecía en esos tiempos difíciles, pero sí la que necesitaba.

Terminé pronunciando a viva voz aquel pensamiento que dio un brinco de coraje desde lo profundo de mi corazón hasta mis labios. Jamás se lo dije a Chlöe, pero sin querer lo acabo de confesar ante televisión internacional. Solo me faltó revelar que somos novias. ¡Cuando me arrebato de emoción, los secretos brotan sin parar de mi boca!

Puedo jurar que la mirada de Alejandra cambió del deseo a una de celos apenas sonreí al evocar las mejores experiencias que he tenido al lado de mi alemana. ¿Será tan obvio para todo el mundo deducir que estoy enamorada con solo observar a mis gestos?

No seré tu PrincesaWhere stories live. Discover now