36. Siempre Sucede...

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Habíamos vuelto a hacer el amor más de una vez durante toda la tarde más hermosa de mi vida. ¿Hambre, cansancio, un respiro quizás? ¡NO! Nada de eso se nos hizo conocido mientras estábamos perdidas entre nuestros desafiantes abrazos y apasionados besos salpicados de risas. Fue tan gracioso que el deseo de seguir materializando nuestro amor era tan fuerte e irresistible que apenas abandonamos la cocina, tuvimos que hacer una larga parada en los sofás de la sala. ¡Sí! Resultó ser un suplicio el solo llegar a mi habitación para continuar con el océano interminable de cariños, suspiros y muchos gemidos evocando nuestros nombres a la par que los corazones explotaban de éxtasis.

Una húmeda capa de sudor me cubría por completo y ni qué decir del escaso aire que lograba respirar a través de mi boca. Casi sin energías me eché sobre la tierna piel de Chlöe que compartía casi los mismos rezagos de "travesuras" que la mía.

¡Había sido tan emocionante!

Me sentí una misma con ella cada vez que los movimientos sincronizados de nuestros cuerpos nos hacían explotar en goce de una manera indescriptible. He "muerto" tantas veces gracias a mi novia que en cada nueva ocasión se me hacía aterrador no tener un orgasmo superior al anterior. ¿El placer tiene límites? Estoy empezando a creer que no, ya que para el amor no los hay. Y yo no tengo sexo con Chlöe, sino que juntas hacemos el dulce amor.

Nos dimos un pequeño pico sin apenas separar los labios, una sonrisa se esculpía de nuevo en nuestras bocas y sabíamos que no era momento para detenernos por más exhaustas que estuviésemos. Quizá solo estamos recuperando el tiempo perdido desde que nos enamoramos. No seguí pensando en razones, así que con su implícito permiso descendí a través de las llanuras de su torneado cuerpo hasta sumergir mis besos en su tórrida hendidura. Alcé la vista para encontrarme con su exquisita expresión de placer: ojos cerraditos con fuerza y sus dientes clavados en sus labios mientras la volvía loca con mis travesuras húmedas.

Mi placer se disparó al sentir el jalón en mi cabello a través del forzoso tirar de sus dedos. Sí, recuperé el control de mis travesuras desde hace un buen tiempo -aunque ella sabe qué cuerdas tocar para volverme en una gelatina-. Mi boca abandonó el ardor de su clítoris y saltó a darle unas pequeñas mordidas a sus muslos, sus grititos me electrificaban al sonar tan sensuales, además de los espasmos frenéticos de sus piernas que muchas veces terminaban con sus pies golpeando contra mis vértebras.

¡Descubrí que me encanta hacerla sufrir de placer!

Jugueteé con mis afiladas uñas en el interior de su sexo, mientras que mi otra mano volvía a recorrer el contorno de su recortado monte de venus en forma de un corazón. ¡Jamás me lo hubiese imaginado de ella! Luego de verla desnuda y recorrer cada centímetro de su cuerpo, entendí que la Chlöe seria y adicta al trabajo solo es una faceta de su personalidad. La otra mitad está desbordada de pasión y travesuras que ni yo misma me atrevería a probar.

Ninguna de mis princesas tuvo este efecto en mi corazón: adicción. Si fuese por mí, no volvería a salir de la cama mientras tuviese a mi novia. Alejadas del mundo, de los problemas, solamente las dos juntitas amándonos para siempre.

- Paula... hazlo... no me... hagas suplicar... -murmuró entre jadeos cada vez más difíciles de contener-

El calor entre las dos era insoportable, pero ello se multiplicaba cada vez que pronunciaba mi nombre con tanto deseo que oleadas de delicia revoloteaban en mi vientre. Le dediqué un último suspiro antes de acelerar el movimiento de mis dedos entre sus mojados muros que se ceñían con desespero a mi intrusión. Bastó con besar su palpitante centro de placer para hacerla estallar. Allí se desató una tormenta de fuego que al instante se extendió en toda nuestra piel. Sentí cómo el orgasmo la sacudía desde la punta de sus pies hasta el último de sus cabellos castaños. Me apresuré a abrazarla para quizá así fundir de una vez y para siempre nuestros pechos y corazones.

No seré tu PrincesaWhere stories live. Discover now