40. ¿Cuánto te amo?

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Capitol Hill

¿Cuánto te amo...?

Difícil pregunta, preferiría empezar por algo más sencillo de explicar y desfogar parte de mis sentimientos de los últimos días lejos de ti. Sí, ya sé que te escapaste a Colombia todo un fin de semana.

Dime, ¿cómo sigo soportando tus sonrisas? ¡Lo único que anhelo es verte experimentar una dosis del dolor que circula por mis venas cada noche! Tu maldita felicidad reflejada en las fotografías que publicaste en los últimos días en tu cuenta de Instagram es una provocación. No te bastó con decirle a mi mamá que yo te acosaba y que tenías mil problemas por mi culpa. ¡NO! Ana Paula Córdova querías que recordase lo miserable que ha sido mi vida desde un principio y restregarme en mi cara que tú lo tienes todo: belleza, fama, amigos y amor. ¿Y yo? Ni mi madre se atreve a dirigirme la palabra luego de que discutimos por culpa de ella. Mientras que mi papá ahora me ve como un bicho raro a la que le gustan las mujeres.

Mi vida se volvió en una verdadera mierda desde que apareciste. Tomaste lo mejor de mí para hundirlo en la más espesa de las oscuridades y así jamás poder escapar. ¡Fue apropósito! De eso no tengo duda alguna porque desde el principio supiste que con ser amigas no me bastaría. Nunca te miré con amistad sino con el amor que estuve guardando en mi corazón todos estos años a la espera de una chica como tú.

Lo que más me amarga es que aún siento muchas cosas por ti. ¿Sabes? Podrías perdonarte con un solo beso que me des sabría que también me amas. Pero tú eres quien lo hace todo difícil e imposible. Cada una de mis lágrimas son en tu nombre porque te amo más que a mí misma. ¿Por qué yo no te gusto? ¿Qué tengo de malo? Hasta hace un tiempo creí que no estaba a la altura de las actrices o modelos con las que te gusta divertirte, pero cuando deduje que te gusta esa perra de tu fisioterapeuta, supe que el problema era yo. ¿Acaso estás ciega? Esa tipa no me llega ni a los talones si hablamos de belleza. Empezando por su piel, ¿acaso no eras fan de la perfección estética? ¡Qué diablos haces con esa zorra con manchas blancas por toda la cara! Tengo mucho mejores curvas y los ojos más hermosos que podrás ver en tu vida. En fin, soy infinitamente más guapa que ella. Yo debería ser tu novia ¡y no Chlöe Müller!

Sí, hice mi tarea y sé muy bien quién es tu fisioterapeuta alemana. No tiene ni una pizca de glamour o algo que la haga "diferente" al resto. ¡No! Por más que le dé vueltas y más vueltas, mi mente no logra idear una respuesta coherente a tu rechazo. ¿O acaso te gusta que te ruegue? ¡Sí! ¡Podría ser eso! Quizá estos problemas familiares son una prueba más para nuestro amor. La alemana solo es para desafiar a mis celos, ¿no? Apuesto a que cuando yo gane el campeonato nacional y salga del agua, me recibirás con un beso en los labios. Estamos hechas la una para la otra, Ana Paula, de eso no tengo duda alguna.

Te juro que no me interesa que hayas sido la amante de mi mamá. ¿Cuál es el problema? Fuiste tú quien terminó con su relación. Nunca olvidaré ese anochecer en que mamá volvió llorando a casa y se ocultó en su habitación hasta la cena. Cuando le pregunté qué le sucedía, me mintió con que una amiga suya había tenido un accidente y por estaba así. ¡Bah! Soy demasiado inteligente para no ver la verdad de las cosas. Rompiste con ella para que podamos ser novias, todo estaba listo para ello, una vez que te recuperaras de la lesión tendríamos miles de citas. Las revistas se pelearían por tener la exclusiva de nuestro noviazgo. Juntas seríamos como una lluvia imparable... pero Chlöe tenía que aparecer para arruinarlo todo.

Ella es el gran problema. ¿Y si desapareciera de la ecuación? Lo nuestro se arreglaría más rápido de lo pensado. Tu corazón extraña al mío cada noche antes de dormir, aquí lo siento, amor, yo tampoco puedo dormir pensando en lo felices que seremos dentro de poco. Déjamelo a mí, tengo un plan perfecto que pronto conocerás. Sé que eres demasiado buena persona para romper con la alemana, así que te haré ese favor de una vez y para siempre.

No seré tu PrincesaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant