43. La Noche más Brillante

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¿Cuántas veces fui yo quien no quiso una relación con Ana Paula? Ser amigas, o muy buenas amigas, era más que suficiente porque siempre tuve miedo de ser otra de sus princesas. Ella me utilizaría, se aburriría y me cambiaría por la siguiente. Sin embargo, ello cambió el día en que le pedí que sea mi novia, cuando compartí mis pesadillas y sueños a su lado, pero en especial en el momento en que mi corazón se daba una última oportunidad de aceptar la felicidad en el amor. Es más fácil pensarlo que hacerlo, ¿no? Me creí invencible frente al mundo. Tener una relación pública con alguien tan mediática como una Influencer no debería afectar mucho. Además, he sido prometida de una estrella de fútbol, mi vida no tenía que ponerse de cabeza.

Jamás odié estar tan equivocada como esta noche. ¿Por qué negué que eres mi novia? No lo sé, no lo sé... Quizá no he llorado suficiente sangre para ser bendecida con la respuesta. La única verdad es que actué como una cobarde que veía al amor de su vida quebrarse por dentro, y no me atreví a salvarte mientras me suplicabas con el silencio de tu mirada que solo tomase tu mano.

¿Por qué lo hice? ¿Cuál era el problema con que Samantha y su esposo lo supiesen? Te traté como a una completa desconocida que podría haber chocado en la calle. Los labios me escocen de dolor desde que te llamé "señorita Córdova", luego del sinfín de veces que te recitaron en forma de "amor, amorcito". ¿Qué derecho tuve para traicionar a tu corazón? No necesito preguntarte qué cosas pasaron por tu mente durante más de una hora en que fuimos un par de extrañas compartiendo la mesa. Yo tampoco entiendo hasta qué punto tenía decidido "esconder" nuestra relación frente a los ojos del mundo. Es gracioso y doloroso que las cosas terminasen de la peor forma así haya tomado cualquier otro camino desde el instante en que te pedí que lo nuestro no podía ser público. Mi egoísmo terminó por envenenarme sin que me diese cuenta, recién cuando el daño está hecho, soy consciente de mis errores.

Nunca quise ser otra de tus princesas... Y lo único que esta noche te demostré fue que tú eras mi princesa. Yo era la que tenía una aventura contigo, mientras tú fuiste la tonta que se enamoró de alguien que acababa de salir de un compromiso de años.

¡Maldita sea! ¿Acaso estarás pensando así de mí? Se me eriza la piel ante esas ideas que estarían más que justificadas luego de romperte el corazón.

Entrar a nuestra casa y no encontrarte me duele infinitamente más que recibir tus reclamos. Al menos, en el segundo caso, tus heridas se volverían parte de las mías, sufriría a tu lado, pero la oscuridad de esta noche se torna solitaria para mi alma. No hay mejor castigo que ese, ¿no lo crees? Es por esa razón que no te llamo: no merezco que derrames más lágrimas. Sin embargo, soy más débil de lo que intento parecer. Entrar a nuestra habitación es suficiente para que mis piernas se deshagan en terremotos, pego mi espalda a la gélida pared para evitar caerme y quebrarme en el desesperado llanto que estoy conteniendo desde hace horas. El ahogo del vacío que dejas en mi vida es insoportable porque a donde sea que mire todo me recuerdo a ti. Las noches en que hacíamos el amor, los besos que nos regalábamos y despertarme antes para solo admirar la fragilidad de tu ser son demasiado intensos para acostumbrarme a vivir sin ellos.

- ¡¿Qué hago?!

Chillo a la nada. Arrodillada. Cubriéndome el rostro para evitar ver los recuerdos que reviven en cada centímetro de la habitación. ¿La sala, la cocina, el jardín? Qué importa a donde huya, tú sigues sonriéndome con el mismo nivel de amor que siempre. Sí, al menos tengo la suficiente madurez para no echarle la culpa al destino por volver a caerme. Esta noche he sido la única responsable de "darnos un tiempo", lo cual nunca resuelve los problemas, solo los exacerba hasta un punto sin retorno.

¿Estarás de camino a California? ¿O fue cierto lo del viaje a Londres? Alarmaría a tu familia si llamo a preguntar si te están esperando en Santa Bárbara. Ojalá esté equivocada con la segunda opción porque ello implicaría no vernos en casi tres semanas. No estoy dispuesta a enfrentar ese escenario.

No seré tu PrincesaWhere stories live. Discover now