WITCH SWAN| H.p y Crepusculo.

16

—¡CAPÍTULO DIECISÉIS!
El chico olvidado.

Lukas miró con sus curiosos y esperanzadores ojos a la chica frente a él. Siempre contamos la historia desde el punto de vista de la chica sin memoria, pero... ¿Y el chico olvidado?

Lukas había despedido a la chica en el aeropuerto, había sido la última vez que la vio, alejándose subiendo al avión. Él no sabía que no iba a tener noticias de ella por más de un año en el que se iba a dedicar a los primeros ocho meses a esperarla con ansias y los siguientes a vagar como un zombie por la casa, sintiéndose de alguna manera vacío.

Por eso mismo al vampiro no le había molestado empezar a ser más valiente con sus sentimientos cuando la volvió a ver.

Porque los había reprimido por tanto tiempo que le ardía el pecho, una sensación tan humana que asustaba.

Saber que no lo recordaba había sido el dolor más grande que se había llevado, una bofetada. Porque si Harper, si su Harper no lo recordaba, no valdrían nada los días en los que él no recordó la existencia del sol y solo conocía el interior de su mente: todo el día razonando y ejecutando escenas junto a ella, escenas de ella.

Preguntándose si algún día iban a escuchar juntos a Kurt Cobain, si la iba a observar por primera vez  disfrutar de un desayuno al otro lado de la cama o si iban a poder bailar bajo la lluvia, sabiendo que luego él tendría que cuidar de que ella no se enferme de gripa, y no le molestaba, para nada.

Sonrió imaginando todo eso, mirándola, parada con su delgada silueta y de pequeña estatura, con su mirada perdida, dispersa e inocente, sus ojos color chocolate lo llamaban al manjar que en sus años de vampiro nunca había podido disfrutar, con esa pálida y blanca piel que solo pensaba en acariciar, para comprobar si era tan suave como se veía y ver su piel enrojecerse ante su tacto frío. Su cabello más largo que la vez que la conoció caía por su espalda, le encantaba ese marrón oscuro con sus labios rosados también oscuros. Le encantaba ella.