Capítulo 45

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Por fin vuelve a narrar Amoos de nuevo!

Espero que os guste este capítulo de tres páginas.

Mañana subiré las preguntas y respuestas del especial 5000 likes.

También quería anunciarles que ya queda menos para el final de esta historia. Mañana aclararé este punto en el especial 5000 likes.

Enjoy!!!!!

Amoos

Tras dejar de Débora en su casa, y comprobar que el jovencito rubio no se le acercaba demasiado, me fui a la mía. Me pasé la mayor parte de la noche mirando al techo inquieto. Tras unos pocos minutos contando las vigas del techo, me di cuenta que aquella noche sería una de esas donde no podría conciliar el sueño. Suspirando en señal de derrota, me senté en la cama y cogí el móvil de la mesita de noche para mirar las redes sociales. No intenté buscar a Débora en el Instagram, Tik Tok, Youtube, o cualquier otra aplicación porque sabía que no encontraría nada. Hacía ya casi dos meses que David movió cielo y tierra para encontrarla. Recuerdo a la perfección mi desesperación al ver cómo, a medida que los días iban pasando, mi beta no era capaz de encontrarla. Pero un día la suerte decidió ser benevolente conmigo y la diosa de la fortuna torno la balanza en mi favor. Aquel fue el día que atravesé las puertas de aquel pequeño bar, con el corazón latiendo sin control en mi pecho. Antes de ir al local en su busca, David buscó por todas estas redes sociales y no encontró absolutamente nada de ella. Ni un comentario, foto o video. Nada. Como si se tratase de un fantasma. Ahora entendía el porqué

Saliendo de la aplicación en la que me encontraba, abrí la galería de fotos. En ella solo había tres carpetas: una dedicada a mis negocios, otra dedicada a mi familia, y la última de ellas dedicada a ella. La carpeta de Débora no tenía muchas fotos, de hecho tenía solo cinco. Estas eran fotos furtivas y robadas, tomadas en aquellos instantes donde ella pensaba que no la observaba. La primera de ellas era una imagen de ella trabajando en el bar. Una sonrisa se me escapó al recordar el momento. Fue justo después de que le comentará lo maleducado que era poner los ojos en blanco. Se encontraba tras la barra del bar preparando mi pedido, con las mejillas sonrojadas por la vergüenza, el pelo recogido y la mirada fija en lo que estaba haciendo. La siguiente fotografía era una de nosotros dos en el paseo junto al río Shannon. Recuerdo a la anciana que nos sacó la foto. Esta no dejaba de sonreír y comentar lo buena pareja que hacíamos. Honestamente jamás me había caído mejor una desconocida... En la imagen Débora miraba a la cámara sonriendo mientras unas de sus manos estaba en mi bolsillo. Yo sin embargo estaba mirándola a ella. Siempre la estaba mirando. Las dos siguientes las había sacado en el mismo momento. En ellas se podía ver a Débora ensayando. Se veía tan grácil y elegante. Finalmente, la última de las imágenes era, una instantánea del día que me pude quedar a dormir a su casa. La había sacado mientras ella miraba la televisión. Una sonrisa traviesa colgaba en sus labios, y la luz del atardecer se colaba por la ventana logrando que su cabellera brillase. Casi parecía que su pelo iba a convertirse en fuego. Rememorando todo lo que habíamos vivido, me lamenté no tener más fotos de ella.

Sorprendentemente, acabé consiguiendo dormir. Lo hice a las tantas de la noche, por eso, cuando el despertador sonó por mi habitación vacía, solté un gruñido. A medida que me anudaba la corbata de mi traje mientras bajaba las escaleras, mi humor fue mejorando. Hoy era un gran día. Mi Débora iba a hacer su prueba. Tras saludar a Larisa, la cual corría de un lado para otro de la mansión organizando los preparativos para la fiesta, cogí mi moto y fui hacia la Academia. Por suerte las audiciones para los finalistas masculinos no eran hasta la tarde, así que podría pasarme por la prueba de Débora y verla bailar. Al llegar me sorprendió ver que en la sala solo se encontraba Sharon. Esta con una sonrisa diabólica en su cara, logró ponerme los pelos de punta y ponerme en tensión. Prestando atención a los murmullos de la gente tarde poco en comprender lo que sucedía: Débora no se había presentado. Sospechando que no era una casualidad, traté de acallar las voces que me rodeaban y centrarme en encontrar la voz de Débora. Segundos después la capté. Esta jadeaba y tenía el corazón latiendo desbocado. Tan nerviosa estaba que pasó delante mía sin siquiera darse cuenta de mi presencia. Frunciendo el ceño me fije en la reacción de Sharon al ver entrar a Débora. Ni un músculo de su rostro se movió. Por el rabillo del ojo vi como su madre apretaba los puños y la mandíbula.

La Perdición del Lobo [1] ✔Where stories live. Discover now