Capítulo 57

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Lo siento.

Amoos

Estar en mi casa las horas antes de una gran celebración era ser masoquista. Si pudiese ir al infierno en esos momentos, estoy seguro de que me sería más placentera la estancia. Escondido desde mi despacho, podía oír a la perfección cada uno de los gritos por parte de mi hermana, Tatiana y mi madre. David sentado junto a mí frente a la chimenea de mi despecho, cerraba los ojos a cada grito de su mujer. Vaso de whisky en mano pasamos aquella horrorosa mañana.

Pero Anabel no era la única nerviosa. Sin saber el porque, me encontraba preocupado. Aquella noche no había podido conciliar el sueño. Supongo que se debía a la ausencia de mi chica.

-Bueno Amoos, como te decía- continuo David hablando tras uno de los gritos de su esposa- He dedicado las últimas semanas a investigar a Sharon y al tal Arthur. De la primera lo único destacable que hemos podido encontrar ha sido que la semana después del suceso estuvo en el hospital. Por lo visto estuvo en la habitación frente a aquel joven llamado Alan.

-¿Al que encontraron muerto en la cama del hospital? -pregunté mientras daba otro trago a mi vaso.

-El mismo. La autopsia decreto que murió de un paro cardíaco, pero no explican el que se lo produjo. Estaba más que sedado aquella noche. -comentó extrañado David mirando los papeles en su mano- No me explico que podría haberle sobresaltado tanto como para que su corazón dejase de latir

-Habrá que indagar más en esa dirección. Sigue manteniendo la vigilancia sobre Sharon -le dije mirándole- Esa chica no me da buena espina. Algo oculta Ahora hábleme sobre Arthur. ¿Qué has podido descubrir? -sin darme cuenta mi mano se cerró con fuerza sobre el vaso.

-Ex jefe de policía. -empezó mi beta mientras bebía de su copa- Le dispararon durante un caso y lo tuvieron que relegar. Su mujer, Catherine, ex profesora de música. Dejó de trabajar tras quedarse embarazada. Poco más sabemos de ella. Desapareció, sin dejar rastro, hará ya unos catorce años.

-Si, lo se. -dije asintiendo con la cabeza- ¿No han podido encontrarla?

-Tenemos una posible localización en Canadá. Se trata de un apartado de correos, pero esta información es de hace casi cinco años. No sabemos con certeza si sigue por la zona, pero seguimos buscando Amoos. -me calmó mi amigo.

-Gracias. -agradecí sonriéndole- Quiero que me mantengan informado que cualquier novedad. ¿Qué más sabéis del padre?

-Según lo que hemos podido encontrar cambia de trabajo y de ciudad constantemente. Lleva pegando tumbos por toda Inglaterra desde hace casi cuatro años... -suspirando cerré los ojos. Aquella rata estaba tratando de encontrar a Débora. No iba a permitir que eso pasará. Me daba igual que pudiera o no tener buenas intenciones. Jamás dejaría que se volviera a acercar a ella. Me alegraba saber que, por suerte, no andaba cerca- Hará un mes y medio que cambió de Reino Unido a Irlanda -al instante la copa de cristal se hizo añicos en mi mano- ¿Qué sucede? -me preguntó alterado David viendo el desastre que había causado. Mis ojos se tiñeron de rojo, señal que mi lobo quería hacerse cargo de la situación.

-Ese malnacido no debe encontrarla. -grité furioso mientras me levantaba del sillón y empezaba a caminar por la sala- ¿Última localización?- con prisas David empezó a revisar los papeles que tenía frente a él. Podía notar su tensión. Nada más encontrar la hoja de papel que estaba buscando la empezó a leer rápidamente. Noté como tragaba saliva antes de separar su mirada del papel- ¿Y bien?

-Limerick. -cerré los ojos con fuerza y sin poder contenerme, golpee con fuerza, la pared que tenía al lado- Hace ya más de una semana que está aquí Amoos.

-Quiero que todo el mundo, que cada uno de los guardas, tenga una fotografía de él. -con la mirada perdida en el fuego y los puños apretados por la impotencia, seguí dando órdenes- Lo quiero muerto. ¿Me has entendido? Quien lo encuentre, me lo traiga. -con los ojos rojos y la mente nublada por la sed de venganza, salí de mi despacho con David siguiéndole los talones- Quiero mirarle a los ojos y hacerle sentir todo el dolor que le hizo sentir él a Débora.

Que Dios y el Diablo se apiaden de él, porque yo no tenía pensado ser benévolo.

.

Mañana estoy de torrada y fuera de casa todo el día, pero el lunes subo nuevo capítulo.

Os quiero!

La Perdición del Lobo [1] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora