Capítulo 59

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Quiero que me digáis con sinceridad que os parece este capítulo. Necesito que sea perfecto.

Espero que cumpla vuestras expectativas.

Amoos

Algo no anda bien. Podía notar la tensión en sus hombros. Toda ella era un manojo de nervios mal disimulados. Durante un momento pensé que había descubierto que había estado indagando en su pasado. Sabía que eso no le haría ni puta gracia. Mientras terminábamos de subir el último tramo de las escaleras, comencé a rezar. No me quedaba otra opción. Tras cerrar la puerta de mi habitación tras ella, vi como su cabecita se debatía por qué debía decir. Sin querer interrumpir su tormenta de pensamientos, me senté en la cama y le di el espacio que necesitaba. A pesar de que tenerla lejos de mí dolía, tenía que portarme bien si no quería perderla.

-¿Qué eres? -la pregunta rompió el silencio que se había establecido entre nosotros. Su pregunta me pilló desprevenido. Sin saber a qué se refería, me levanté nervioso de la cama para acercarme a ella- Te he pedido, qué diantres eres. -sin saber cómo reaccionar abrí la boca, pero no me atreví a pronunciar palabra- He visto el video Amoos.

-¿De qué estás hablando Débora? -pregunté completamente perdido. Algo dentro de mi, sabia de que estaba hablando, pero quería que ella lo dijera. Podía notar su miedo. Alejada de mi, y pegada a la puerta, Débora evitaba mirarme- ¿Qué sucede amor? -al instante, como si mis palabras le hubieran picado, levantó la mirada.

-Te estoy hablando de la grabación de lo que pasó aquella noche Amoos. -no hizo falta que dijese nada más. Sabía perfectamente a qué noche se refería.- Tú tú cara -desde donde estaba vi como me señalaba confusa- Tus ojos no eran humanos, Amoos. ¡Eran rojos! Y luego tenías unos colmillos no se yo -inconscientemente di un paso hacia su dirección. Necesitaba abrazarla. Quería calmarla y contarle todo lo que quisiera. Ahora mismo su respiración estaba descontrolada y su corazón parecía que fuera a estallar- ¡No avances! -me gritó dando un paso atrás quedando pegada a la esquina- Por favor - me suplico- Dime la verdad, eres un

-Si. -le interrumpí serio- Soy un hombre lobo, licántropo, cambia formas... o como prefieras llamarme. -los ojos de Débora, a pesar de que ya sabía la verdad, se agrandaron sorprendidos- Por favor Débora -dije suavemente extendiendo una mano en su dirección- Por favor pídeme lo que quieras. Déjame que te expliqué todo. -poco a poco pude ver como se iba tranquilizando. Agradecido, suspiré aliviado al ver que no había huido como creía. Abrazándose a si misma, y rechazando mi mano, avanzó un poco hacía mi dirección. A pesar del dolor que sentía por su lejanía, no tenté a la suerte y baje la mano.

-¿Cómo... ? ¿Porqué ? ¿Cuándo ? -confundida, se sentó en la cama. A un metro de ella, me apoye en la pared sin dejar de mirarla.

-Nací así. -le expliqué sonriendo- Los hombres lobo normalmente solo son por nacimiento. -respirando profundamente continúe- Nací hace más de 500 años. -pude notar como Débora se aguantaba un grito de sorpresa- Lo sé, lo sé soy una momia. -dije poniendo los ojos en blanco nervioso. Sentándome en el suelo, apoyé mis codos en mis rodillas- Soy el alfa de la manada Raksha...-nada más oír la palabra, Débora ladeo la cabeza llena de curiosidad- El alfa, es así como el jefe.- le expliqué.

- ¿Puedes transformarte en lobo? -me preguntó mientras subía las piernas a la cama.

-Si. De hecho -empecé a decir.

-¡No! -exclamó alterada al recordar- ¿Ese pedazo de lobo negro eras tú? -llevada por la sorpresa, se había levantado de la cama, y se había puesto de rodillas frente a mi. Al darse cuenta, se separó un poco.- Por poco no me matas aquel día -murmuró enfadada.

-Sí, verás -mascullé avergonzado mientras me rascaba la nuca. No era el mejor de los ejemplos para tranquilizarla- No estaba intentando matarte, solo asustarte para que te alejarás del bosque.

-Pues enhorabuena. Lo conseguiste.- me dijo conteniendo una sonrisa- ¿Qué más puedes hacer? -sin querer desaprovechar esa oportunidad de acercarme a ella, en menos de un segundo, la cogí en brazos y la senté sobre mis piernas- Pero ¿qué?

-Olfato, vista, oído, velocidad, fuerza, destreza entre otras cosas. -le dije mirándole a los ojos. Estaba tan cerca. Si me movía un poco sabía que podría besarla. De repente, dejo de sonreír. Lentamente se bajó de mis piernas. Podía notar como poco a poco volvía a construirse un muro entre ella y yo.

-¿Fuisteis vosotros los que mataron a todas esas personas del bosque? -enfadado por la acusación me levanté.

-¿Qué ? ¡Por supuesto que no! ¡No soy un asesino! -respondí indignado- Aquello fue obra de los vampiros. -expliqué frustrado dando un tirón de mi cabello- Nosotros nos encargamos de protegeros de esos monstruos. Nosotros no matamos a gente. -le dije cogiéndola de los brazos.

-Amoos, te he visto matar a cinco hombres. -al instante cerré los ojos.

-Aquellos no eran hombres. -le dije. Podía notar como poco a poco mi enfado y frustración aumentaban- Después de lo que trataron de hacerte... aquello fue un regalo. -podía notar que estaba perdiendo el control. Necesitaba calmarme, pero me era imposible. ¿Cómo podía compararme primero con los vampiros y luego con aquellos despreciables?- Se merecían sufrir más, Débora. -le confesé mirando a sus ojos ámbar- Pero créeme, no cometeré el mismo error con tu padre, yo

-¿Mi padre? - en ese mismo instante supe que la había cagado. Sin saber dónde meterme y preocupado por perder el control, opté por quedarme callado y calmarme- ¿Qué diablos pasa con mi padre Amoos? -me chilló furiosa acercándose a mí- ¿Qué cojones ibas a hacerle, eh? ¿Qué te hace pensar que matarlo o torturarlo es mejor? ¿Te crees que toda la mierda que he vivido desaparecería sin más? -las lágrimas caían por sus mejillas- Dices que no eres un monstruo pero no veo porque eres mejor que ellos, Amoos. No quiero volver a la vida llena de violencia que tenía. No pienso permitirlo. Si realmente piensas en vengarte ¡Adelante! Pero quiero que sepas, que no me quedaré para ver cómo te conviertes en lo que más odio. -sin pensarlo la cogí de brazo y la acerqué más a mí para besarla y acallar sus palabras crueles- ¡Suéltame! -ignorando su grito, y desesperado, volví a besarla. Durante los primeros segundos golpeo mi pecho llena de ira, pero después de devolvió el beso. Fue uno lleno de rabia y con sabor a lágrimas. No quería perderla. No quería.

-Débora -le supliqué, con los ojos cerrados, una vez que estuvo más calmada- Perdóname por favor. Si tú me lo pides, no le haré nada. -le prometí, muy a mi pesar- Te lo juro Débora. -besando sus mejillas trate de quitar las lágrimas que le quedaban- No le tocaré un puto pelo a ese desgraciado. -escupí con rabia- No me dejes, Débora. Por favor. Eres mi vida. -le confesé- Te quiero, Débora.

-Lo se. -me dijo sonriendo con tristeza- Yo también te quiero cariño, pero no pienso vivir en un bucle. No quiero más violencia.

-Lo se. Te lo prometo. Te quiero. -dije besando sus labios, mejillas, frente Por fin sabía quién era y me había dicho te quiero. A pesar de los gritos y lágrimas, estaba feliz. No se había ido. Dejando atrás la ira, Débora me cogió del cuello y me beso. La rabia que flotaba en el ambiente hace unos minutos, se había transformado en pasión. Cogiéndola en brazos la lleve a la cama. En menos de dos segundos estuve encima de ella. Esa noche, al fin sería mía.

-Te quiero Amoos Moore.

-Te quiero Débora.

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Para que luego digáis que soy mala...

Aquí esta el capítulo del martes! Nos vemos de nuevo el jueves!

Sinceridad chiquis!

La Perdición del Lobo [1] ✔Where stories live. Discover now