Capítulo 63

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Solo queda 1 capítulo más.

Amoos

El móvil no dejaba de sonar una y otra vez. Cada vez que miraba la pantalla, era el mismo número desconocido. Exasperado lo saqué, por enésima vez, de mi bolsillo listo para silenciarlo.

-No seas tonto, lo mismo es algo importante. -me dijo mi madre acercándose con dos copas en la mano.

-Bueno, tendrá que esperar hasta mañana. -le dije sonriendo mientras apagaba el teléfono- ¿Volvemos a la fiesta? -le pregunté mientras le ofrecía el brazo y cogía la copa que me ofrecía.

En aquel instante, no podía hacerme una idea de cuánto iba a lamentar aquella decisión...

Débora

-¿Débora? ¡Débora! ¿Qué sucede? -los gritos preocupados de Luca, me devolvieron a la realidad- Abre la puerta Débora. -siguió gritando mi amigo mientras daba golpes a esta. A pesar de sus gritos, apenas podía oírle. Toda mi atención estaba centrada en el loco sentado frente a mí.

Mi respiración empezó a acelerarse, más y más, por cada segundo que pasaba en la misma habitación con que él que era mi padre. De reojo no dejaba de mirar la puerta cerrada de mi habitación. Tenía que salir de allí.

Al otro lado de esta, Luca no dejaba de aporrear la madera y llamarme a gritos pero yo no podía hablar. Estaba en shock. Completamente paralizada de los pies a la cabeza por el temor que sentía. Con el corazón hecho un puño traté de calmarme, respirar profundamente y pensar. Necesitaba tranquilizarme si quería salir ilesa.

Frente a mí, sentado como un rey en su trono, estaba mi padre sonriéndome. No se trataba de una sonrisa amable. Era una psicótica, que transmitía miedo y locura.

Observando a mi padre, me sorprendió ver cuánto había cambiado en tres años. Estaba mucho más viejo, casi irreconocible con todas esas arrugas. Bajo sus ojos, se podían ver dos profundos surcos negros. Se notaba que apenas dormía. Solo me bastó verle dos segundos para saber que no había dejado de beber. Incluso podía ser que hubiera pasado a algo más fuerte que la bebida... Tenía el cuerpo demacrado. Se veía muy delgado. Era casi la mitad del hombre que vi por última vez, pero a pesar de su horrible aspecto, seguía temiendo cada movimiento suyo.

Nada más verle, mi primer instinto fue salir corriendo. Tratar de llegar a la puerta y abrirla antes de que llegase a mí. El problema de ese plan era, que no era posible. Sabía que si lo intentaba, llegaría junto a mí en menos de dos segundos y que lo lamentaría. Concentrada en buscar una escapatoria a la ratonera en la que me encontraba, no me di cuenta de cómo se levantaba de la silla y se acercaba a la ventana junto a esta. Sobresaltada me tensé, como un gato al verse sorprendido.

-No me lo has puesto fácil, cariño. - llevada por el instinto, al escuchar su voz, me encogí temblorosa. Odiaba sentirme tan indefensa. Tan débil...- Ha sido difícil encontrarte. -continuó hablando mientras miraba el bosque frente a él, con la mirada perdida, y manteniendo aquella sonrisa en su rostro. Con cuidado, me acerqué un poco a la puerta aprovechando la oportunidad- ¡Pero al final lo he logrado! -exclamó sonriendo mientras se giraba a mirarme. Sin saber que podía pasar, me limité a quedarme muy quieta mientras lo observaba toquetear todas las cosas encima de mi mesa- Tu madre también me lo ha puesto muy difícil -murmuró dándome de nuevo la espalda- pero ya me conoces Débora, cuando me propongo algo, no hay quien me detenga. -mientras me acercaba a la puerta, escondí mi móvil tras mi espalda.

- ¿Cómo -logré pronunciar con una voz lamentable y llena de terror- ¿Cómo me has encontrado? -le pregunté para distraerle y ganar tiempo. Luca al oír mi voz, volvió a golpear con rabia la puerta.

La Perdición del Lobo [1] ✔Where stories live. Discover now