Cap. 65

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/Narradora/

Severus rodó los ojos y Kasandra se movió para que el pudiese salir de estar a entre su esposa y el sillón, no se tomó el tiempo de ponerse sandalias o algún calzado, solo quería ir a ver quien era para matarlo por interrumpir su momento con su esposa, cuando estuvo frente a la puerta tomó su varita del recibidor y la puso detrás de su espalda, no se inmutó en ver por la mirilla de la puerta solo la abrió y grande fue su sorpresa al encontrarse a un viejo que tanto odiaba y que rondaba por su casa desde Merlín sabrá cuando con la esperanza de que su hijo lo escuchase, la cara de Severus pasó de sería a furiosa y sus pupilas se dilataron.

-usted solo busca que lo maten un día de estos ¿verdad? - pregunto iracundo el pelinegro.
- yo solo quiero que mi hijo me escuche- rogó el hombre
-Solo quiero que mi hijo me escuche- dijo aquel hombre de cabellos ya casi blancos, Severus alzó una ceja.
-¿y yo que voy a saber de su hijo? Que yo tenga entendido el aquí no vive, el único que se puede llamar hijo en esta casa es uno que esta haciendo sabrá Merlín que cosas en su habitación y ese es mío- soltó serio y sin expresión el pelinegro.
-Severus, por favor, dejémonos de esto y hablemos como dos hombres civilizados--el nombrado soltó una carcajada de ironía.
-yo ante mi tengo a un monstruo, no a un hombre y si me lo permite tengo que ir a darle un masaje en los pies a mi mujer, porque cabe recalcar que yo si se como tratar a una mujer--el pelinegro estaba por cerrar la puerta pero un pie se lo impidió y la puerta se abrió de nuevo con fuerza haciendo a Severus retroceder con brusquedad, el viejo estaba enojado por la actitud de su hijo, pensaba que lo había perdonado, las cosas no habían sucedido como pintaban, pero el seguía teniendo un temperamento explosivo a pesar de su edad, se acercó amenazante a él pelinegro y alzó su mano en un ademán de tomarlo por la playera que portaba pero el pelinegro sacó detrás de sí su varita y le apunto directo en la frente- ni un movimiento más o juro que te mataré, solo es cuestión de decir una palabra y tu cuerpo caerá sin vida a mis pies maldito muggle de mierda- el hombre trago ruidosamente y bajo su mano, Severus alejó un poco la varita mientras su progenitor salía de su casa despavorido, cerró la puerta con brusquedad y volvió a la sala dónde Kasandra lo esperaba para en el umbral de brazos cruzados sobre su gran y abultado vientre.
-recuerdame de ahora en adelante quitarte tu varita cuando ese hombre te quiera hablar, ya no quiero que tu temperamento amenace con mandarte a Azkaban o a la cárcel muggle- Severus frunció el seño al escuchar aquello- no quiero que tus hijos y yo tengamos que ir una vez al mes o una vez cada seis meses a visitarte en una cárcel- Severus entendió su punto.
-no volverá a pasar porque el no volverá a venir- dijo Severus relajando su voz a fin de cuentas ella no tenía nada que ver con el tema de su padre y no se estaba preocupando por el viejo si no por él, su esposo.
-Severus, viene a buscarte muy seguido, es igual de terco que tú y no se va a dar por vencido tan fácilmente, tienes que ser consiente de eso- el hombre iba a replicar pero ella le dejó con la boca abierta pues siguió hablando- además escuche algo de un masaje y eso me interesa muchísimo, mis pies me duelen como no tienes idea- expuso la mujer mientras caminaba a el sillón y se acostaba con un poco de dificultad en el, a Severus le encantaba aquello que ellos tenían, le encantaba ella desde poco después de haberla conocido, lo había defendido y cuidado a pesar de ser ella menor y ahora el lo hacia con ella, la protegía, la cuidaba y amaba de sobremanera, en esos momentos se daba cuenta que a pesar de que le había ido mal en parte de su vida la misma se lo había recompensado con lo que tenía ahora, amaba a su mujer, sus raros antojos, sus arranques de histeria, el como batallaba para sentarse o pararse pero eso no la detenía a nada, el como lograba dominarlo por más enojado que estuviera, que lo mimaba y curaba después de las reuniones de los mortifagos, que lo regañaba por desatender su lado de la cama y le decía "si tu quieres dormir en lo desordenado que sea de tu lado de la cama" frunciendo el ceño y arrugando su pequeña nariz respingada o cuando lo hacía abrazarla en invierno pues se ponía como un cubo de hielo, era simplemente el amor de su vida o más bien, su vida entera.
- ¿sabías que eres molesta maladita sabandija azulada? - dijo con una sonrisa dejando de lado el trago amargo de hace unos momentos, ella sonrió cuando Severus se sentó frente a sus pies y con sus manos agarro uno para comenzar a darle el prometido masaje que estaba disfrutando más que el sexo.
- ¿sabías que por más que renieges de mi jamás me podrás dejar? Te hice 4 hechizos muy poderosos- soltó Kasandra con una sonrisa.
-¿y cuales son aquellos hechizos? - pregunto Severus con interés concentrado en su trabajo.
-el primero fue el matrimonio, el segundo tiene nombre, se llama Severus Dimitrius Snape y los otros dos...-se quedó pensando, aun no sabía como le pondrían a sus bebés y según lo que le s habían dicho eran un niño y una niña- ¿como se van a llamar los otros dos? - Severus la miro a los ojos dandose cuenta que con Dimitrius para esa etapa del embarazo ya tenía un nombre.
- no lo había pensado, pero me agrada el nombre Berenice- Kasandra lo pensó y la verdad le convencía demasiado.
-¿qué te parece Eileen Berenice? - Severus la miro con sorpresa, no se esperaba aquello, más bien esperaba algo más como querer ponerle su propio nombre.
-¿le quieres poner como mi madre? - pregunto Severus y ella asintió.
-no la conocí le debo el haberte traído al mundo, por otra parte no es como que le quiera poner mi nombre a la niña, si me gusta pero no se lo quiero poner, me convence más el que propuse ¿que dices? - Severus sonrió.
-digo que así se llamara mi princesa, Eileen Berenice Snape- Kasandra sonrió- para el pequeño me gusta Dante, suena imponente--Kasandra asintió.
- a mi Arcturus, por Regulus hizo mucho por la causa y era de mis mejores amigos, me gustaría rendirle homenaje de esa manera--el pelinegro lo pensó un poco y no tenía objeción, mientras no se le ocurriera ponerle Lucius, Abraxas, Jazba o Remus él no tenía objeción.
-Dante Arcturus Snape - pensó- suena bien.
-entonces así se llamarán.


****

-¿Cómo va todo Dimitrius?- pregunto un hombre con aspecto de serpiente caminando de un lado a otro esperando buenas respuestas del chico pelinegro, el chico estaba sentado en un cómodo sillón de terciopelo que tenía su tío Lucius en la biblioteca, hacía ya más de una semana desde la última vez que estuvo en presencia de ese mago oscuro.
-todo va de acuerdo al plan, le tome la palabra mi lord, la amiga de los Potter comienza a caer poco a poco, trato de darle detalles para que se de cuenta de que la estoy cortejando, el amigo pelirrojo y está chica van de vez en vez a mi casa y trato de sacarles la mayor información, pero por el momento solo me han dicho que la orden del fénix comienza de nuevo a reclutar y planear, claro que eso ya se lo dijo mi padre y mí tío Lucius ¿no mi señor? - dijo serio el pelinegro adoptando en su rostro frivolidad en sus facciones, Voldemort complacido con lo que venía haciendo su protegido hizo una mueca lo más parecido a una sonrisa, se acercó al chico y dio unas leves palmadas en su rostro.
-sabía que sería de utilidad que fueses un chico bonito Dimitrius, por el momento quiero que te concentres un poco más en la chica, si los Potter y Weasley no hablan, una tonta niña enamorada si lo hará- Voldemort saco su varita de aquella túnica que le arrastraba- lo prometido es deuda, así que saca tu varita- el hombre pensó un momento- aún eres menor, eso sería muy arriesgado- lo decía más para si mismo más que para el pelinegro- cambio de planes niño, seria muy estúpido de mi parte exponerte de esa manera, para todos tienes que seguir siendo el mismo chico, tal vez un poco más dulce, serás como mi dulce envenenado- el niño asintió- iremos al patio.

Ambos salieron de la biblioteca con rumbo al patio de la mansión Malfoy, Voldemort no contaba con lo que pasaría en aquel patio en unos momentos, no sabía de lo que estaba a punto de darse cuenta.

La Copa De La Vida  [Severus Snape]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora