Cap. 72

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/Narradora/

Dimitrius abrió los ojos de una debido a un fuerte dolor en el brazo, parte del cuello y pecho, la reacción del chico ante lo que le estaban aplicando fue soltar un grito desgarrador, que estremeció a Minerva y a Charithy, quienes en ese momento (debido a la falta de enfermera) trataban de sanar lo mejor que podían las heridas del muchacho.

-tranquilo señor Snape, si se mueve el dictamo no podrá hacer su trabajo- dijo Minerva para tratar de tranquilizarlo, el chico solo respiraba agitado.
-¿Q-qué pasó? - pregunto haciendo una mueca de dolor, si bien aún ardía como los mil demonios ya no estaba desprevenido como para volver a gritar.
-se desplomó en pleno pasillo muchacho- hablo la profesora de estudios muggles.
-¿qué hacía tan tarde fuera de su dormitorio?- pregunto la profesora de transformaciones, con un tono preocupado pero severo.
- e-estaba cumpliendo un castigo- dijo el pelinegro regulando su respiración.
- ¡por Merlín! - soltó con terror tapándose la boca la jefa de Gryffindor.
-¿fue algún profesor quien le hizo ésto? - pregunto la profesora de estudios muggles, Dimitrius negó.
-no exactamente, me excedí para no dejarme humillar- refunfuño el pelinegro, quien ya había ubicado donde se encontraba, estaba en la enfermería. Escucho a Minerva maldecir por lo bajo.
-Slytherin tenías que ser Severus--sentenció la mujer de gafas, sintió como cuando el padre del chico estaba en su época estudiantil, eran casi iguales, siempre tratando de defender su orgullo por sobre todo - de tal palo tal astilla- y que decir de la madre del muchacho, siempre metida en líos y a veces cumpliendo algún castigo también a deshoras de la noche, no cabía duda que el primogénito de los Snape era una mezcla entre ambos, era un Severus Snape y una Kasandra Robinson corregido y aumentado. Aunque a final de cuentas esos dos Slytherin algo rebeldes y que más de una vez habían estado castigados por ser encontrados en algún salón de clases vacío teniendo un acercamiento del tercer tipo, habían resultado ser más de lo que casi todos los profesores creían que serían, habían demostrado ser dos de los alumnos de su generación de los cuales todo Hogwarts estaba orgulloso, un matrimonio joven que no le importaba arriesgar por la causa y defensa de lo correcto, eran un par de personas dignas de admirar. Ella no esperaba menos de su hijo.
- yo nunca dejaré que pasen por arriba de mi, tengo un nombre y una casa que defender- dijo el muchacho mirando a la puerta para no mirar a las dos profesoras mirándolo con reprobación.
-¿con quien fue el castigo?- pregunto Charithy.
-Umbridge - respondió el pelinegro sin apartar la mirada de la puerta, que para su buena suerte se abrió dejando ver a una Poppy feliz, cansada y satisfecha, hasta que lo miro a él.
-¿ahora que hiciste muchacho? - pregunto acusadora la enfermera.
-decir mentiras, según la profesora de DCAO- dijo el muchacho mirando el techo, las tres mujeres se habían alejado para decir algo que no escucho, luego escucho como salían de la enfermería las dos profesoras.
-no hicieron mal trabajo, pero dejaron cosas al aire- dijo Poppy mientras revisaba a Dimitrius - necesitas una Poción reabastecedora de sangre, un ungüento para tratar de que no queden tantas cicatrices, vendas y una manzana- le dijo al chico.
-¿una manzana? - pregunto el pelinegro sin entender.
- no creerás que no será doloroso chico, va a doler y mucho, pero solo será por un momento, mañana puedes regresar a clases, pero esta noche te necesito en observación- Dimitrius trago saliva estruendosamente- tienes unos hermanos muy hermosos- al pelinegro se le fue el dolor a las enaguas de Merlín cuando escucho aquello.
-¿ya nacieron? - pregunto emocionado tratando de levantarse de la camilla, pero la mano de Poppy en su hombro herido lo hizo irse para atrás y ponerse pálido.
-tranquilo muchacho, no se van a ir de donde están- le recriminó divertida la mujer, mientras que con un leve movimiento de varita las cosas aparecieron.
-señora Poppy, tengo que ir, necesito conocerlos- decía el muchacho tratando de levantarse, pero una sustancia cremosa fue a parar a sus partes lesionadas- ¡Ay! ¡Poppy¡ ¿Qué no podía avisar? - recriminó sintiendo como si volvieran a quemar su piel y cerró los ojos.
-creo que ya no es tan necesaria la manzana- hablo concentrada en seguir aplicando el ungüento- además no puedes ir, no tienes permiso del director hijo, y aunque lo tuvieras, en tu estado llegaría primero tu brazo que las demás partes de tu cuerpo- Dimitriusa miro asustado- francamente no se como es que consigues estar tan seguido aquí, desde tu primer curso te tengo aquí por lo menos una vez al año.
-¿es que ya no te gusta mi presencia acaso?- la enfermera comenzó a poner las vendas, pero al escuchar aquello atino a presionar (no muy fuerte) su hombro haciendo al chico quejarse- ¡Ay! ¡Poppy ya basta! Pareciera que lo que quieres es que muera de dolor- la nombrada rodó los ojos.
-no sabes lo que es dolor niño, tu madre si experimento dolor y no la escuche quejar se por mi trato- la mujer lo hizo sentarse para ponerle la venda alrededor del pecho.
-es diferente.



La Copa De La Vida  [Severus Snape]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora