Capítulo ocho

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Anastasia simplemente no podía creer lo que sus ojos estaban viendo en ese momento.

Justo en frente de su casa había una hilera de vehículos mucho más costosos y lujosos que el vecindario en sí, estaban estacionados en ambos lados de la calle, sintió pánico cuando la sonrisa de Erick, cargada de un brillo particularmente malicioso, se dirigió hacia ella, lo que le confirmó el hecho de que estaba mucho más involucrado en la situación de lo que pensaba.

Por no insinuar que era directamente culpable.

— ¡¿Qué diablos es eso?!

Erick la miró como si no entendiera de qué estaba hablando, incluso cuando vio al grupo de hombre sacar todas sus pertenencias de lo que consideraba su hogar.

— ¿A qué se refiere? — Preguntó Erick, divertido.

— ¡Se están robando mis cosas, mi gato! ¡Ayuda, me están robando! — Su preocupación no hizo más que crecer al ver que todos los vecinos estaban observando tal espectáculo. — ¡Llamen a la policía!

— Ana... ¿Qué está sucediendo? — Preguntó una de sus vecinas, la más chismosa, por cierto.

Anastasia sintió como si la sangre estuviera a punto de hervirle con aquella pregunta, sin embargo, antes de poderle dar cualquier tipo de respuesta Erick se apresuró a interrumpirla.

— No sucede nada, señora, no se preocupe. Es solo mi prometida armando un escándalo porque está enojada, por favor no le tome atención. — Interrumpió él.

Ana palideció al sentir la mano de su jefe sobre su hombro.

— ¡Tú...! ¡Todo esto es obra tuya! — Le gritó, llena de cólera — ¡¿Se puede saber por qué están sacando todas mis cosas de mi casa?! ¡Esto es ilegal y no dejaré pasarlo solo porque seas mi jefe, imbécil! ¡Eres un hijo de...!

Él le cubrió la boca antes de terminar de arrojarle maldiciones a la cara.

— Vaya, al parecer mi prometida tiene un vocabulario muy florido, creo que necesitas corregir eso. — Erick siguió de largo cualquier réplica que pudiera salir de la boca de Anastasia tratando de contradecirlos. — Ya no vas a necesitar todas estas cosas viejas, en mi casa estarás mucho mejor ¿No es así?

Anastasia realmente no podía creer lo que estaba viendo y escuchando.

Justo en la entrada pudo apreciar la mueca que hicieron sus familiares en cuanto entró, le pareció algo extraño, naturalmente solo pasaban de ella, ni siquiera alzaban la mirada.

— Ana ¿Quién es ese hombre? — Preguntó Axel, su padre.

Pero Anastasia no tenía palabras para explicar lo que estaba ocurriendo.

— Señor y señora Wilde, mi nombre es Erick Russo. De verdad es un placer conocerlos al fin. — Erick hizo una movida para seguir de largo cualquier réplica que pudiera recibir de Anastasia, acercándose primero a sus padres y estrechándoles la mano.

Podía notar la sorpresa en los rostros de Lilian y Axel, incluyendo a su único hijo, Alexis. — ¿U-usted ese ''ese'' Erick Russo? E-el heredero de uno de los hombres más influyentes de todo el mundo... ¡El gusto es nuestro! — Era la primera vez que veía a su padre tan asombrado, era increíble, sobre todo por el hecho de que él siempre estaba criticando a los tipos como él, asegurando lo inútiles que son y afirmando la cantidad de golpes que le daría si lo tuviese en frente.

¿Entonces por qué no lo estaba echando a patadas?

— S-señor Russo, por favor, dígame la verdad, ¿Por qué está usted en mi casa llevándose mis cosas? — Erick regresó hacia ella, rodeando su cintura con el brazo. — ¿Es esto uno de esos reality show al que asisten las celebridades para hacerle bromas a los subordinados como yo? ¿Dónde están las cámaras escondidas? No me parece gracioso.

Esposa del CEOWo Geschichten leben. Entdecke jetzt