Capítulo cuarenta y dos

17.4K 895 17
                                    

Las cosas parecían funcionar correctamente para cualquier persona que no fueran Anastasia ni Erick, Anastasia creía firmemente que el Máximo viviendo dentro de su casa era un traidor, o tal vez se trataba de Lucien disfrazado para llevar a cabo su venganza contra Erick.

Por eso no podía dejarlo solo.

Anastasia era incapaz de decirle la verdad, porque estaba segura de que en cuanto se enterara sería abandonada de nuevo y todavía tenía sentimientos suficientes por Erick como para seguir queriendo permanecer a su lado y ayudarlo, pero cada vez la atrapaban más y más en un callejón sin salida, era como si quisiesen obligarla a creer algo en específico.

La inminente sensación de que algo siniestro comenzaba a desenvolverse a sus alrededores la tenía intranquila e incapaz de conciliar el sueño, desde la misteriosa desaparición de su móvil todo se había descontrolado.

¿Para qué querría alguien su teléfono celular?

— ¿De verdad piensa dejar las cosas así? — La voz de Emily llamó su atención. — No quiero ser entrometida pero básicamente le está entregando al señor Erick en bandeja de plata a sus enemigos.

Anastasia no comprendió al principio. — Es decisión de Erick irse con quien mejor le parezca o quedarse conmigo.

— Tiene que comprenderlo.

— No, no tengo que comprender nada. — Contestó tajante. — Está ciego ¡Ciego!

— Por eso necesita de usted más que nunca, para quitarse la venda de los ojos, señora Ana.

Anastasia solo se hundió más en su asiento. — Ya lo he intentado pero no quiere escucharme, no seguiré malgastando mi tiempo con ese cabezota.

— ¿Realmente lo ha hecho? — Preguntó de repente, captando la atención de Anastasia. — ¿Realmente ha intentado hablar con él seriamente o solo ha contratacado a la defensiva? — Emily colocó la ropa doblada devuelta en los armarios. — Creo que si le explica la situación al señor Erick y le dice lo que piensa puedan resolver las cosas... Sé que no es de mi incumbencia pero yo creo que él confía mucho en usted y que por eso no dudará en escucharla si dejan los conflictos a un lado.

Emily tenía razón, Anastasia no había estado haciendo más que obligar a Erick a creer en lo que decía sin ningún tipo de pruebas ni luego de haber conversado con él, se había dejado cegar tanto por lo que ocurrió con Lucien que no vio el otro lado de la moneda, aquel que Erick se empecinaba en mirar, Anastasia solo estaba viendo lo negativo mientras le arruinaba la esperanza de felicidad que él tenía.

— Emily... Soy una gran tonta. — Murmuró.

Emily le sonrió. — Nunca es tarde para corregir nuestros errores.

Tenía razón.

Por eso mismo se puso de pie y se dirigió rápidamente a la habitación de Erick.

— ¡Eh, cuñada! ¿A dónde vas tan rápido? — En su camino escaleras abajo fue atajada por Máximo.

— No tengo tiempo, necesito ir a hablar con Erick. — Anastasia trató de esquivarlo.

Pero Máximo no permitió que se marchara. — Me he dado cuenta de que Erick y tú han estado teniendo algunos conflictos por mi culpa, sé que tal vez puedo parecer la tercera rueda de la bicicleta y seguramente has de pensar en que es una completa locura absurda que un chico de la calle como yo sea Máximo Russo... Pero créeme, sé que lo soy, lo siento justo aquí. — Se tocó el pecho, a la altura del corazón. — Y no soy tu enemigo, al contrario, quiero protegerte porque estoy de tu lado... Es por eso que quiero que dejemos nuestras diferencias de lado y hagamos las paces ¿De acuerdo?

Esposa del CEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora