Capítulo veinte

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— Quita esa mala cara, arruinas el ambiente. — La petición de Erick fue bastante insólita debido a las condiciones en la que estaban.

— Contigo a mi lado arrastrándome a donde se te da la gana no puedo dejar de fruncir el ceño. — Anastasia volvió a mirar por la ventana, contemplando los edificios pasando a medida que avanzaban.

— Si ''alguien'' no hubiera usado toda la ropa que le regalé como soga para escapar no tendríamos la necesidad de hacer esto. — Contestó haciendo una mala cara que en seguida cerró la boca de Anastasia, momentáneamente.

No tenía arrepentimientos por haberlo hecho, podría repetirlo si era necesario.

— No necesito ropa, tu familia tendrá que aceptarme por cómo soy quiera o no. — Anastasia se cruzó de brazos.

— Eso no es decisión tuya, lo último que les importará es cómo eres. — Contestó Erick. — Fui estúpido por no darme cuenta, ellos tienen más expectativas sobre ti de lo que esperaba, necesitas prepararte mejor.

Para que Erick admitiera lo estúpido que era solo indicaba la seriedad del asunto. — Solo hago esto para salvar tu triste pellejo.

— Y también porque eres mi esposa. — Sonrió de lado, con burla.

— Falsa. — Añadió ella.

— Sí, mi esposa falsa. — Corrigió él.

Tuvieron que dar una larga vuelta por el estacionamiento, pudo escuchar las maldiciones que arrojaba Erick en voz baja, regresando a la entrada del local. — No hay un lugar disponible, ¿Por qué ahora de todos los días?

— Es algo normal en un centro comercial.

Él la miró como si hubiese dicho una broma. — Eso no sucede aquí. — Bufó, mirando la hora en su reloj. — Espérame en la entrada, buscaré un lugar vacío.

— ¿Por qué no puedo esperar contigo? — Respondió, extrañada. — No tengo problemas.

— ¿De verdad quieres pasar tiempo de calidad encerrada aquí junto a mí?

Incluso antes de que terminara de hablar ya había abierto la puerta. — Tienes razón. — Contestó de inmediato y salió del auto, cerrando la puerta.

Era un día realmente bonito, lo suficiente como para aprovechar la enorme piscina en lugar de estar comprando ropa con ese hombre quisquilloso.

Él se perdió de su vista cuanto se bajó del vehículo, en realidad pensaba que el verdadero motivo para que la bajase del auto era para contratar los servicios de alguna grúa y sacar a otra persona de su estacionamiento usando el poder que su dinero le daba sin los reproches de su ''Esposa''.

Aunque muy en el fondo estaba segura de que continuaba probándola, seguramente Erick quería saber si era capaz de fugarse a la primera oportunidad que tuviera, pero Anastasia no estaba lo suficientemente loca como para hacer tal cosa.

— ¡S-señor! — Gritó alguien a la lejanía que corría desesperadamente tratando de alcanzar algo.

Cuando Anastasia se giró pudo ver a una persona de espaldas bajando a toda velocidad por una colina en silla de ruedas, lo que le esperaba cuando la acera se terminara era una autopista donde su cuerpo sería arrollado sin compasión.

Mantuvo la calma, seguramente otra persona podría ayudarlo.

Inhaló hondo, de nuevo, su compañero estaba a punto de alcanzarlo.

Y maldijo a su subconsciente por impulsarla a correr en dirección contraria a la entrada, cruzando la calle solo para conseguir frenar la silla de ruedas antes de que tocara la autopista. El golpe que se llevó en el proceso causó la caída de ambos, pero, a diferencia de aquel hombre, Anastasia consiguió levantarse del suelo.

Esposa del CEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora