Capítulo veinticuatro

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El plan era más que obvio: Interrogarlos por separado.

No era como si no se esperara terminar siendo llevada por la jauría de mujeres integrantes de la familia mientras que Erick fue llevado por los varones, entre ellos estaban sus hermanos, quienes la saludaron con un gesto usando la mano.

Se sentía como un pequeño conejo indefenso dentro de una manada de lobos hambrientos, hasta el momento no había reconocido ninguna cara, solo eran mujeres parloteando cosas de las que no era capaz de entender.

— Es completamente extraño ver a Erick tan aferrado a una mujer, seguramente lo hechizaste desde el primer momento en que te vio. — La conversación fue completamente silenciada cuando Florencia Russo, la elegante hermana de Anthony empezó a hablar y le cedió una copa. — Ya cuéntanos, querida ¿Cómo se conocieron?

Cuando tuvieron sexo luego de confundirlo con su ex prometido.

— En la fiesta de bienvenida que le organizaron mis compañeros de trabajo cuando compró la industria en la que trabajaba. — Contestó con una sonrisa amigable, habían preguntado algo dentro de lo que se había estudiado, por lo que no tuvo problemas al contestar. — Luego por azares de la vida terminé siendo su secretaria y, bueno... Lo demás es historia.

— Suena como la telenovela perfecta... — Florencia sonrió — Supongo que hasta los ogros son capaces de cambiar cuando les llega la persona adecuada.

— ¿Ustedes de verdad creen eso? — Preguntó con cierto sarcasmo Gina, una de las primas de Erick. Popularmente conocida por sus exorbitantes niveles de intromisión — Ya dinos la verdad, ¿Te acostaste con él para llegar hasta aquí?

— ¡Gina, por Dios! ¿Cómo puedes preguntarle algo como eso? — La madre de Gina fue quien la regañó. Anastasia casi se atragantó con la bebida. — Por supuesto que no podría. — Para sorpresa de Anastasia aquella mujer había salido en su defensa. — ¿Qué no la estás viendo? No seduciría ni a una mosca, Erick tuvo que haberse fijado en algo más que su cuerpo... ¿Eres de buena procedencia?

Aquel comentario no había ayudado en nada, y mucho menos el hecho de que todas estuvieron de acuerdo en eso.

— Solo soy una chica normal. — Contestó para mayor confusión de todas las presentes. — Sin embargo Erick me quiere por la manera en que soy y nos llevamos muy bien.

— Está bien que alimentes un poco tu ego con eso. — Contestó Gina, aburrida. — ¿Te trata bien en la cama acaso? ¿Eres de esas pocas chicas a las que les gustan los fetiches y juegos SM?

¡¿Por qué aquellas mujeres no podían hacer preguntas normales?!

Anastasia se veía incapaz de responder sobre dudas sexuales en la relación de ambos, era un tema que no había preparado en lo absoluto. — Bueno, nuestra primera cita fue en...

— ¿A quién diablos le importa eso? Mi primera cita con mi marido fue en el auto cinema de la ciudad sobre una colina, y no vimos la película precisamente. — La interrumpieron.

— ¿De verdad? ¡Qué descarada! Mi novio me llevó al ático de su casa.

— Nosotros fuimos a la habitación de sus padres.

Anastasia echó una mirada de súplica hacia la dirección de Erick, rogando que la salvara de tan incómodo momento. Él solo se rió, encogiéndose de hombros; Debía soportarlo.

De un momento a otro su presencia fue completamente pasada de largo, su orgullo estaba siendo pisoteado públicamente por la turba de mujeres que no hacían más que hablar sobre ellas mismas, aun cuando la fiesta se había realizado para conocerla y presentarla a la familia.

Esposa del CEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora