Capítulo veintinueve

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Las piezas encajaban perfectamente en la escena.

Anastasia con el envase de la bebida derramada entre manos, jugo concentrado de uva, muy difícil de desmanchar una vez cae sobre la ropa, Edith, en el suelo, usando un atuendo de enfermera de la época durante la primera guerra mundial, la cual eran colores claros en su mayoría y que ahora se había tintado.

Las miradas estaban sobre las dos, a una la miraban con lástima mientras que a la otra querían quemarla viva.

Esa fue la primera vez que vio las verdaderas habilidades de actuación de Edith en acción.

* * *

Todo comenzó cuando Erick estaba atendiendo a un invitado, un socio, dentro de su oficina. Anastasia estaba poniéndose al día y reorganizando los horarios, era conveniente para mantener su cabeza ocupada. Tenía una botella de agua encima del escritorio y una compresa fría sujetándosela en la frente, a la altura donde recibió el golpe contra el vidrio y el golpe con la puerta en el estudio.

Maldijo su mala suerte en ese preciso momento.

Además de recibir llamadas y consultar a Erick algunas cosas no hubo algo realmente interesante en que pudiera fijar su atención, la mañana pasó relativamente rápida. — ¿Deberíamos ir a comer a algún sitio? — La voz de Erick la sacó de sus pensamientos.

— ¿Ya te desocupaste?

— No precisamente, pero moriremos de hambre si esperamos a que yo me desocupe. — Él estiró su cuerpo. — Hay un restaurante cerca, podemos ir caminando.

Anastasia recogió sus cosas luego de acceder a hacerlo, Erick la esperó hasta que terminara y poco después ambos se encontraban bajando por el ascensor rumbo hacia la salida.

A veces simplemente se miraba en cualquier lugar donde viera su reflejo y era incapaz de creer hasta donde había llegado, meses atrás si alguien le hubiera dicho sobre el destino que le esperaba lo habría tachado de loco, era algo imposible que alguien como ella terminara casándose con un personaje como Erick, ni siquiera en sus sueños había llegado a tanto.

Y seguía siendo inalcanzable, ella solamente tuvo la suerte de ser la primera mujer que se le cruzó por el medio.

Afuera del edificio había un flamante auto convertible rojo estacionado, desde la entrada podían ver claramente a una pareja discutiendo sobre quién sabe qué cosa, Anastasia trató de ignorarlos, de no haber sido porque reconoció el rostro de Edith y Apollo probablemente Erick también habría seguido de largo.

Edith tiró la puerta al salir del vehículo, dando grandes zancadas con una expresión realmente enojada decorando sus finas facciones.

'«Por favor, que nos siga de largo» Rogó Anastasia para sus adentros, tirando del brazo de Erick para apresurarlo a bajar las escaleras.

— ¿Cómo dijiste que se llamaba el restaurante al que vamos? Probablemente lo haya escuchado antes.

Él se rió, sin darse cuenta de sus intentos para distraerlo. — ¿Cómo podrías conocerlo? No es la tiendita de la esquina.

— Quien sabe, quizás haya ido antes. — Le siguió el juego. — Yo tengo muchos contactos ¿Sabes? La señora de las copias me adora, siempre me regalaba una impresión extra cuando imprimía los afiches que colgábamos en fechas festivas de la empresa.

— Dudo que la mujer que hace afiches haya ido a ese lugar. — Sonrió, sin percatarse de que pronto estarían pasando de largo a Edith.

— ¿Cómo puedes saberlo? Usaba un anillo con un diamante incrustado, era de plástico, pero un plástico de los finos. — Anastasia continuó parloteando, un poco más natural que antes. — Sería lindo poder usar uno.

Esposa del CEOWhere stories live. Discover now