Capítulo treinta y nueve

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La paciencia de Edith era una bomba a punto de estallar, Anthony estaba entre la espada y la pared ante las constantes presiones que aquella mujer no paraba de hacerle.

Ella le sirvió el té, ese era su nuevo trabajo secreto, una torpe excusa para poder tenerla vigilada. — No veo que estés moviendo tus hilos para acelerar las cosas, tu nieto quiere nacer dentro de una familia estable ¿Acaso estás esperando a que se note su desarrollo y todos se enteren para que actúes?

— No es tan fácil como parece, esa mujer está fuertemente agarrada a Erick y consiguió ponerlo de su lado. — Anthony bebió un sorbo de lo único que podía mantenerlo cuerdo.

— Eso es obvio ¿Quién querría dejar ir a su fuente de dinero? — Dijo Edith — Pero todo lo que yo sé es que vamos a tener un hijo, y si usted no se esfuerza por convertirme en la señora Russo esposa de Erick abriré mi boca y todos se enterarán de la clase de persona que son y sus inversores dejarán de hacer negocios con ustedes, llevándolos a la ruina y consiguiendo una intervención.

— Si la compañía es intervenida ni siquiera tú podrías ganar algo.

— Pero yo no tengo nada que perder, ni siquiera mi trabajo... En cambio ustedes lo perderían todo.

El ambiente se tensó.

— ¿Por qué haces esto? Ni siquiera tienes la necesidad, eres hermosa y muchos te adoran ¿Entonces...? — Cuestionó Anthony.

Pero Edith no hizo más que encogerse de hombros. — Toda mi vida la he vivido superándome, siendo diez veces mejor que los de mi entorno. Pero aún hay personas que se atreven a pisotearme ¿Crees que permitiré tal cosa? Como madre de del hijo de Erick o como su esposa, ambos me proporcionan seguridad social, entonces realmente no me importa si no me caso con él, pero parece que ustedes no piensan lo mismo ¿Verdad?

Anthony golpeó la mesa de su escritorio y aventó la taza vacía, estrellándola contra la pared.

— Si crees que voy a permitir que una jovencita treinta años menor que yo me chantajee y difame de esta manera estás muy equivocada ¿Acaso no sabes quién soy yo? Conoce tu lugar.

— Ese tipo de actitudes no servirán conmigo. — Edith se rió a secas, irónicamente. — ¿Qué puedes hacerme tú? Ya no tienes poder en esta empresa, todo se lo ha llevado Erick y tú pasarás a la historia como el viejo decrépito que eres, así que el único que debe conocer su lugar y aceptar mi amabilidad es usted, al menos mientras todavía tiene tiempo. Erick heredará legalmente la empresa cuando cumpla su primer año de casado ¿No es así? Si decides apoyarme me aseguraré de que Anthony Russo y toda su gloria no sea aplastada por su hijo ilegítimo.

— Bien, voy a seguir intentando.

Edith asintió. — Y espero tener noticias positivas la próxima vez.

*   *   *

Anastasia era incapaz de creer lo que estaban mirando sus ojos, Erick se veía completamente feliz con su hallazgo mientras le presentaba a su hermano.

— ¿C-cómo que ese es Máximo Russo? ¿No estaba muerto? — Anastasia observó a aquel hombre que extendía su mano hacia ella con una sonrisa, físicamente era idéntico a Lucien, pero tenía el cabello más largo en comparación.

El mismo lunar bajo el ojo izquierdo, la misma sonrisa y nariz perfilada.

Por un momento creyó que Lucien había dejado su silla de ruedas y regresó con Erick.

— Em... ¿Mucho gusto? — Anastasia reaccionó y le estrechó la mano, su voz era más áspera que la de Lucien. — Me alegra saber que haya una gran mujer cuidando de mi hermano.

Esposa del CEOWhere stories live. Discover now