Capítulo 22

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En las últimas semanas, Elliot aún seguía comportándose extraño, pero sólo cuando Nick no estaba cerca. No creí necesario disculparme por el golpe que le dió, pues en un primer momento fue él quien cometió el error de invadirme de esa manera. No habíamos vuelto a hablar del tema, pues no parecía cómodo para ninguno de los dos.

Me gustaría decir que todo volvió a la normalidad, pero no es exactamente así; he estado evadiendo sus invitaciones a salir solos porque no me sentía preparado para volver a rechazarlo. Entonces, se me ocurrió que podíamos comenzar a invitar a alguien más si queríamos salir, tal vez otro chico, a quien Elliot podría gustarle.

Estábamos en clase de matemática, cuando decidí comenzar a mirar a todos mis compañeros; sabía que a Elliot no le agradaban mucho las chicas, por lo que sólo me fijé en los chicos. En toda mi secundaria no había interactuado con alguien más que no sea Elliot, pero aún así era muy observador y conocía superficialmente a todos.

Un foco se prendió en mi mente: Jean Lucas, un chico de mi clase que, a mí parecer era precioso, había pasado conmigo muchas tardes en la biblioteca; no hablábamos más que para consultarnos dudas de los libros, pero parecía muy gentil y agradable. Volviendo a lo que dije antes, me parecía precioso en otros términos: tenía el cabello castaño claro, los ojos de color miel y un rostro muy poco "masculino", pues sos pestañas eran realmente largas y sus labios por alguna razón parecían maquillados, aunque no era así.

Después de clases, Elliot volvió a insistir con que salgamos el sábado, y entonces le sugerí que invitemos a Jean Lucas; en un momento pareció pensarlo, pero terminó aceptando esos términos.

Al salir del colegio, logré visualizar a Jean Lucas saliendo del establecimiento; lo llamé y él se volteó extrañado, sonriendo tímidamente al verme. Le dije si quería salir mañana conmigo y Elliot y pareció gustarle la idea, por lo que aceptó casi enseguida; intercambiamos nuestros números y quedé en escribirle para darle los detalles.

¡Qué felicidad! Quería seguir saliendo con Elliot porque me divertía estar con él, pero no quería volver a pasar por una situación incómoda o generarle inseguridades a Nick.

Sentí la bocina del auto que ya tanto conocía y me dirigí hacia él, sintiendo todas las miradas de quienes estaban cerca mío. Por obvias razones, mis compañeros no habían olvidado el escándalo que protagonicé el otro día, aunque sí se lo habían tomado con humor: solían decirme cosas como "sí que te tienen de la correa" o "siempre supimos que terminarías con un chico". A mí particularmente no me molestaba, así que sólo reía ante sus comentarios.

Subí al auto y observé el rostro de Nick, quien a pesar de sonreír ampliamente, no podía ocultar sus ojeras; se veía realmente agotado, pues la universidad le estaba llevando más tiempo del que creía y el trabajo en el bar lo tenía realmente cansado.

—No te quedes mirando, bésame —hizo un puchero infantil. Me sonroje levemente y cumplí su pedido, dejando un corto beso en sus labios—. Ahora sí —sonrió, arrancando el auto.

Mientras íbamos camino a casa de Nick, le conté sobre Elliot y Jean Lucas; él escuchó en silencio y sin decir nada, hasta que terminé de contarle el plan.

—Creo que no está bien —puntualizó, lo que me dejó boquiabierto—, es decir, no me cae bien ese pelirrojo, pero no me gustaría que la persona que me gusta intente que yo esté con otro, ¿me entiendes? —finalizó, justo al momento de estacionar el auto frente a su casa.

Asentí con la cabeza. Lo que Nick dijo tenía sentido, es decir, no estaba siendo muy considerado con los sentimientos de Elliot. Aún así, tampoco es que él esté enamorado de mí, o eso creo; tal vez conocer a alguien nuevo le termine gustando.

Polos opuestosWhere stories live. Discover now