Capítulo 32

7.7K 691 213
                                    

Ahora mismo me encontraba preparando mi traje para el trabajo; era igual al de Nick, el típico traje de mayordomo que consistía en una camisa blanca, jeans negros, chaleco y corbatas negras y unos zapatos negros. Al ser recomendado por Nick, el dueño del bar me contrató casi enseguida.

—Me alegra tener otro chico apuesto por aquí —dijo riendo, dándome una palmada en el hombro.

Mis nuevas compañeras de trabajo me rodeaban, haciéndome preguntas por doquier.

—¡Eres tan lindo! —exclamó una chica rubia, quien luego recordé que se llamaba Lucía.

—¿Tienes novia? —preguntó una chica de cabello castaño, llamada Florencia.

No podía recordar aún el nombre de todas las chicas, pero sí eran bastante más que los varones que trabajábamos ahí.

—Lo siento chicas, este chico ya fue reservado —dijo Nick, guiñando un ojo mientras me abrazaba por los hombros.

—¡No puede ser! —dijo una chica decepcionada, expresando lo que la mayoría pensaba.

Mis mejillas se sonrojaron levemente y me saqué de encima a Nick, terminando de atar mi corbata. No me molestaba que nuestra relación sea conocida, pero no había necesidad de que se muestre meloso conmigo frente a otros.

—Bueno, los dos son muy apuestos así que hacen una linda pareja —dijo Lucía, a lo que el resto de las chicas asintieron.

Mis mejillas volvieron a sonrojarse levemente y Nick me miró con una expresión de triunfo, dándose media vuelta y saliendo de la sala de descanso para atender a los primeros clientes que llegaban. Las chicas imitaron su acción y comenzaron a salir unas tras otras, mostrando una radiante sonrisa al atender a cada cliente que iba llegando.

Me miré una última vez frente al espejo y suspiré, pues yo también debía esforzarme en mi primer día de trabajo; gracias a mi buena memoria ya había memorizado todo el menú y sabía exactamente la disposición de las mesas, por lo que era poco probable que algo me saliera mal hoy.

Observé como unas tres chicas entraban al bar y acudí rápidamente a su llegada, mostrando mi más radiante sonrisa.

—Bienvenidas, ¿son sólo ustedes tres o esperan a alguien más? —pregunté, sosteniendo mi amplia sonrisa.

Las chicas se sonrojaron levemente y me dijeron que sólo eran ellas tres.

—En ese caso, acompáñenme por aquí por favor —me di media vuelta y las guíe hacia una mesa redonda lo bastante amplia para que tres personas pudiesen comer cómodas.

Las chicas se sentaron y les hice una leve reverencia, dirigiéndome hacia donde se encontraban los menú impresos y llevándoles tres copias, una para cada una.

—Vendré en dos minutos, por favor elijan sin prisa —sonreí y me dirigí nuevamente hacia donde los empleados esperábamos hasta ser nuevamente solicitados.

Nick pasó a mi lado sosteniendo una bandeja redonda con varios platos y me guiñó el ojo, dirigiéndose hacia una mesa en donde se encontraba una pareja; les dejó impecablemente su comida y se retiró, parándose junto a mí.

—Te ves demasiado apuesto con ese uniforme, ven a dormir a casa después del trabajo —sonrió lascivamente sin desviar su mirada de los clientes a los que estaba atendiendo.

—Pervertido —susurré, mirándolo de reojo.

Observé hacia la mesa en donde se encontraban las chicas a las que había atendido y, al ver sus rostros relajados, supuse que ya habían elegido. Dirigí una última mirada a Nick y volví hacia donde estaban las chicas, sonriendo nuevamente mientras pedían su orden.

Polos opuestosWhere stories live. Discover now