Capítulo 25

8.4K 795 300
                                    

El día hoy comenzó con un mensaje totalmente extraño por parte de Nick. Lo único que decía era "Necesito ayuda", pero eso bastó para preocuparme.

Después de darme un baño rápido y cambiarme con lo primero que tenía a mano, que era un buzo blanco y unos jeans negros, me dirigí rápidamente afuera de mi casa, dispuesto a encaminarme hacia la casa de Nick y Edward. Cuando salí, me encontré con que el rubio ya estaba esperándome afuera en el auto, con un rostro de total nerviosismo.

—¡Te tardaste! —exclamó nervioso, moviendo su pierna constantemente.

—Perdón, me estaba bañando... —me disculpé, aunque probablemente no lo hubiese hecho de no verlo tan nervioso—. ¿Qué pasó? —pregunté, tomando su mano.

Nick parecía mirar de un lado a otro, como si tuviese miedo de que alguien nos esté observando. Lo miré extrañado y volví a retomar la pregunta, comenzando a sentirme ansioso de la situación.

—Escucha, parece que mi acosadora ha vuelto —dijo nervioso, mirándome fijamente a los ojos.

Hasta donde yo sabía Nick no tenía ninguna acosadora, más allá de las miles de chicas que balbuceaban nerviosas al verlo pasar junto a ellas. Ante mi rostro de desconcierto, Nick tomó su celular y me mostró un chat de WhatsApp, de una persona sin agendar.

Tomé el celular y comencé a leer la conversación, la cual no podía llamarse de esa manera porque parecía ser unilateral; fruncí mi ceño al ver cómo esta persona le escribía constantemente a Nick, diciéndole cosas como que sabía a dónde se había mudado y dónde trabajaba.

Después de leer todos esos mensajes, miré a Nick algo irritado y pude contemplar el miedo en su rostro, expresión que jamás había visto antes, aunque se parecía al rostro que puso cuando vió a su padre irrumpir en su casa hace un tiempo.

—¿Qué es esto? ¿Qué quiere de ti? No entiendo nada —dije irritado, esperando por una explicación lógica.

—Verás, ¿recuerdas que te dije que me mudé con Edward por las cosas que pasaban en mi casa? —preguntó, a lo que asentí con mi cabeza—. Bueno, esa no era la única razón. Me fui de esa ciudad porque una chica un poco más joven que yo había comenzado a acosarme de manera muy seria; estos mensajes no son nada comparado al acoso que sufría en ese entonces —dijo suspirando, tratando de calmarse un poco.

Claramente no era normal que alguien escribiera ese tipo de mensajes, aún sin importar qué tan enamorada esté de Nick. Aún así, ¿podría llamarse enamoramiento a algo tan psicópata? Parecía más bien estar obsesionada con Nick.

—¿Por qué no la denuncias? —pregunté, aunque al instante comprendí que fue un error.

—¿Crees que no lo he intentado? No hay pruebas suficientes —dijo algo enojado, desviando su mirada hacia la ventana.

Me partía el corazón ver a Nick así de ansioso, por lo que tomé su mano y comencé a acariciarla. No sabía qué podía hacer en esta situación y Nick no parecía estar tranquilo para pensar algún plan.

El celular de Nick emitió un breve sonido, anunciando que había llegado un mensaje; él tomó su celular con algo de miedo y su expresión se tornó desesperada. Le saqué el celular de las manos y me horroricé al ver una foto del frente de la casa donde Nick y Edward vivían juntos.

—¿Esto no es prueba suficiente para presentar una denuncia? —pregunté, algo enojado.

—Es un número desconocido, Derek —se quejó Nick.

La paciencia se me estaba agotando y Nick no parecía querer cooperar con encontrar una solución. ¿Y si llamaba a Edward? Tal vez él podría hablar con su padre y así buscar una solución a este problema.

El celular de Nick comenzó a sonar y ambos nos miramos preocupados, aunque nos tranquilizamos al instante al ver que sólo se trataba de Edward.

—¿Nick? ¿Dónde estás? —preguntó Edward, con un tono de preocupación en su voz.

—Estoy con Derek en su casa, ¿por qué? —respondió Nick.

—Alguien ha entrado a la casa mientras yo me estaba duchando; sólo encontré revuelta tu habitación —dijo Edward.

Nick y yo volvimos a intercambiar miradas de preocupación. Mientras nosotros nos encontrábamos aquí hablando, esta chica se las había arreglado para entrar a la casa de Nick y Edward.

—Escuchame, sal de ahí —dijo Nick, arrancando el auto—. Estoy yendo a buscarte, así que prepara un bolso con ropa para ti y otro para mí, rápido —exclamó Nick. Edward asintió extrañado y cortó la llamada.

¿En qué momento todo se había vuelto tan raro? Ayer habíamos estado de lo más bien y ahora una loca estaba persiguiendo a mi novio.

Llegamos en 10 minutos y Nick tocó bocina, observando a Edward salir al instante con los dos bolsos, no sin antes cerrar la puerta de la casa con llave. Edward subió al auto y me saludó algo nervioso, observando a su primo en busca de respuestas.

—Nos quedaremos en un hotel —dijo Nick, arrancando el auto al instante.

—Nick no entiendo nada, ¿podrías explicarme? —se quejó Edward, masajeando la sien con una mano.

Nick le contó toda la historia a Edward en el viaje en auto, dejando a su primo totalmente helado. Yo no me atreví a decir palabra alguna, escuchando pacientemente las preguntas que Edward hacía y las soluciones que daba, que eran las mismas que él había dicho antes a Nick.

—Escucha, estamos hablando de una demente, ¿entiendes? —dijo Nick, mostrando su irritación—. La última vez que la ví me arañó todo el brazo intentando llevarme con ella a quién sabe dónde —prosiguió.

Edward decidió quedarse en silencio, pues comprendía que con cada palabra irritaba un poco más a su primo. Por mi parte, se me ocurrió que podíamos atraparla con las manos en la masa, pues según Nick no parecía contenerse de hacer cosas raras cuando se encontraba cerca de él.

~★~

Nick y Edward terminaron yéndose a la casa de los padres de Ed, a quienes no les explicaron por qué repentinamente habían ido con ellos. Por mi parte, estuve por horas pensando alguna solución, pero al parecer debíamos convivir con esto por un tiempo.

Al día siguiente fui al colegio y me encontré con que había una chica nueva en la clase, lo que me extrañaba un poco; tenía el cabello castaño y los ojos azules, y media tal vez lo mismo que yo. También había llegado un chico nuevo, quien parecía ser amigo de Jean Lucas; era realmente atractivo, con su metro ochenta de altura y sus rasgos orientales.

Me senté en mi lugar y, al Jean Lucas verme, se acercó a mí junto con el chico nuevo.

—Hola Derek —saludó alegremente, lo que correspondí con una sonrisa—. Quiero presentarte a mi amigo, Kai Kushieda —el chico en cuestión me saludó estrechando nuestras manos, lo que se me hacía muy formal.

Mientras Jean Lucas y Kai hablaban conmigo, pude notar una mirada clavada en mí; miré de reojo y pude observar el rostro serio de Elliot, casi calcinando a Kai con su mirada.

Lo peor era que Elliot no era el único poniendo sus ojos sobre mí; la chica nueva también estaba mirándome con una expresión indescifrable.

Antes de que suene la campana, la chica nueva se acercó a mí y me saludó alegremente, lo que traté de corresponder a pesar de sentirme algo incómodo.

—Soy Sabrina, un gusto Derek —me sonrió, aunque no pude evitar pensar por qué sabía mi nombre antes de que me presentara.

—¿Cómo sabías mi nombre? —dije riendo, tratando de no verme incómodo. Ella me mostró una sonrisa algo extraña y se acercó a mí oreja.

—Tú estás con alguien que yo quiero, así que te pediré amablemente que te alejes de Nick —susurró en mi oído.

Mi corazón comenzó a acelerarse y pude ver su mirada sobre mí, que parecía emanar mucho odio.

La tormenta recién estaba comenzando.

Polos opuestosWhere stories live. Discover now