FINAL (1/2)

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Me desperté muy nervioso, sintiendo cómo mi cuerpo se encontraba exageradamente entumecido. Hoy rendiría el examen de ingreso para poder estudiar Trabajo Social, por lo que mis manos no dejaban de temblar ante los nervios que estaba sintiendo. Después de una agradable ducha, me vestí con una remera azul marino y unos jeans negros, combinando con mis vans negras.

—Buenos días hijo —saludó mi padre, quien me dejó una taza de café con leche en la mesa.

Sonreí nervioso y toda mi familia se sentó en la mesa junto a mí, logrando que un escalofrío recorriese mi espalda. Sabía que ellos sólo querían demostrarme su apoyo, pero aún así me sentía increíblemente presionado.

—Has estado estudiando un montón, relájate un poco —dijo mi madre, quien se paró a buscar algo y volvió a sentarse frente a mí, dejando un plato con tostadas y dulce de frambuesa.

Mi garganta parecía tener un nudo increíble y mi estómago dolía horriblemente, por lo que me parecía casi imposible poder comer algo de lo que habían preparado para mí; aún así no quería rechazar el gesto de mis padres, por lo que hice un gran esfuerzo y probé bocado.

Terminé de comer las tostadas a duras penas y di el último sorbo a mi taza de café con leche; aún me quedaban unos minutos para repasar para el examen de ingreso, por lo que me encerraría nuevamente en mi habitación hasta entonces.

Los minutos pasaban más rápido de lo que me gustaría, y aunque hacía días que estaba estudiando día y noche, sentía que aún no estaba listo. Era la primera vez que me ponía tan nervioso por un examen, pero al fin y al cabo no era uno cualquiera; si reprobaba tendría que esperar otro año más para volverlo a dar, lo que implicaba atrasarme muchísimo.

Escuché unos golpecitos en la puerta de mi habitación y miré extrañado, levantándome de la silla para abrir la puerta. Al ver a la persona que se encontraba frente a mí, mi corazón comenzó a latir rápidamente.

—Buenos días bombón, ¿cómo te sientes hoy? —me sonrió el chico frente a mí, quien se había encargado de robar mi corazón unos meses atrás.

Observé nuevamente a Nick y me tiré sobre él, rodeando su cuello en un cálido abrazo; él me correspondió, acariciando suavemente mi cabello. Era increíble lo mucho que lograba tranquilizarme con esa bella sonrisa, la cual me volvía realmente loco.

—Estoy muy nervioso —dije tristemente, volviendo a sentarme en la silla. Nick me observaba curioso, tal vez pensando en qué podría hacer o decir para animarme.

—Creo que eres lo suficientemente inteligente para lograr lo que te propongas, así que relájate —sonrió, desordenando mi cabello al momento en que se sentaba sobre mi cama.

Sus dulces palabras lograron animarme y me ayudaron a recuperar la confianza en mí mismo. Nick y mis padres tenían razón, no había de qué preocuparme; había estado estudiando muy duro para este examen.

De repente recordé que se me hacía tarde y le pedí a Nick que me lleve, quien se veía encantado por hacerlo. ¿En qué estaría pensando? Tal vez en alguna estupidez que yo no comprendería.

Me despedí de mis padres y salí rápidamente por la puerta, no sin antes sonreír ante sus ánimos. Nick y yo subimos a su auto y él arrancó, dirigiéndome una sonrisa ladina; ahora mismo no sabía si me sentía nervioso por el examen o por la mirada disimulada que el chico junto a mí me dirigía.

—Ya llegamos, príncipe —dijo sonriendo, logrando con sus palabras que los nervios volviesen a tomar mi cuerpo por completo.

Al no poder controlar mi nerviosismo, mi cuerpo comenzó a temblar levemente y mis manos sudaban aunque estaban heladas. Nick me observó unos segundos y luego, delicadamente, posó sus manos sobre mis mejillas y me dió un muy dulce beso, cargado de un montón de emociones que lograban ser correctamente trasmitidas a través de sus labios.

Polos opuestosWhere stories live. Discover now