Summary: Con la salida de prision Adrien y su banda a la vuelta de la esquina, la prisión se comienza a descontrolar y las peleas de bandas se hacen cada vez más frecuentes por ver quien liderara ahora y Marinette en medio de todo esto no sabe si de...
Marinette no podía entender lo que estaba pasando. Ella había estado en el segundo piso, había estado viendo a Adrien caminando frente a ella y girando para verla con una sonrisa, y ahora de pronto estaba sentada en el piso del comedor, al lado de Adrien, quien estaba quieto y definitivamente no estaba sonriendo.
Los ruidos se sentían distantes. Si apartaba su mirada del cuerpo inconsciente del rubio, podría ver que había más prisioneros en el piso alrededor de ellos.
—¡Alguien vaya por ayuda! —Alya gritó mientras los cuatro se abrieron paso entre la gente y bajaban las escaleras.
—¡Minibug! Bonita, ¿estás bien? ¿Adrien está bien? —gritó Alya, pero la ojiazul no contestó. —¡Marinette! —Alix sostuvo a Alya.
—Está en shock. —Dijo. —Mírala. No parece que esté dándose cuenta de lo que está pasando.
—¡Ya no puedo verla! —Alya se quejó, al estar siendo aplastada entre los prisioneros y Nino, quien la jalaba hacia él.
—¡Minibug está llorando y sacudiendo a Adrien! —Kim gritó cuando intentó abrirse paso para que Alix lo siguiera. Ya casi habían llegado al primer piso cuando la ayuda llegó.
Se necesitaron de dos hombres para separar a Marinette de Adrien antes de que la ojiazul sea jalada por ellos y revisada a detalle por Nino mientras Alya y Alix la abrazaban y trataban de calmar, estaba temblando demasiado, parecía que en cualquier momento tendría un ataque y los cuatro chicos estaban preocupados por sus amigos.
Colocaron en una camilla a Adrien y en la otra a Marinette, mientras seguían asistiendo a los demás prisioneros.
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«¿Qué rayos está pasando? »
Fue el único pensamiento que ocupaba la mente de Tikki. Al menos no admitiría que estaba asustada por el bienestar de cierto alguien. Tikki se apresuró a abrir la última celda que la llevaba hacia la zona de los prisioneros. Para su terror fue recibida por muchos prisioneros tendidos en el piso del comedor y docenas de guardias asistiéndolos y colocándolos en las camillas. El concreto estaba teñido de sangre y el caos reinaba. Forzó su camino hasta las escaleras.
Hasta ahora no había ubicado a ninguno de sus amigos. Esperaba que estuvieran bien.
Tikki no había visto nada como esto antes.
«¿Qué había pasado? ¿Sería un motín? ¿Alguien había intentado huir? »
Para temor suyo, se dio cuenta que el peligro se había extendido hasta en la parte Norte de la prisión Usualmente era silenciosa, de una forma aterradora, pero ahora estaba llena de gritos. Tikki corrió a la celda que estaba a la mitad del ala Norte, sintiendo que el corazón se le subía hasta la garganta.