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Devon POV

Me estoy volviendo loco.

Las voces en mi cabeza no dejan de decirme que estoy arruinado. Solo. Que mis hermanos me odian.

Debí decirles la verdad desde un comienzo, pero no es momento de arrepentirse cuando hay una venganza que planear.

―Cállate, cállate. -digo a las voces que resuenan en mi cabeza. No se han callado en ningún momento.

Camino por las calles de la ciudad. Sin rumbo, sin hogar. Corro un gran riesgo al volver a mi casa. Podría estar esperando la policía o algo por el estilo. Tampoco puedo sacar dinero de mis tarjetas y no tengo ahorros en efectivo. Estoy jodido.

Estos días he estado durmiendo en las calles. Son humillaciones y malos tratos de personas que se creen superior a mí.

Yo soy superior a ellos.

Pienso en mi vida. En cómo acabé aquí, y solo una palabra aparece en mi mente: Eider. Sin ella mi vida sería normal, como siempre lo había sido. Tendría mi hogar, mi familia. Mis hermanos no me odiarían.

¿Por qué no nos alejamos de ella desde un principio?.

El cuerpo de mi padre aparece en mi campo de visión. Dejo de caminar, quedándome inmóvil. Su cuello está abierto y la sangre mancha su camisa. También aparece mi madre, con marcas violáceas en su cuello. Sara, nuestra prima, con moretones en su rostro y sin brazos ni piernas.

Siguen apareciendo personas con distintas marcas de muerte en sus cuerpos. Esto lo hice yo. Yo maté a todas estas personas.

Son tantas que algunas se empiezan a ver a través de los cuerpos de otras. Como si fueran transparentes.

¿Estás viendo todo esto? ¿Lo ves, lo ves? Esto lo hicimos nosotros. Juntos. Tenemos el poder en nuestras manos. Somos Dios.

En vez de asustarme por las visiones que tengo, una sonrisa aparece en mis labios. Las voces tienen razón. Esto lo hice yo. Todo este arte lo hice yo.

Asesinar personas no debería considerarse un delito. Debería considerarse una obra de arte.

Cuando la sangre empieza a brotar de las heridas. Cuando la víctima empieza a gritar y suplicar. Cuando, finalmente, la vida deja su cuerpo. Ese es mi significado de arte. Simplemente asombroso.

Tengo que volver a tener a mi familia. Tengo que volver a tener a mis hermanos y continuar como si nada hubiera sucedido.

Por eso estoy aquí. Frente a la casa de Gael. Siguiendo sus pasos desde hace días.

Sé lo que hace, a qué hora lo hace, cómo lo hace y con quién lo hace. Sé toda la vida de mi hermano.

Observo como sale de su departamento y empieza a caminar. Lo empiezo a seguir, con un poco de distancia para que no se dé cuenta.

Giro mi cabeza y las personas que he asesinado siguen así. Siguiéndome, mientras me susurran una y otra vez que yo los asesiné.

Agarro mi cabeza con mis manos y doy golpes en ella. Algunas personas que van caminando empiezan a verme raro.

―¿Por qué me miras así? ¿Te crees superior a mí? -le digo a una chica que se me queda viendo. Ella abre sus ojos del susto y huye.- ¡Así es! ¡Corre como la cobarde que eres!. -continuo caminando mientras hablo conmigo mismo.- Piensan que son mejor que yo, cuando en un simple movimiento acabaría con su vida.

―¿Cómo es que eres tan guapo y eres vagabundo? -pregunta una joven de mi edad. Me detengo y echo un ojo a Gael. No está tan lejos.- ¿Puedo hacer algo para ayudarte?

Una sonrisa parece en mi mente.

―¿No sería mucha molestia? No quiero ser imprudente. Mis hermanos me corrieron de casa. Son unos monstruos. -digo con la voz más angelical que puedo lograr. Sus ojos se llenan de pesar y odio que sienta lástima por mí. Luego me encargaré de eso.

―Ven. Te llevaré a mi departamento y ahí podrás ducharte y comer. -dice amable. Por un lado me alegro de que el mundo siga teniendo personas como ella, aunque existan personas como yo.

Decido dejar de seguir a Gael por un tiempo. Siempre regresa a su departamento así que no será muy difícil encontrarlo de nuevo. Asiento con la cabeza y nos montamos en su coche.

Me cuenta su vida de pies a cabeza y es realmente aburrida. Estudió, trabaja y ahora está planeando buscar al amor de su vida. Una mierda.

Al llegar a su departamento. Me indica el baño y me da unas toallas y ropa limpia de su ex novio. Tomo una ducha y por un mínimo momento, las voces hacen silencio. El baño es refrescante y limpia todo mi cuerpo de la suciedad que cargaba.

Al salir, me visto. Salgo del baño y me encuentro a Jessica, la chica que me recogió, en la mesa con un plato de comida enfrente y uno a su lado.

―Te preparé el almuerzo. Espero te guste. Hay más por si quedas con hambre. -dice cariñosa. Finjo una sonrisa y me siento a comer. Está de maravilla. Termino un plato y Jessica me sirve otro, y otro.

Al terminar el tercer plato, quedo satisfecho. Observo los cubiertos en mis manos.

―Eres muy amable al traerme a tu hogar. -digo y ella me regala una sonrisa.- Es bueno que sigan existiendo personas como tú. -hago una pausa. Nos quedamos viendo y su sonrisa se borra. Mira hacia mis labios y pasa la lengua por los suyos. Perra, pienso. Acerca su rostro al mío, poco a poco.

Cuando está lo suficientemente cerca, en un movimiento rápido, clavo el cuchillo en su ojo izquierdo. La sangre empieza a brotar y sus gritos son música para mis oídos.

―Lo siento, pero no me gusta que me vean con lástima. -digo antes de sacar el cuchillo y traerme su ojo con él. Lo dejo sobre la mesa y me coloco de pie. Hurgo en su nevera y tomo algunas cosas. Voy a su habitación, tomo una mochila y las meto ahí. La cuelgo de mi hombro, tomo las llaves de su auto y me acerco a ella.- Nunca veas a un monstruo con lástima. -digo antes de dejar un beso rápido en sus labios, llenándome de sangre, y salir del departamento.

Saco la lengua y saboreo la sangre en mis labios. Un pequeño gemido de satisfacción sale de mi garganta.

Salgo del edificio con una gran sonrisa porque ahora tengo un coche nuevo. 

El Misterio de los Dagger ©  [TERMINADA]Where stories live. Discover now