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Vyce POV

¡Dios Santo! Eider debería hacerme olvidar más seguido.

Su lengua rodea mi glande. Quiero tocarla, sentirla, pero tengo mis manos atadas a la cabecera de la cama. No había dejado que nadie me dominara desde Ivonne. Lo extrañaba tanto.

Mueve su mano de arriba a abajo rápidamente, llevándome a mi límite. Entonces, se aleja de mí. No siento su cuerpo, su calor. Los ojos vendados y la espera hacen todo mucho más excitante. No saber qué es lo siguiente que va a hacer me excita. Demasiado.

De repente, siento el colchón hundirse a mi derecha. Siento que se sienta sobre mi pecho y empieza a desvendar mis ojos. Parpadeo un poco para acostumbrarme a la luz y me maravillo con la vista que tengo.

Eider está completamente desnuda sobre mi abdomen. Se agacha un poco y besa mis labios. Vuelve a alejarse

―Quiero que me veas. Observame. -dice. Abre más las piernas y lleva su mano a su pecho. Juega con su pezón hasta ponerlo duro. Baja la mano, y baja, y baja, hasta que llega a su clítoris. Doy un pequeño respingo.

Mi respiración es un desastre y empeora cuando Eider empieza a masturbarse frente a mí. Sus labios se entreabren y empieza a jugar a su placer. Busca su punto exacto y se entretiene con él.

Uno de sus dedos entra en ella. Nunca había envidiado tanto a un dedo. Entra y sale, lento y rápido. Otro de sus dedos entra. Mi polla duele. Duele mucho.

Sus ojos no dejan de observarme. Su cara de placer es divina.

―Eider... -se me escapa. Sus gemidos y mi respiración es lo único que puedo escuchar.

Ella se detiene. Acerca sus dedos a mi boca y los chupo. Se entretiene jugando con mis labios unos segundos. Acerca su vagina a mi cara. En ningún momento dejamos de vernos a los ojos. Se aferra a la cabecera de la cama y se sienta sobre mi cara.

Empiezo a hacer mi trabajo con mi lengua y labios. De vez en cuando, observo su cara llena de placer. Jala de mi cabello y sabe que eso me excita. Quiero tocarla. Muero por tocarla.

―Desátame, por favor. -digo. Mi aliento choca con su vagina y se estremece. Niega con la cabeza, sin poder hablar.

Continuo con mi trabajo. Ella es exquisita. Nunca me voy a cansar de ella.

Se aleja de mí y se da la vuelta, dándome la espalda. Vuelve a sentarse sobre mí y esta vez se lleva mi pene a su boca.

―¡Joder! -gimo.

Es realmente difícil hacer maravillas con mi boca cuando ella las está haciendo conmigo.

Trato de concentrarme en ella. Solo ella. Empieza a menear sus caderas sobre mi cara. Sus gemidos se hacen más potentes. Se vuelve a alejar y casi reprocho de no ser porque esta vez se sienta sobre mi erección. Ambos gemimos de placer.

Cierro mis ojos y echo mi cabeza hacia atrás, arqueando la espalda. Ella hace exactamente lo mismo. Mueve sus caderas en círculos y sabemos que no vamos a durar mucho. Se afirma a mi pecho y clava levemente sus uñas.

Nuestros cuerpos empiezan a temblar y ambos convulsionamos en un delicioso orgasmo. Ambos gemimos y ella se deja caer sobre mí. Se estira y desata mis manos. Inmediatamente la envuelvo con ellas.

―Gracias. -murmuro en su cabello.

―A sus órdenes, señor. -dice en broma y ambos reímos.

Da un beso en mi cuello y baja de mi pecho. Se coloca de costado, observandome. Yo hago lo mismo.

―Me gusta que seas dominante. Lo podríamos hacer más seguido. -digo con los ojos cerrados. El sueño me está ganando.

El Misterio de los Dagger ©  [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora