~12

1K 103 13
                                    


Devon POV

Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve y diez.

Me levanto de la mesa, dejando a mi hermano comiendo solo. Me pongo una camiseta y me cambio los pantalones de pijama. Salgo del departamento. Eider está esperando en una parada de buses. Agarro mi bicicleta y espero a que llegue su bus.

Cuando llega ella sube rápidamente, dejo que el bus avance un poco y desde atrás lo persigo con mi bicicleta.

En cada parada de bus. Aparco en una tienda. Luego tomo rumbo al camino otra vez.

Cuando Eider baja, me quedo sorprendido por dónde estamos. El Hospital Central.

¿Ocurrió algo? ¿Algún familiar?

Entra corriendo al hospital, la sigo. Me siento en las últimas sillas de espera, mientras ella habla con un recepcionista. Avanza por un pasillo y me coloco de pie.

Aprovecho que el recepcionista está hablando con una persona y sigo a Eider, con un poco de distancia para que no se dé cuenta. Entra en una habitación.

Me asomo por la ventana de la puerta cerrada y veo a Fiore en una camilla, dándole un pico en los labios a Eider. ¿Por qué se besan? Que jodida mierda.

Enojado, salgo del hospital a grandes zancadas.

Camino unas cuantas cuadras y entro a un callejón cerrado. Espero y espero a que pase alguna persona despistada. En vez de una persona un lindo perro de pelaje negro me olfatea los pies.

Tú buscaste tu propio destino, pequeño.

Trato de acariciarlo pero me gruñe, así que ahora con más cuidado y delicadeza acaricio al pequeño perrito.

Él, contento, se deja acariciar. Saco mi cortaplumas favorito y lo acerco al cuello del perro.

Espera... los ladridos. Corto un pedazo de la camiseta que me puse antes de salir y lo envuelvo alrededor de su hocico. Hago un nudo fuerte.

Ahora sí, acerco de nuevo el cortaplumas a su cuello y hago un gran corte. El perrito muere al instante. Sangre bota de su herida y yo ya desquité mi ira.

Al fondo del callejón hay un pequeño envase con agua de lluvia. Me acerco y me lavo las manos ahí. Veo que mi camisa también está manchada de sangre. Me la saco, le doy una vuelta y me la vuelvo a poner.

Me dirijo a mi departamento de nuevo, ahora más tranquilo por saber el por qué de la salida tan repentina de Eider.

Cuando llego, dejo la bicicleta y subo por el ascensor.

Abro la puerta con mi llave y la escena que me encuentro no es nada agradable.

Vyce está vomitando en el suelo al lado de una gran caja de cartón.

Me acerco inmediatamente a él. Preocupado.

—¿Estás bien? ¿Por qué estás vomi- me quedo mudo al ver lo que hay dentro de la caja.

Órganos humanos y una nota es lo que está dentro.

A mí no me da asco, porque ya lo he visto varias veces. Pero entiendo a Vyce, ya que es su segunda vez que ve algo así.

Me agacho y recojo la nota manchada con sangre.

Si sigues subiendo, pronto caerás.

Tú decides si esa caída es suave y baja, o alta y dolorosa.

Releo la nota, una y otra vez. Sin entender quién la pudo mandar ni a qué se refiere.

El Misterio de los Dagger ©  [TERMINADA]Where stories live. Discover now