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Eider POV

―Vuelve a visitarnos pronto. -dice mi papá mientras me despido de él.

―Por supuesto. -digo y salgo de la casa. Fiore me sigue. Papá le prestó su coche para que pueda llevarme al departamento. Ya es de noche.

Escuchamos música a todo volumen y cantamos durante el camino. Al llegar a mi destino, me despido y entro al edificio. Subo por el ascensor, me hace pensar en la vecina de vestido rojo y en lo que dijo.

Sé que estoy desconfiando de Vyce, mi novio, y creyendo en las palabras de la vecina, una desconocida. Pero las inseguridades pueden más que yo.

Toco la puerta del departamento. Aisha la abre y me recibe con un gran abrazo. De la cocina, sale Vyce con su cabello recogido con una bandana. Sus ojos conectan con los míos.

―Estoy preparando panqueques. -dice. Asiento con la cabeza. Nos seguimos observando por un momento hasta que suspira y vuelve a la cocina. Me siento en el sofá y observo la tv. Están pasando una película que me gustaba mucho de niña. Estoy tan concentrada en la película que no siento a Gael sentarse a mi lado.

―Es muy linda esta película. Trae muchos recuerdos, ¿cierto? -dice. Asiento con la cabeza.- Eider, no me quiero entrometer ni nada, pero ¿por qué están enojados?

Suspiro y alejo los ojos de la tv.

―Por todo lo que he hecho con mi llegada a su familia. Me siento culpable por hacer que su familia se destrozara.

―No la destrozaste, tonta. Solo la cambiaste. No te puedo decir que en estos momentos soy feliz. Joder, me acabo de enterar que mi hermano mató a nuestra madre y que por su culpa yo tuve que matar a nuestro padre. Pero sé que, cuando logre superarlo, podré ser feliz. Y no viviré en una burbuja llena de mentiras... y eso será gracias a ti. No te voy a mentir, yo también me sentiría culpable si estuviera en tu lugar. Pero ¿qué vale más? ¿Tu sentimiento de culpa o tu relación con Vyce? -un silencio se forma a nuestro alrededor.- Deberías entrar en esa cocina de una vez por todas. Créeme, te está esperando.

Alzo un poco una de mis comisuras y coloco una mano en su hombro. Su rostro se vuelve serio. Quito mi mano rápidamente.

―Gracias. -digo y me dirijo a la cocina. Al entrar, observo a Vyce cocinar. Se percata de mi mirada y me mira. Me acerco a él y jalo de su nuca hasta estar a centímetros de su boca.- Vales más tú. -digo y uno nuestros labios. Sus labios me reciben con ternura. Me derriten, él me derrite.- Lo siento. -susurro cuando separamos nuestros labios.

―No te tienes que disculpar. No me puse en tu lugar. Solo pensé en mí y no en ti. Con lo de Devon he estado muy... confundido. Lo siento, cariño.

―Los dos pensamos en nosotros primero. No pensé en cómo te puede estar afectando lo de Devon. Somos unos egoístas.

―Soy un egoísta que está perdidamente enamorado de ti y te quiere demasiado. -dice y da varios besos cortos en mi boca.- Aún nos queda una conversación pendiente.

―Sí, también tenemos que hablar de la vecina. -él frunce sus labios y cierra sus ojos. Sabe de lo que hablo.

―¿Ya lo sabes? -dice. Me asusto. ¿De verdad ha traído a otras chicas? Me separo de él y lo observo con los ojos al límite.

―¿Has traído a otras chicas? -frunce su ceño.

―¿Te dijo eso? -asiento con la cabeza.- Cada vez pierde más su dignidad. No he traído a ninguna chica excepto tú y Ash. Esa vecina no ha dejado de molestarme desde que me mudé. Siempre toca a la puerta con una excusa diferente. Lo que quiere es comerme la polla... ¿Por eso no me contestabas las llamadas?. -apenada, bajo la mirada hacia el suelo. Siento su mano alzar mi barbilla hasta ver sus ojos café.- Nunca te engañaría, Eider. Ten eso claro. Nunca te he engañado ni lo voy a hacer. Lo prometo.

Vuelvo a unir nuestros labios.

Después de cenar, Aisha y Gael vuelven a su departamento.

―No creas que se me olvidó que estás buscando departamento. -dice Vyce mientras seca su cabello con una toalla.

―Vyce, tengo que buscar departamento. Me tengo que ir. -digo.

―¿Por qué? -pregunta.

―Porque tu hermano está loco, cariño.

―No, ¿Por qué te tienes que ir? -dice. Se acerca a mí y me ayuda a peinar mi cabello.

―Porque esto es solo temporal. Pronto volveré a mi nuevo departamento y tú podrás seguir viviendo aquí. -su mano con el peine se detiene.

―Eider... yo... Yo quiero que te quedes. -dice. Me giro a verlo y sus mejillas están un poco sonrojadas. Es una ternura.

―¿A qué te refieres? -sé exactamente a qué se refiere, pero es hermoso verlo tan nervioso.

―Quiero que vivas conmigo... Aquí. -dice muy bajito.

―Habla más alto, no te escucho. -reprimo una risa.

―Quiero que vivas conmigo. Quiero seguir viendo tus cosas por la casa. Quiero seguir viendo tu hermoso rostro apenas despierte. Quiero tratarte como la reina de la casa y llevarte el desayuno a la cama todos los días. Quiero seguir bañándome contigo y ver tus cabellos en la pared de la ducha. Quiero hacerte el amor siempre que nos apetezca. Porque eres mi novia... Eres el amor de mi vida, Eider. Así que... ¿Quieres vivir conmigo?

Estoy sin palabras. Cada palabra que ha salido de su boca ha sido hermosa y perfecta. Él es hermoso y perfecto.

―Te iba a decir que sí desde un comienzo, pero después de esto terminaste de borrar cada rastro de duda. -beso sus labios.- Te quiero, cariño.

―Y yo a ti. -da un beso en mi frente y me toma de la mano, nos dirige a la cama. Nos acostamos y envuelve nuestros cuerpos con el edredón. Nos observamos sin decir nada. No hace falta decir alguna palabra.

―Vyce, ¿cómo te sientes? -le pregunto. Sabe a lo que me refiero.

―Destrozado. Herido. Siento que he vivido en una mentira todo este tiempo. Que la persona que pensaba que nos cuidaba resultó ser la persona que más nos ha herido. Quiero olvidar. Hazme olvidar... por favor.

Puedo escuchar el dolor en su voz. Me rompe el corazón escucharlo así.

―¿Cómo puedo hacerte olvidar, amor? -digo y acaricio su mejilla. Él toma mi mano y lentamente empieza a bajarla sin dejar de verme a los ojos. Mi mano llega al borde de su pantalón de dormir, hasta que finalmente está sobre su erección.

―Así. -susurra.

Mi respiración empieza a entrecortarse, igual que la de él. Una idea llega a mi mente. Muy a mi pesar, alejo mi mano de su pene y me levanto de la cama. Voy al armario y encuentro lo que buscaba. Vyce, al notar lo que llevo entre mis manos, sonríe mostrándome sus dientes.

―Así es como te quiero ver siempre.

―¿Cómo? ¿Con las manos atadas y los ojos vendados? -dice. Se saca la camisa.

―También. -me siento sobre sus piernas y coloco mis brazos alrededor de su cuello.- Pero quiero verte sonreír. Siempre. Así se esté acabando el mundo, quiero que sonrías. ¿Promesa? -digo y extiendo mi meñique. Cruza nuestros meñiques.

―Promesa.

―Bien, ahora mando yo. -digo y paso una de sus corbatas por sus ojos, cubriéndolos. Noto como a Vyce se le eriza la piel. Sus labios están rojos y entreabiertos. Saca su lengua para lamerlos.

Acerco mi boca a la suya y hago lo mismo que hizo él. Lamo sus labios con mi lengua. Estira su cuello para tomar mis labios, pero soy más rápida y logro apartarme.

―¿Te gusta?

―Me encanta. -dice con su voz ronca por la excitación. Puedo notar su pene crecer más y más debajo de mí.

―¿Quieres más?

―Mucho más. -dice y gime cuando me restriego contra su erección. 

El Misterio de los Dagger ©  [TERMINADA]Where stories live. Discover now