~1

2K 185 41
                                    


~1

Eider POV

Desde que nací, detesto mi vida. Mi padre falleció cuando tenía solo cinco años. Tras su muerte, mi madre cayó en las drogas y la prostitución, así que permanecía sola todo el día.

Mi mejor amigo, Fiore, y su familia, me ayudaron mucho. Les debo la vida a esas personas.

La familia de Fiore tiene un pequeño local, Woodside, donde, todas las tardes, las personas pueden ir a mostrar sus talentos. Yo practico la danza del vientre, así que me queda perfecto para ganar un poco de dinero.

―A continuación, una chica que realizará la danza del vientre. ¡Demos la bienvenida a, la muy conocida, Eider Gastrell! -dice el presentador a través de el micrófono. Las personas sentadas, aplauden.

Salgo del telón y me adentro al escenario. El presentador se aleja y me deja sola. Tras un corto saludo al público, me coloco de espaldas, justo cuando la música empieza a sonar por los altavoces.

Mis caderas y brazos se mueven al ritmo de la canción: lentamente. De un momento a otro, la canción se vuelve más rápida, así que aumento la velocidad de mis movimientos. Las personas -mayoría hombres.- aplauden como desquiciados.

Sigo moviéndome, de un lado a otro, moviendo mis caderas provocativamente. Me desplazo por el escenario, estiro mi espalda hacia atrás y hago unas pequeñas ondas con mis brazos envueltos en accesorios dorados.

Después de unos cuantos minutos, la música cesa y yo paro de bailar. Las personas aplauden más fuerte que las veces anteriores y yo hago una pequeña reverencia.

Bajo del escenario. Inmediatamente, Fiore se acerca a mí con una gran sonrisa.

―Estuviste increíble, Eider. -me da un corto beso en los labios y me envuelve con sus brazos. Siempre hace lo mismo cuando termino de bailar.- Cambia tu ropa, iremos a comer, yo invito. -dice con una sonrisa que me muestra sus hermosos dientes.

Le devuelvo la sonrisa y corro a mi camerino. Al ser parte de la familia de los dueños, tengo la ventaja de tener mi propio camerino. Me visto rápidamente.

Al salir, me encuentro con Kendra, la madre de Fiore.

―Hola, mami. -de pequeña tomé la costumbre de llamarlos "mami" y "papi" a los señores Woodside. A ellos no les molesta.- ¿Sabes en dónde está Fio?

―Oh cariño, Fiore dijo que tenía que hacer unas cuentas antes de ir contigo. Dijo que te adelantaras. Al lugar de Saxon. -me guiña un ojo. Siempre vamos al mismo local.- Por cierto, estuviste genial. Gracias a ti, el local se llena y tenemos más ventas. Eres un ángel. Mañana te daré la paga.

―Los ángeles son ustedes. -me acerco a ella y le planto un beso en la mejilla.- Nos vemos luego, voy a ir a donde Saxon. A esperar al irresponsable de tu hijo. -digo en broma.

Ambas nos reímos y salgo por el pasillo, hacia la salida del local.

Afuera, el cielo oscuro y lleno de estrellas me recibe. Es tan hermoso. La brisa me llega a el rostro y a mis brazos descubiertos. Me abrazo a mi misma

Detrás de mí, la puerta del local Woodside se abre. Un señor barbudo y visiblemente borracho, atraviesa las puertas y me mira de arriba a abajo. Una sonrisa sádica aparece en su rostro. Que asco.

Ruedo mis ojos y avanzo por la calle. Mis pasos son lo único que se escucha. Apresuro el paso cuando siento los pasos del viejo detrás de mí.

El local de el señor Saxon no queda tan lejos, pero si lo suficiente si no me doy prisa.

―¿Sabes? -dice el borracho detrás de mí. Yo en ningún momento dejo de caminar, al contrario, apresuro cada vez más mis pasos.- Te muevess... muy bien. Me imagino todass lass cosass que puedess hacer con essse cuuerpo tan... hermoso, muñeca. -dice como si le costara pronunciar palabra. Así de ebrio estará.

Sus pasos se sienten más cerca de mí. Casi sin darme cuenta, empiezo a correr por la calle vacía y oscura. Escucho sus pasos corriendo detrás de mí. Volteo mi cabeza y efectivamente está persiguiéndome. ¿Cómo puede correr estando tan ebrio?

La calle pareciera alargarse para verme sufrir. Veo la salida tan lejos que me da miedo el solo pensar que no llegaré.

A lo lejos, logro ver una calle a la derecha. Tal vez si lo mareo un poco, dejará de perseguirme.

Apresuro mis pasos. Mis piernas duelen al igual que mis pies, pero el miedo que siento en mi cuerpo entero, me impide dejar de correr.

Poco a poco, la calle se va acercando más... al igual que el borracho detrás de mí.

Llego, al fin, a la calle y doblo a la derecha. Pero algo sumamente firme, me impide continuar corriendo. Por la velocidad por la que iba corriendo, casi me caigo al suelo al frenar con... ¿el pecho de un chico?

Su mano sujeta rápidamente mi cintura. Alzo mi rostro para poder verlo, ya que es unos cuantos centímetros más alto que yo. Me encuentro con unos ojos completamente negros observándome con el ceño fruncido.

Inconscientemente, mi cabeza gira hacia atrás, justo cuando el viejo aparece. Me aparto del chico y retrocedo rápidamente. Sin embargo, no me alejo demasiado.

―Quiero ver ssi con essa velocidad te corress en mi cama, perrra. -dice el viejo respirando aceleradamente.

El chico, con su brazo, me esconde detrás de él.

―Esa no es la manera de hablarle a una mujer, idiota. ¿Por qué mejor no te vas? -dice el chico en voz alta.

―Me iré de aquí con mi perra. -dice viéndome por encima del hombro del chico. Mi vello se eriza.

―Bien. Te lo buscaste. -el chico se acerca al viejo. Saca un pequeño cortaplumas de el bolsillo trasero de su jean negro y lo clava en el cuello del hombre, haciendo que de la herida brote chorros de sangre.

Abro mis ojos al límite y ahogo un grito. El chico se queda de espaldas a mí. Aprovecho para detallarlo un poco. Por lo poco que veo, su cabello y toda su ropa son de color negro. Tiene una espalda ancha, cubierta por una chaqueta de cuero.

Nos quedamos en la misma posición por un par de minutos. Él viendo el cuerpo, y yo viéndolo a él.

Lentamente, el chico se voltea hacia mí. Mi cara debe de reflejar pánico puro, ya que dice:

―Tranquila, no te haré daño a ti. -vuelve a guardar el cortaplumas, lleno de sangre, en su bolsillo trasero. Al ver que no respondo nada, vuelve a decir-: ¿Estás bien? ¿Te hizo daño?

Niego con la cabeza. Mi vista cae en el cadáver.

―No te preocupes, yo me encargaré del cuerpo.

―Oh, no. No, no, no. Lo mataste por mí, lo mínimo que puedo hacer es ayudarte a esconderlo. -digo, saliendo de mi estado de shock.

Caminó hacia el cuerpo y me agacho para agarrar sus tobillos. Me quedo esperando a que el chico venga a ayudarme... pero no lo hace. Dije que iba a ayudarlo, no que lo haría yo sola.

Giro la cabeza, y el chico está mirándome fijamente.

―¿Vienes o...? -digo.

El chico parpadea unas cuantas veces y se acerca a mí.

―Claro.

Me dice las indicaciones de dónde está su coche. De ahí, él se encargará del cuerpo.

Llegamos al coche y guardamos el cadáver en la cajuela.

―Y... ¿Cuál es tu nombre? -pregunta.

―Eider Gastrell -digo y estiro mi mano.

―Devon Dagger. -dice y toma mi mano.- Espero volver a verte, Eider... Y por favor, no vuelvas a salir sola de noche, y menos por estas calles. -me guiña un ojo y sube a su auto. Me quedo viendo como se aleja. 

El Misterio de los Dagger ©  [TERMINADA]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon