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Vyce POV

Tenemos una maldita suerte de dioses. A Eider le gustamos los dos. ¡Me lo acaba de confirmar, joder! Una emoción inunda mi pechos. Es maravillosa.

Siento sus labios moverse sobre los míos. Son tan suaves. Rompo el beso y una gran sonrisa aparece en mi rostro.

―Vyce. -susurra. Mi nombre en sus labios suena tan bien.- Creo que no estoy entendiendo lo que sucede.

Dejo escapar un suave risa. La verdad, es que yo tampoco entiendo muy bien lo que sucede. Ni tampoco creo entender lo que vendrá.

―Te lo explicaremos en el departamento ¿si? -pregunto. Ella asiente.

Agarro su mano con la mía y caminamos hasta la acera para detener un taxi. Abro la puerta para ella y ambos entramos. Le doy las indicaciones al chofer y en poco minutos estamos en mi departamento temporal.

Nos bajamos y, tomados de la mano, entramos al edificio. Saludo con una sonrisa al recepcionista, me devuelve el saludo de la misma manera y subimos al ascensor.

Al llegar al piso, nos bajamos y toco el timbre. Devon abre e inmediatamente su mirada cae en nuestras manos entrelazadas. Me mira con el rostro serio, sin embargo, yo le doy una sonrisa que creo resuelve sus dudas. Nos deja pasar.

―Nos demoramos un poco, lo siento. -empiezo diciendo.- Eider se quedará esta noche. Claro, si no te molesta. -voy a seguir hablando cuando la voz de Eider me interrumpe.

―Tengo que buscar a Erika. Está secuestrada y ni siquiera tengo idea de la razón. -está sentada en el sofá y mueve sus piernas con rapidez. Su rostro se vuelve pálido.- No sé si está bien o si le están haciendo daño. -empieza a hablar más rápido. Su respiración se acelera. Se coloca de pie y empieza a caminar de un lado a otro.- ¿Quiénes eran esas personas? ¿Por qué nos estaban persiguiendo? ¡¿Qué sucede?! ¡¿Dónde está Erika?! -prácticamente grita. Le está dando un ataque de pánico.

Me acerco a ella y la agarro por los hombros. Siento como su cuerpo tiembla. Su boca está entreabierta tratando de hacer entrar todo el aire posible a sus pulmones. Sus ojos cargados de pánico me observan fijamente.

―Eider tienes que calmarte ¿si?. Respira, vamos, por favor, respira. -digo.

―Tienes que sentarla e intentar hacer que controle su respiración. -dice Devon, quien nos ve recargado de una pared.

Hago lo que me dice. La siento en el sofá y empiezo a hacer respiraciones lentas para que las repita conmigo. Poco a poco veo como se va calmando y controlando su respiración.

―La encontraremos. Pero primero tenemos que buscar en tu vida y en la de ella. ¿Tienes alguna idea de quién quiso hacerles esto? -pregunto. Veo como piensa por unos segundos.

―No... No sé mucho de la vida de Erika. Y de la mía, no veo la razón por la que alguien quiera lastimarme.

Asiento con la cabeza. Devon se acerca y se sienta en unos de los sillones del frente. Se inclina hacia adelante y apoya sus codos en sus rodillas.

―Vamos, Eider. Piensa un poco más. No creo que las hayan escogido al azar. -dice. Sus ojos están clavados en los de ella.

Eider frunce el ceño. De repente, su rostro se vuelve pánico puro. Empieza a jugar con sus dedos sobre su regazo.

―Emm... Yo... -no logra sacar las palabras. ¿Qué esconde?- C-Creo que si hay alguien.

―¿Quién? -pregunto.

El Misterio de los Dagger ©  [TERMINADA]Where stories live. Discover now