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Devon POV

Una carta llega a mi puerta. Al abrirla, tengo que tomar asiento para no caerme del impacto. Aisha está secuestrada y tengo que ir a una dirección para buscarla.

Al llegar al lugar, me sorprendo de ver una casa hermosa. Varios recuerdos de la casa de la niñez, llegan a mi mente. Tomo un suspiro profundo y entro, sin tocar, a la casa.

Por dentro, la casa es incluso más hermosa que por fuera. Un pequeño pasillo se extiende apenas abro la puerta. Al final de este, la sala de estar aparece. Repaso con mi vista el lugar hasta que recaigo mi mirada en el sofá. Ahí está Yeray. Al verme se pone de pie rápidamente y me da un veloz abrazo antes de soltarme.

―También estas aquí por Ash ¿cierto?. No sé qué está sucediendo, Devon, pero tengo miedo. ¿Por qué la tienen secuestrada? Ella no ha hecho nada. -habla rápidamente. Coloco mis manos en sus hombros, tranquilizandolo. Su mirada cargada de miedo, conecta con la mía.

―No sé qué está sucediendo, Yery, pero lo vamos a descubrir ¿bueno? Todo estará bien. Tranquilo.

Yeray asiente con la cabeza y vuelve a sentarse en el sofá.

―¿Cuánto tiempo llevas aquí sentado? -le pregunto.

―Media hora, más o menos.

Tomo asiento a su lado y los minutos empiezan a pasar. Mi mirada pasea por el lugar y entonces lo veo. Me coloco de pie y me acerco a ella. La observo atentamente.

―Nos están observando. -le susurro a Yeray y señalo la cámara de seguridad en una esquina del techo de la casa.

De repente, escucho como una puerta se cierra fuertemente, seguido de varios pasos. Me acerco a Yeray y saco mi cortaplumas de mi bolsillo. En el pasillo, aparecen las personas que menos me apetecen ver. Vyce y Eider. Seguidos de Gael.

Bajo el cortaplumas y observo con odio a Vyce. Él me devuelve la mirada de la misma manera. Me acerco a él y el cuerpo de Gael se interpone entre nosotros.

―No dejaré que le pongas una maldita mano encima. -dice entre dientes. Nos retamos con la mirada unos momentos, hasta que doy un paso atrás y vuelvo al sofá.

Los cuatro empiezan a hablar, pero yo me mantengo fuera de la conversación. Porque hay algo que no me deja hacerlo. El cuerpo de mi padre está de pie en una de las esquinas de la habitación. Tiene el cuello abierto y su camisa llena de sangre. Justo como aquel día.

Esto es tu culpa, idiota. ¿Por qué no puedes ser normal?

Una puerta que no había visto antes, se abre, haciendo que todos nos pongamos alertas. De ella, sale Erika, jalando una cuerda. Seguido, Aisha, con un collar de perro en su cuello, viene siendo arrastrada por ella. Sus ojos, cargados de miedo, nos observan a todos, veo un poco de calma al vernos ahí. Intenta gritar, pero su boca está con una mordaza, y sus manos atadas con esposas.

―Llegaron temprano -dice Erika. Sienta a Ash en una silla y con una pistola, le apunta la cabeza.- Si alguien se mueve, le disparo. Si alguien intenta arruinar mi plan, le disparo. Si alguien siquiera respira sin mi permiso...

―Le disparas. Sí, sí, ya entendimos. ¿Quieres dejar todo este espectáculo, decirnos lo que quieres y dejarnos ir con Aisha? -le interrumpo, sin miedo. Ella me observa atentamente, una sonrisa aparece en su rostro.

―Tú ya sabes que es lo que quiero, Devvie. -alejarnos de Eider, es lo que pienso. Observo a Vyce, pero él mantiene sus ojos en Eider.- Bueno, empecemos. No tengo mucho tiempo, tengo otras cosas que hacer. -hace una pausa.- Querido Devon, ¿Quieres contarle a mi Eider cómo murieron tus padres?

Su pregunta confunde a todos, menos a mí, que solo logra erizarme la piel. Lo sabe. Ella sabe la verdad y la va a decir.

Sin aviso alguno, saco velozmente mi cortaplumas y me acerco a ella, pero me detengo al ver que quita el seguro del arma sobre la cabeza de Ash, quien solloza un poco más.

―Habla, o le disparo. -me dice. Ya no hay rastro de sonrisa. Es otra persona completamente. Los nervios empiezan a llenar mi cuerpo. No, no, no. No puedo.- ¡Qué hables, carajo! -grita, sorprendiéndonos a todos.

―E-el 24 de julio, nuestros padres murieron asesinados. -le hablo a Eider, sin embargo, no la veo a los ojos. Mantengo mi vista en Erika. ¿Quién es?- Mi padre mató a nuestra madre, ahorcándola... -la risa de Erika me interrumpe. Mis manos empiezan a sudar, igual que mi nuca. Mis piernas empiezan a temblar, y no quiero ni imaginar la cara que debo de tener.

―Creo que así no es el cuento, Devvie. Vamos, no seas tímido, di la verdad.

Un silencio se forma entre nosotros.

―Devon, ¿de qué está hablando? -pregunta Yeray. Giro mi cabeza hacia él y noto que está confundido, al igual que el resto. Menos Erika y yo, que sabemos la verdad. Es hora de contarla.

―Yo la maté. -suelto. Sus rostros se vuelven más confusos.- Yo maté a nuestra madre... No quería hacerlo, pero no tuve otra opción. Y-yo... les he estado mintiendo todos estos años. -maldigo por lo bajo y paso las manos por mi cabello, jalándolo.

―¿Estás de broma, cierto? Devon, no es divertido. -dice Gael. Pienso en él. Tuvo que cargar con la muerte de nuestro padre por mi culpa. Él lo mató porque me estaba haciendo daño, pero yo le hice daño a todos ellos matando a nuestra madre.

―Joder... Soy esquizofrenico. Siempre lo he sido. Una... Varias de las voces, no dejaban de atormentarme. Ellas me obligaron a hacerlo. -admito.

―E-entonces, ¿me hiciste cargar con la muerte de nuestro padre? -dice Gael. Sus ojos están llenos de rabia. Sabía que esto pasaría.- ¡Nuestra madre era lo único que teníamos, joder! ¡Y tú la mataste! -grita. Se acerca a mí y me agarra fuertemente por el cuello de la camisa. Dejo que lo haga.- ¡Amábamos a nuestra mamá! ¡Ella nos cuidaba del idiota de nuestro padre! ¡¿Y se lo pagas matándola?!

Un puñetazo llega a mi nariz.

―Deja que acabe. -dice Erika. Gael me suelta y se da la vuelta.

―No quería hacerlo, pero me vi obligado. Agarré el cinturón de nuestro padre que estaba en el sillón y la ahorqué desde atrás. Luego, mi padre entró y me vio. Se me echó encima y empezó a ahorcarme él a mí. Para ese entonces, Danae ya estaba muerta. Ahí... Ahí saliste tú a salvarme. -le digo a Gael, pero este sigue dándome la espalda. Observo a mis otros hermanos, todos me miran con odio y lágrimas en sus ojos.

―Sí... salvé al asesino de mi madre. -escucho que susurra Gael. Entro en pánico.

―¡No pueden odiarme, joder!. ¡Los cuidé por años! ¡Yo los amo, son mi única familia!

Erika saca la mordaza de la boca de Aisha, quien se está ahogando por el llanto.

―¿Cómo pudiste, Devon? -susurra mirándome con sus enormes ojos húmedos y cargados de dolor. Me arrodillo ante ella y agarro su pequeño rostro entre mis manos.- Ni siquiera la conocí.

―Ash, princesa. Perdóname. Perdónenme todos, por favor. No debí haberles mentido, pero sabía que me odiaran. -digo, mis ojos se llenan de lágrimas.

―Ya te odiamos. -dice Vyce. 

El Misterio de los Dagger ©  [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora