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Eider POV

Devon se coloca de pie y se dirige al baño. Cuando sale, se limpió el semen de su abdomen y trae puesto un preservativo.

Vyce sale de mí y tira el condón al suelo. Me mira sonriente. Tiene el cabello despeinado y húmedo.

Abre la boca para hablar, pero la voz de Devon lo interrumpe:

―Bien, ahora sí. Vamos. -se acerca a mí, jala de mis tobillos y me acerca a él. Me da la vuelta y me alza las caderas. Con su pene, roza mi entrada. Me penetra de un solo golpe. Grito.

Vyce abre sus piernas a mi alrededor y acerca su erección a mí. La agarro con una mano y empiezo a mover su piel. Él cierra los ojos y se deja llevar.

Devon sigue dándome estocadas fuertes y rápidas. Nada comparadas con las de Vyce.

Acerco mi boca a su pene y doy una lamida. Vyce gime. Lo llevo a mi boca y succiono fuertemente. Vyce vuelve a gemir, pero ahora más fuerte. Aprieta la mandíbula.

Muevo mi boca de arriba a abajo, y mi mano sigue mis movimientos. Con la punta de mi lengua, rodeo su glande. Gruñe.

Es tan excitante verlo así.

Devon me separa un poco más las piernas y sigue penetrando. Me pega una nalgada y yo grito fuertemente.

La habitación está llena de gemidos y jadeos.

Después de unos cuantas estocadas, los movimientos de Devon se vuelven torpes. Sigo en mi trabajo de masturbar a Vyce cuando el gemido potente de Devon llega a mis oídos. Se corre y, después de unas estocadas más, yo también lo hago. Mi cuerpo tiembla, sin embargo, sigo chupando y lamiendo el pene de Vyce.

Devon se tira en la cama, respirando entrecortadamente.

Mis piernas se debilitan y se me hace casi imposible mantenerme en rodillas, así que las estiro, quedando acostada boca abajo. Apoyo mis codos en sus muslos para poder sostenerme mejor.

Acaricio sus testículos con mi mano restante y veo como sus piernas empiezan a temblar. Sus manos se vuelven puños alrededor de las sábanas y noto como las venas de sus brazos sobresaltan.

Llevo su pene hasta el fondo de mi garganta. Toco su pelvis con la punta de mi nariz.

―¡Oh, Eider! -grita cuando se corre. Siento su semen caer en mi boca. Lo trago.

Me acerco a su boca, aún con las piernas temblorosas y susurro:

―Saboréate, cariño. -junto nuestros labios. Lo beso, lenta pero sensualmente. Su lengua roza con la mía. Una corriente eléctrica baja por mi columna.

Con sus brazos, rodea mi espalda. Me pega a su pecho, sin dejar de besarme.

Muerdo su labio inferior y lo suelto, alejándome de él. Hundo mi cabeza en su cuello.

Los tres nos quedamos en silencio, tratando de recuperar la respiración.

―Ven. Tomemos una ducha. -dice. Me ayuda a colocarme de pie y, sin dejar siquiera que me mueva, se agacha, pasa su cabeza por mi costado y me lanza en su hombro.

Chillo de la sorpresa y ambos nos empezamos a reír. Alzo un poco la cabeza y veo a Devon colocándose la ropa de nuevo. Vuelvo a bajar la cabeza.

¡Dios! ¡Este hombre sí que tiene un buen culo! Le doy una nalgada. Él me la devuelve rápidamente.

Escucho la puerta del baño ser cerrada. Vyce me deja en el suelo. Me mira fijamente, su mirada muestra cariño. Acerca su mano a mi mejilla y la acaricia. Se inclina un poco y deposita un beso en mi frente. Se aleja y abre el grifo de la ducha. Me tiende la mano y me ayuda a entrar. Cierra las puertas de cristal luego de entrar. El chorro de agua cae sobre nosotros. Mojándonos.

Vyce se estira y agarra un envase de shampoo. Echa un poco en su mano. Las frota un poco y las lleva a mi cabello.

Mis brazos envuelven su cintura.

Estamos viéndonos fijamente mientras él sigue esparciendo el shampoo en mi cabello.

―¿Qué sucederá ahora? -pregunto bajito.

―Serás nuestra, y yo nosotros seremos tuyos. -responde.

Me quita el shampoo. Ahora soy yo la que agarra el envase de shampoo y echo un poco en mi mano. Invertimos nuestros papeles. Vyce está debajo del chorro y con sus manos en mi cintura, mientras yo le lavo el cabello.

―Me encanta tu cabello. -digo haciendo círculos en su cuero cabelludo.

―Lo sé. -dice y cierra los ojos, disfrutando de mi masaje. Río suavemente.

―¿Cómo lo sabes? -pregunto.

―Siempre lo acaricias.

Una vez listos, salimos del baño. Devon no está en la habitación. Nos secamos y, cuando me voy a poner de nuevo mi ropa, la voz de Vyce me interrumpe.

―No lo hagas. Ven a la cama. -dice acostado y la mitad de su cuerpo tapado con el edredón.

Me tumbo a su lado y me envuelvo con el edredón. Solamente se ve mi cabeza. Vyce y yo empezamos a hablar hasta que una llamada a su celular nos interrumpe.

―¡Yery! ¿Cómo estás hermano? -hace una pausa. Supongo que Yeray está hablando- Sí, estoy acompañado. Yeray, me estás asustando. ¿Por qué ese tono? -dice sonriente, pero pronto su sonrisa desaparece de su rostro. Se sienta en la cama.- ¿Qué? ¿Me estás jodiendo, verdad? Yeray por favor, dime que me estás jodiendo. -dice con la voz quebrada. Me siento a su lado. Vyce tapa sus ojos con una mano. Debajo de esta puedo ver como lágrimas caen. Acaricio su brazo.

―Está bien. Ya vamos. -cuelga el celular. Ahora sus dos manos cubren su rostro. Sus sollozos resuenan por toda la habitación.

―Cariño ¿Qué sucedió? ¿Por qué lloras? -recuesto mi cabeza en su hombro y lo rodeo con mis brazos. Él se tranquiliza un poco.

―Vístete. -se separa de mí y se pone de pie. Seca sus lágrimas.- Gael sufrió una recaída. Intentó suicidarse.

El Misterio de los Dagger ©  [TERMINADA]Where stories live. Discover now