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Eider POV

―¿Para qué llamas? -digo un poco irritada.

Un corto silencio se forma. Luego se escucha un suspiro de su parte.

―Estaba preocupada por mi hija. Quería saber cómo estabas. -dice tan bajo que parece un susurro.

Mi ceño se frunce. Una ira empieza a calentar mi cuerpo.

―¿Preocupada? ¿Tú? -suelto una risa falsa.- Quién lo diría.

―Eider... Eres mi hija. Claramente estoy preocupada por no saber nada de ti.

―¿Ahora si soy tu hija, verdad? Pero cuando murió papá no lo era.

Otro silencio vuelve a aparecer.

―Hija... la verdad es que te llamo para pedirte un favor. -confiesa.

Las ganas de reír no se hacen esperar, así que suelto una carcajada que supongo escuchó toda la calle.

―Que hipócrita eres. -digo aún entre carcajadas.- No te has preocupado por mí desde que murió papá, no me has llamado desde que caíste a prisión y ¿ahora me llamas para pedirme un favor?

―Eider, necesito quedarme unos días en tu departamento. -suelta.

No puedo creer lo que estoy escuchando.

―Erika, pídele ese favor a los tipos que te follabas mientras yo estaba sola en la casa esperándote. -es todo lo que digo y cuelgo.

Me quedo un tiempo afuera, pensando bien lo que acaba de suceder. La puerta del local se abre y veo a Fiore con su rostro bañado en preocupación. Al verme, se suaviza.

―Aquí estás. Pensé que te había sucedido algo. -me regala una hermosa sonrisa que no puedo devolver. Su sonrisa lentamente se borra. Me siento culpable.- ¿Sucede algo?

Suelto un suspiro.

―Erika acaba de llamar. -suelto yendo al grano. Sus ojos se abren hasta el límite. Suelto una sonrisa triste.- Me llamó para pedirme que la dejara quedarse un tiempo en mi departamento.

―¿Qué decidiste? -pregunta.

Niego con la cabeza.

―Aún no decido. No quiero por todo lo que ha sucedido entre nosotras. Pero luego me pongo a pensar que, de todas formas, es mi madre. Y que hubo un tiempo donde sí se preocupaba por mí. Creo que sería tiempo de devolverle ese pequeño momento donde me demostró que le importaba.

Se acerca a mí y me rodea con sus brazos. Apoyo mi frente de su pecho.

―Decidas lo que decidas, aquí estaré para apoyarte. Si lo que quieres es devolverle el favor, puedo quedarme en tu departamento por ese lapso de tiempo, así no se te hará tan difícil.

Lo abrazo con más fuerza.

―Gracias, eres el mejor. -digo. Siento un beso en mi cabello.

―Lo sé. -susurra. Suelto un risa.

―Y un egocéntrico.

―También lo sé.

―Quiero irme a casa.

***

Es un nuevo día. Despierto, me aseo y tomo una ducha un poco larga para relajarme. Decido preparar algo no tan pesado para el desayuno.

Después de desayunar, mi celular vibra con una llamada entrante.

―Hola. -digo al contestar.

―Hola, Eider. -Devon. Devon está llamando.

―Eh, hola. ¿Cómo estás? -preguntó torpemente. Que ridícula soy.

Se escucha una suave risa del otro lado del celular.

―Estoy bien, gracias. Te llamaba para saber si querías salir conmigo hoy. Ya sabes, como una cita. -dice. Mi corazón se acelera un poco.

―Claro, ¿dónde?

―Ya te paso la ubicación y la hora.

―Está bien, entonces nos vemos luego. -digo.

―Sí, nos vemos luego. -dice y cuelga la llamada.

Sonrío como una tonta. Sería como... ¿nuestra segunda cita? Al tener en cuenta ese pensamiento, mi sonrisa crece un poco más. Una segunda cita siempre significa que le gustaste.

Ayer, después de hablar con Fiore y irme a mi departamento, le mandé un mensaje a Erika diciendo que nos veríamos el sábado, dentro de dos días, para aclarar bien las cosas e intentar devolverle el favor.

Intentaré dar lo mejor de mí. Aunque mi madre haya podido hacer todas las cosas que hizo, sigue siendo mi madre, y en el fondo, aún me queda amor para darle.

Mi celular vibra. Veo el mensaje de Devon con la ubicación y la hora.

Me preparo mentalmente para tener mi segunda cita con Devon. 

El Misterio de los Dagger ©  [TERMINADA]जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें