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Devon POV

A las once de la mañana, me llama el recepcionista diciendo que Vyce ya está aquí.

Suena el timbre de mi departamento y abro la puerta.

―¡Hola, hermanitooo! -dice Vyce alargando las o. Se abalanza encima de mí y me abraza fuertemente.

―¿Qué mierda le hiciste a tu cabello Vyce Dagger? -digo mirando su cabello, cual ahora está de un color blanco solo en la parte de arriba.

Vyce tiene una sonrisa enorme sonrisa en su rostro, como siempre.

―Lo teñí. ¿No te gusta?

A decir verdad, no le queda nada mal.

―No, parece que tuvieras canas a tus veintidós años. -miento.

Su sonrisa se borra y en sus labios aparece un ridículo puchero.

―¿De verdad no te gusta? -pregunta, mirándome con ojos de corderito.

Sonrío levemente.

―Si me gusta, te queda bien. Ahora, ¿de qué me querías hablar?

En su rostro vuelve a aparecer su sonrisa de dientes completos.

―Necesito un favor tuyo.

―¿Cuál? -pregunto sentándome en el sofá de mi sala

―Primero, tu dime por qué estabas investigando al buenorro de Fiore. -dice con una mirada pícara- ¿Acaso, al fin, ya saliste del closet? Yo siempre supe que eras gay. -tiene una ridícula sonrisa orgullosa en su rostro.

―Es una larga historia. Y no, No soy gay. Tu radar está fallando. Deberías actualizarlo.

Suelta una carcajada que supongo escuchó toda la cuadra.

―¿Ya me vas a decir qué es lo que quieres?

―Es una larga historia. -dice con una muy mala imitación de mi voz. Lo miro con mala cara.

―Tú primero -decimos los dos al mismo tiempo.

―Mi casa, mis reglas -digo alzando la barbilla- Habla.

―Bueno... Me quedaré unos días aquí, en tu dulce hogar. -dice alegre.

Oh, no, no, no. Eso sí que no.

―Por supuesto que no, hermanito -digo fingiendo alegría.

―Vamos, Devvie. Soy tu hermano favorito... Además los demás ya dijeron que no -añade en voz baja- Sabes, limpiaré tu casa, haré la comida, yo sé que te gusta lo que cocino -dice moviendo las cejas de arriba a abajo.- Haré lo que quieras, seré tu esclavo, pero déjame quedarme un tiempo por favor -junta sus manos, como si estuviera rezando.

―¿Qué pasó con tu departamento? -frunzo el ceño.

―Es que... -dice rascándose la nuca y sonriendo tímidamente- Agh, no me odies ¿si? Sabes que no puedo contener las ganas -creo que ya sé por dónde va esto- Hace como dos meses me despidieron del bar. Las cámaras de seguridad me mostraban a mi teniendo sexo con una trabajadora -Bingo- ¡Es que estaba verdaderamente buena! Si tú la hubieras visto también tuvieras ganas de follartela. Bueno, el punto, es que como me despidieron, dejé de pagar el arriendo. Y, pues, aquí estoy. En la calle como perrito triste y solo. -curva las comisuras de su boca hacia abajo.

Vyce es un verdadero desastre. Lo puedo querer mucho, pero vivir con él es un infierno. Así que me lo pienso un poco.

―Te quedarás solo si cumples unas normas -su rostro muestra felicidad pura- Primera norma: Nada de sexo en mi casa. Si quieres follar anda a un hotel. Segunda norma: Mantendrás todo absolutamente limpio y ordenado,,, y cocinarás la cena -sonríe divertido- y tercera norma... no tengo tercera, solo quería hacerme el interesante.

Se me lanza encima, de nuevo. ―Gracias hermanito. Yo sabía que tú no me ibas a dejar solo y triste en la calle. -me llena la cara de besos. Lo aparto riéndome.- Ahora, cuéntame, ¿Por qué saliste del closet a tus veintiséis años? Es muy tarde ¿no crees? Yo les dije que me follaba a hombres a los quince. -dice cruzando las piernas y apoyando las manos en su rodilla. Parece vieja chismosa.

―Vyce, tú perdiste la virginidad a los nueve. -digo mirándolo con las cejas alzadas.- Y ya te dije que no soy gay. Solo estaba investigando. -me lanza esa mirada de: cuéntamelo todo antes que te lo saque yo a la fuerza. Resoplo y giro los ojos.- Conocí a una chica, ¿bueno?

—Nombre, apellido, edad, nombre de los padres, nacionalidad, ¿dónde la conociste?, ¿cómo es físicamente?...

—¿Quieres calmarte? -digo riéndome- Se llama Eider, la conocí-

—Oh, espera, espera. -dice colocándose de pie, estirando sus brazos a los lados, como si quisiera mantener el equilibrio- déjame traer los Doritos. -sale corriendo a la puerta del departamento y, de algún lugar, saca dos maletas grandes.

—¿De dónde las sacaste?

—Un mago nunca revela sus secretos -me guiña un ojo.

Abre una de las maletas y, efectivamente, trae unos Doritos. Se vuelve a sentar a mi lado mientras abre la bolsa.

—Continúa -dice antes de meter un puño de Doritos a su boca.

—Como decía, se llama Eider Gastrell, nació aquí en Seattle. Su mejor amigo es Fiore, por eso te pregunté por él. Había varias fotos con dos adultos, no se parecía a ellos, pero sí a Fiore. Así que deben de ser sus padres.

—Conoces mejor su vida que ella. -dice perplejo... y con la boca llena.

—Todo eso está en Facebook e Instagram. No es muy difícil averiguarlo.

—Y cuéntame, ¿Cómo la conociste?

Le cuento toda la historia, sin omitir ningún detalle.

—Hermano, esa chica es toda tuya. Nacieron para estar juntos. Fóllatela.

—La conocí ayer Vyce. Para eso tengo que volverla a ver. Tendré que hacer algo para volvera encontrarla.

—Y luego te la follas. -murmura.

Que estresante va a ser vivir con este hombre. 

El Misterio de los Dagger ©  [TERMINADA]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon