~43

294 35 3
                                    


Vyce POV

Limpio la nariz de Fiore en el baño de hombres de la disco.

―¿Cómo se te ocurre intentar coquetear con un ganster, Fiore? -pregunto, pero su mirada está perdida.

Él está demasiado drogado y ebrio. Mi pene sigue erecto por el baile de Eider.

―¡Vaya! -exclama Fiore.- Pero, ¿qué tenemos aquí? -dice y coloca su mano en mi erección.

Mis ojos se abren al límite y me separo de él.

―Fiore estás drogado y ebrio hasta los huevos. No vuelvas a tocarme. -digo. Boto los papeles llenos de sangre. Siento las manos de Fiore en mi pecho.- Fiore... -advierto.

―Ya lo hemos hecho antes, Vyce. ¿Cuál es el problema ahora? -pregunta y acerca sus labios a los míos. Giro mi cabeza, huyendo de sus ellos. Sin embargo, acaban en mi cuello, repartiendo besos y lamidas que hacen que mi pene duela aún más.

―Que... El problema es que estoy enamorado de Eider. ¿Te acuerdas de ella, no? Tu mejor amiga... Mi novia. -trato de hacerlo entrar en razón, pero sus manos empiezan a desabrochar el botón de mi pantalón. Mi fuerza de voluntad empieza a desaparecer, sobre todo porque también estoy ebrio y drogado.

Veo como se arrodilla ante mí. Quiero detenerlo, quiero decirle que pare, que tengo novia. Pero no puedo. Las ganas son mucho más grandes y me siento jodidamente mal por estarle haciendo esto a Eider.

Vyce, tú puedes. Detenlo. Haz que pare. Piensa en Eider. me repito una y otra vez, pero ya es tarde cuando siento su boca sobre mí. Cierro los ojos y trato de imaginar que es ella. Que es ella la que tiene mi pene en su boca y no su mejor amigo.

Me asusto cuando siento otros labios en mi cuello. Abro los ojos de inmediato y me alejo para ver a la persona. Mi ceño se frunce cuando veo a Eider. Sus ojos están rojos y unas ojeras violáceas están debajo de ellos. Está sudada y su ropa se adhiere a su cuerpo perfecto.

―Esta la pagarán caro. No crean que la dejaré pasar, pero en estos momentos estoy muy caliente y drogada, así que hagámoslo. -dice para Fiore, que ya alejó su boca de mí, y para mí.

Fiore se levanta del suelo y se coloca detrás de ella. Se baja la cremallera de su pantalón y sube la falda de Eider hasta su cintura. Ella queda frente a mí y coloca sus manos en mi pecho y empieza a bajar.

―Los quiero a los dos. -dice ella en un susurro.

―¿Ya lo has hecho antes? -le pregunto y ella asiente con la cabeza. Agarro sus piernas y las enrosco en mi cintura. Fiore y ella gimen al mismo tiempo y sé que ya ha entrado, así que agarro mi erección y entro en ella también.

Sus ojos se giran del placer y yo disfruto viéndola. Ambos empezamos a salir y entrar en estocadas fuertes y duras. Con una mano, ella jala de mi cabeza hacia su cuello y con la otra jala el cabello de Fiore.

Nuestros gemidos y nuestras pieles chocando es lo único que se escucha. Beso su cuello y hago con él lo que quiera, provocando más excitación a mi novia.

―Pero... ¿Qué carajos? -escucho que dice una voz masculina. Los tres giramos la cabeza hacia la puerta del baño, donde se encuentra un hombre con más droga en su cuerpo, que sangre.

―Vete. -digo viéndolo amenazante. El hombre me hace caso y sale del baño, cerrando la puerta.

Los tres seguimos en lo nuestro. Me acerco y beso los labios de Eider, pero ella jala de mi cabello y lleva mi cabeza a los labios de Fiore. Lo beso con rudeza. Nuestras lenguas chocan y ambos gemimos.

Siento los labios de Eider en mi cuello y siento que voy a explotar de placer. Gimo sobre los labios de Fiore y los muerdo antes de echar mi cabeza hacia atrás, cerrando los ojos.

―Estoy cerca. -susurra Eider y hago mis movimientos más rápidos y fuertes.

Sus piernas se aprietan alrededor de mi cintura y clava las uñas en mis hombros, mientras su cabeza cae sobre el hombro de Fiore y suelta un gran grito de placer. Su cuerpo empieza a convulsionar, pero no paro.

Sigo moviendo mis caderas hacia adelante y hacia atrás. Una, dos, tres veces. Su cuerpo se sigue sacudiendo sin control. Escucho el gemido de Fiore y veo como sale de ella. Se coloca el pantalón y sale del baño.

―Yo... ¡Vyce! -grita y llega a su segundo orgasmo. Yo llego con ella. Ambos respiramos rápidamente. Descanso mi cabeza de su pecho y ella coloca sus manos en mi nuca.- Bájame.

Hago lo que me dice y nos vestimos. Me acerco a darle un beso en la boca, pero mueve la cara. Me observa con expresión neutra y niega con la cabeza. Sale del baño y yo me quedo pensando en lo idiota que fui.

***

Observo como Eider bota algunas lágrimas por la despedida de las gemelas. Me duele verla llorar. Sin saber por qué, mi mente piensa que esas lágrimas son por lo sucedido con Fiore y no puedo evitar contraer mi rostro de dolor.

―¿Estás bien o también te duele la despedida de las gemelas? -pregunta Fiore mientras observa también cómo se despiden y se dicen cosas lindas.

―Por supuesto que duele. Les había agarrado cariño. -digo.- Fiore...

―No tengo ni idea de por qué lo hice. -dice antes de que pueda preguntar. Veo en sus ojos que está realmente arrepentido.- Yo hablaré con Eider. Le diré que fue mi culpa.

Suspiro fuertemente y veo como el pequeño Milton viene hacia mí. Me coloco a su altura y envuelve sus bracitos alrededor de mi cuello.

Adiós. -dice en español y siento unas lágrimas rodar por mi piel. Mi corazón se rompe.

Adiós, pequeño. -digo también en español. Separo su cuerpecito y lo tomo por los hombros.- Nos volveremos a ver, ¿bueno?. No llores, campeón.

Luego de unos minutos más de despedida, se alejan de nosotros. Nos damos la vuelta y empezamos a caminar hacia la salida del aeropuerto. Por instinto, busco la mano de Eider y es cuando me doy cuenta que está caminando mucho más deprisa que nosotros.

Camino un poco más rápido y logro alcanzarla. Tomo su brazo para frenarla. Se zafa de un manotazo.

―Estoy furiosa contigo. Con ambos. -dice señalando a Fiore que acaba de llegar hasta nosotros.- No puedo creer lo que me han hecho. No solo me dañaron a mí, sino que dañaron nuestra relación. -observo como sus ojos se llenan de lágrimas. Me duele el pecho.- Saldré a... a caminar. Necesito pensar. Ustedes váyanse a sus casas... o no sé, a lo mejor vuelven a follar. -eleva sus brazos levemente.- No me sigan.

Se da la vuelta y continua caminando hacia la salida. Fiore y yo nos quedamos estáticos observándola irse.

―La he cagado feo. -dice él.

―La hemos cagado feo. -corrijo.

―De verdad, lo siento muchísimo. No tengo ni idea de por qué lo hice. Pensé con la polla y no con el cerebro. Lamento arruinar su relación. Trataré de hablar con ella.

Nos miramos en silencio.

―Por lo menos salió un buen trío de todo esto. -digo intentando aligerar el ambiente y una pequeña sonrisa aparece en nuestras bocas.- Vámonos. -palmeo su hombro y empezamos a caminar. 

El Misterio de los Dagger ©  [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora