Capítulo 52 - Sin miedo a vivir

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Cuando despierto es nuevo día, una nueva oportunidad

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Cuando despierto es nuevo día, una nueva oportunidad.

Hoy me siento bien, por primera vez en meses, me siento tranquila.

Hoy nuevamente me siento yo.

Reviso mi teléfono, tengo un mensaje de mi hermano deseándome feliz día, otro de mis padres pidiéndome que me divierta y que les envíe fotos de todo lo que vea. Hay un mensaje de Nathan recordándome que todavía no le he dado la receta super secreta de las galletas de chocolate rellenas de mamá. Le envío la receta, respondo el mensaje de mis padres y luego tomo la nota que hay en la mesita de noche.

Baja directamente a la terracita del café, te tengo una sorpresa.

Lorelie.

Me doy una ducha rápida para quitarme los remanentes del sueño y del llanto, luego le sonrío a mi reflejo: tengo los ojos un tanto inflamados, la nariz roja y el pelo hecho un desastre, y me encanta lo que veo.

— Bienvenida.

Lágrimas se asoman y las dejo fluir, luego me tomo un pequeño respiro antes de bajar hasta la terracita con una sonrisa en los labios, me detengo cuando la veo, mi corazón se acelera y la sonrisa en mis labios crece, ella sonríe apenas me nota.

— Samy Sam —corro hasta mi mejor amiga, mi hermana, abrazándola con fuerza.

— ¡Roja! —permanecemos así un rato, hasta que el olor a chocolate acaricia nuestra nariz —. ¿Cuándo llegaste?

— Hace unas horas —responde tomando la taza que Elisee le presenta —. Ayer recibí una llamada de estas dos bellas damas. Escuché que finalmente encontraste tus lágrimas —afirmo tomando mi propia taza de chocolate caliente.

— Lo hice —mordisquea su labio, parece nerviosa —. ¿Qué sucede? —suspira.

— Él ha vuelto a Londres.

Un pequeño pellizco de incertidumbre aparece en mi pecho, y me sorprendo muchísimo notar que el agobiante dolor que antes sentía cuando alguien o algo me lo recordaba, se ha ido.

Sé que no será fácil, que todavía necesito sanar, que necesitaré tiempo y mucho esfuerzo, y también sé que ayer por la noche he dado un paso enorme, y que de aquí en adelante no volveré la vista atrás.

— ¿Lo has visto? —niega.

— No, no personalmente, fue mamá quien me dijo que lo vio rondando el departamento días atrás —asiento, tomando un pequeño sorbo al chocolate, tres pares de ojos expectantes me analizan.

— Lo que sea que él quiera decirme, sí es que tiene el valor, tal vez deberá esperar —ella parpadea, pareciendo asombrada y un tanto confusa.

— ¿Cómo?

— He aceptado el trabajo de mis sueños —su boca se abre son sorpresa.

Sam #PGP2021Where stories live. Discover now