Capítulo 10 - Monte Albán

1.4K 264 31
                                    

—     Esto es

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— Esto es... No tengo palabras.

Las dos estábamos sin aliento mientras intentábamos asimilar la belleza que teníamos frente a nosotras.

— Fue la capital indígena más importante de la región de los valles de Oaxaca durante el llamado periodo clásico 400–800 d.C. Cuando fue habitada por la cultura zapoteca.

— Sabionda —se burló.

— Tarada.

Nos detuvimos frente al Juego de Pelota Grande, tomamos algunas fotos mientras yo le hablaba sobre el lugar, ella atendía a cada palabra que salía de mi boca, un grupo de turistas se unió a nosotros y repentinamente me convertí en una guía de turistas gratuito, después de un rato el grupo se separó para dejarnos a ambas frente a la Gran Plaza.

— ¡Madre mía! Es gigantesco —sin que lo notará tomé varias fotografías de ella, me gustaban esa clase de fotografías, del tipo en donde una persona es tan natural que se muestra sin tapujos como realmente es —. ¡Ay Sam! Me han dado ganas de llorar —enjugó una lágrima y sonrió —. Te parecerá tontísimo, pero este lugar es tan majestuoso que siento que se me apachurra el pecho.

— No me parece tonto, yo siento lo mismo.

Las fotografías, videos, documentales, todo, todo lo que habíamos visto y estudiado no le hacía honor a la belleza de Monte Albán; poder verlo con mis propios ojos era una cosa totalmente diferente.

Nací en México, pero mis padres viajaron hacia Londres y toda mi vida había sido hecha allá. Papá siempre me contaba sobre las bellezas de México, su historia, sus costumbres y su gente. Desde pequeña había soñado con visitar cada pequeño lugar que pudiera de este hermoso País, y estaba dispuesta a hacerlo.

Terin corría de un lugar a otro, señalando, saltando, aplaudiendo y admirando todo lo que nos rodeaba, yo corría detrás de ella intentando inmortalizar en mi memoria y con mi cámara cada momento.

Construcciones de piedra gigantescas, esparcidas por todos lados, cada una más y más bella que la otra. Continuamos visitando por horas cada lugar que tenia para mostrarnos, nos quedamos observando fijamente El Patio de los Danzante; figuras picadas sobre la piedra con algunos grabados en la superficie.

— ¿Cuánto tiempo pudo haberles tomado hacer esto? Yo apenas puedo hacer una figura de plastilina medianamente decente para las maquetas de mis sobrinos.

— Eran arquitectos fabulosos.

— Eran artistas.

— Son hermosas, ¿verdad? —ella asintió.

— Tómame una foto al lado de las figuras.

Terin posaba al lado de cada una de las piedras cuando sentí un escalofrió que me hizo estremecer, a mi amiga casi se le salían los ojos de sus cuencas por lo que sea que estuviera viendo detrás de mí.

Sam #PGP2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora