Capítulo 3 - Un inicio accidentado

3.3K 472 118
                                    

Dos años antes

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Dos años antes.

Estaba viajando a una velocidad legal, disfrutaba del viento golpeando mi cuerpo. Viajar con mi bebé siempre me hacía sentir libre y completamente viva. Amaba la naturaleza, amaba esta sensación de libertad, amaba... Un golpe en la parte trasera de mi motocicleta me hizo perder el control, salí despedida, volando por los aires.

— ¡Santo bebé Jesús!

Por suerte para mí caí sobre la alta grama. Aunque no había sido un golpe suave, la hierba había amortiguado un poco mi caída. El golpe me sacó el aire de los pulmones haciendo castañear mis dientes. Rodé por unos metros hasta quedar recostada, viendo el azul cielo, las nubes y algunas aves.

Por los clavos de Cristo, ¿en serio acabo de ser arrollada?

No eran ni las nueve de la mañana cuando había sido arrollada por primera vez en toda mi vida. Escuché un automóvil frenar en seco, después otro ruido, como de algo metálico siendo arrastrado, luego el sonido de otro vehículo mucho más grande deteniéndose.

Una puerta se abrió a lo lejos y pasos apresurados se acercaron hacia donde me encontraba tendida. La luz del sol fue cubierta por una silueta masculina, cuando se inclinó un par de grandes y hermosos ojos esmeralda me observaron con preocupación. Él no podía verme, la pantalla de protección oscura de mi casco no le permitía ver mi rostro.

— No te muevas, llamaré a una ambulancia.

Me quede ahí recostada, odiándolo. ¡El baboso me había arrollado!, de milagro seguía viva.

Moví mis pies, luego mis piernas, mis muslos, la cadera, los hombros, mis brazos, antebrazos y la cabeza, respiré aliviada incorporándome lentamente, aparentemente no tenía nada roto pero me dolía todo el cuerpo. Sus manos fueron a mis hombros inmediatamente.

— Quédate acostado, la ambulancia está en camino.

Giré la cabeza hacia su automóvil, pude ver una rubia despampanante en el asiento del copiloto, labios hinchados y el labial rojo corrido, su larga melena era un desastre, su vestido estaba torcido en la parte superior. Rodé los ojos volviendo la vista hacía él, llevaba un traje arrugado, lucia bastante desaliñado, y ¡sorpresa!, su cremallera estaba abierta, al igual que su cinturón.

¿En serio? Debe ser una bendita broma.

Al tipo le venían meneando la canoa en su auto y terminó arrollándome.

¡La santa que me parió!

Quité sus manos de mis hombros, no quería ni imaginarme en donde habían estado minutos antes. ‹‹Seguramente no en el volante››. Al levantarme una punzada de dolor me recorrió la espalda, juré por mi vida que si tenía un esguince o un hueso roto iba a partirle la cara de tarado a patadas, y meterle el casco por donde la luz no alcanza a llegar.

Sam #PGP2021Where stories live. Discover now