Capítulo 43 - Preparativos

760 135 54
                                    

—      ¡Una boda! ¡Mi pequeña se va a casar! Amor mío

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

— ¡Una boda! ¡Mi pequeña se va a casar! Amor mío. ¿Sabes lo que significa eso? —el entusiasmo de mi madre le estaba causando urticaria a mi hermano —, ¡nietos! — y probablemente le iba a causar una apoplejía a mi santísimo padre —. ¡Muchos nietos!

Mi madre me estaba volviendo loca, y la madre de Gabriel igual.

Luego de cuatro meses de compromiso, más y los preparativos que iban a la velocidad de la luz, tenía los nervios de punta, y un poco de miedo sí que me había entrado.

Cuando Gabe pidió mi mano a mis padres, mi madre prácticamente me había lanzado a sus brazos, luego grito algo sobre Las Vegas y que fuera rápido, después comenzó a hablar de nietos y más nietos.

— ¡Muchos! Quiero cinco, bueno quizás diez, así que, a ello, los dos.

Negué sintiendo que se me salía el corazón por la garganta.

Apenas tenía veintiséis años, y él treinta, pensar en hijos para mí era demasiado pronto, además, Gabe y yo no habíamos hablado todavía sobre tener hijos, apenas si nos habíamos comprometido.

— Mamá —se quejó Anton, a quien apenas habían dejado moverse de la mesa, pues lo tenían planificando un viaje familiar que incluía al mismo Terror.

— No me digas que no te gustarían un montón de sobrinos.

Indagó Emma, Anton sonrió tirante dedicándome una mirada de súplica mientras consolaba a Terin, quien se había vuelto un mar de llanto en cada ocasión que alguien mencionaba la boda.

— Es que todo esto me hace tan feliz. Tan pero tan feliz.

Decía ella en cada oportunidad que tenía, luego se autoproclamó dama de honor, y defendía ese puesto día sí, y día también de mis primas, quienes ya le habían puesto el ojo a dicho honor. También había notado lo nervioso que se ponía Gabe cada vez que alguien mencionaba la palabra boda. La sonrisa ya no llegaba a los ojos, pero eso solo pasaba cuando alguien ajeno a mí tocaba el tema, porque cuando lo hablábamos, Gabriel resplandecía, y volvía a ser él mismo.

Cuando pidieron mi mano en matrimonio, Emma lloró a mares, y nos felicitó, y luego volvió a llorar. Su padre nos dio una charla sobre el matrimonio y la confianza, Nathan se notaba realmente animado con todo el asunto, y se había autonombrado el padrino principal del novio.

— Joseph, has oído, se casa, mi hijo se casa, mi pequeño se casa, y nos dará tantos nietos que no nos daremos abasto con ellos —Emma achuchó el rostro de Gabe hasta casi sacarle los ojos.

— Mamá, me estás haciendo daño —se quejó.

— Te casas. Se casa. ¡Gracias Dios mío! ¡Gracias!

Emma también achuchó mi rostro, entonces me di cuenta de que realmente dolía y que Gabriel no exageraba en absoluto.

— Mamá, afloja un poco, que le vas a sacar los ojos a mi cuñada.

Sam #PGP2021Where stories live. Discover now