Capítulo 22 - Noche buena y lejía mental

903 183 43
                                    

Terin estaba intentando lidiar con la "desastrosa" y terrible decisión de haberse cortado el pelo un día antes de la cena familiar, aparentemente había olvidado que la humedad y el pelo no eran los mejores amigos; también se quejaba de tener la pe...

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Terin estaba intentando lidiar con la "desastrosa" y terrible decisión de haberse cortado el pelo un día antes de la cena familiar, aparentemente había olvidado que la humedad y el pelo no eran los mejores amigos; también se quejaba de tener la peor mejor amiga del mundo, una que le había permitido tomar la peor decisión de estilo de su vida adulta.

— ¡Esto es horrible! ¡Terrible! ¡Es trágico! ¡Esto es fatalista! —hice un gesto negativo con la cabeza cerrando los ojos —. Mi cabello es un desastre, es terrible. El corte no me queda.

Chilló cual niña pequeña.

La escudriñé unos segundos, su pelo había perdido un máximo de 2 centímetros, tenía nuevas capas, pero pasar de tenerlo perfectamente lacio a medio ondulado de un día para otro aparentemente era una tragedia abismal.

— Deja de ser tan dramática —ella infló las mejillas demostrando cuando molesta estaba, yo me reí —, pareces una ardilla inflando así los cachetes.

— Es que me veo fatal —blanqueé los ojos.

— Claro que no, si no te gusta como se ve suelto, trénzalo, se te verá genial —ella salió del cuarto refunfuñando, y luego volvió trayendo consigo lo necesario para su nuevo peinado.

— ¿Cómo estás?

Dejé de lado el peine para dedicarle toda mi atención a Terin, mi hermano nos iba a echar una buena bronca cuando llegará por nosotras; las dos seguíamos en bata afelpada y no estamos ni cerca de estar listas para la gran cena de Noche vieja.

— Bien, estoy bien —ella mantuvo su atención en las puntas de su pelo.

— ¿Segura? —indagó evitando mi mirada.

— Terin —advertí, ella mordió su labio dedicándome una mirada cargada de duda.

— Es que, bueno, estabas muy animada con todo el asunto, y de repente... —realizó un movimiento de manos fingiendo que algo se desvanecía —, ¡puff!, se esfumó, y te ves algo rara. Seria.

— Yo soy alguien serio, y en primera, no se esfumó, sencillamente no apareció, punto. Seguido de eso, estaba feliz de mostrarle esa pequeña parte de mi vida porque él me cae bien, y sí, estaba entusiasmada, pero que me dejará colgada con mi idea de pasar tiempo juntos para conocernos un poco más se sintió bastante feo, y eso no es el fin del mundo.

Ella volvió a inflar las mejillas mientras escudriñaba su pelo, yo me dediqué a lanzarle ositos de peluche con la mente. Terin suspiró y asintió.

— Él se lo pierde —puntualizó dedicándome una sonrisa, yo le sonreí de vuelta.

— ¿Tú cómo estás? —me dio un guiño.

— Como Santa Eduviges —me carcajeé, ella me lanzó un beso —; buena por donde te fijes. Vamos, que la cena no espera y recuerda que el último en llegar lava los platos.

Sam #PGP2021Where stories live. Discover now