22, Jungi

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Jungwoo, en su día libre de fin de semana, decidió camuflarse con la mascarilla, quitarse su peluca y salir en el anonimato.

Le aliviaba saber que todavía podía esconderse tras una mascarilla, que tapaba la mitad de su cara, sin ser reconocido.

Todavía le quedaba esa duda y esa pizca de temor de salir a la calle como un hombre y ser reconocido como Jungi o atraer atención. Por eso, siempre que Jungwoo salía como él mismo, se vestía con ropa corriente, una talla más ancha que la suya, y ocultaba la forma de su cuerpo en ella.

Y, aunque sabía que de vez en cuando atraía la mirada de algunas chicas que pasaban por su lado, aun con esas nadie le conseguía reconocer.

Y durante esos momentos se sentía como una persona normal. Capaz de hacer cosas por sí mismo, independiente y libre.

Fue directo a un puesto de comida callejera que vendía pastel de pescado, el cual le atrajo por el olor que desprendía y compro dos pasteles en un palito.

Se apartó a una esquina donde no había nadie y estaba poco transitada, se bajó la mascarillas hasta la barbilla y devoró los pasteles como si se los quitasen de las manos, sin esperar que se enfriaran.

En seguida se colocó la mascarilla al terminar y se fue de esa calle, frotándose los ojos con las manos. Había dormido muy poco la noche anterior, después de haber visto todo tipo de comentarios sobre la noticia de su personaje en la nueva serie y el del que sería su pareja ficticia. Eso bastó para quitarle horas de sueño.

Sin darse cuenta de que iba en dirección contraria de las personas que venían de frente, se chocó con una por el hombro.

<< Qué poco tacto tiene la gente que no se aparta aunque ve que yo no podía verle>>, pensó mientras se lo frotaba.

— Perdón.– Se disculpó sin forzar la voz.

La otra persona también se disculpó con él, quedándose quieta delante de Jungwoo. Este se movió hacia la derecha para pasar por delante sin mirarle a la cara, recordando que debía pasar desapercibido.

— ¿Estás bien? Deberías mirar por donde vas.

Al reconocer su voz, Jungwoo se quedó helado en su sitio.

No podía ser.

No allí, ahí mismo.

Levantó la vista como si acabase de escuchar a un fantasma.

Jaehyun, vestido con una larga gabardina marrón, le miraba con curiosidad de arriba a abajo. Sus observadores ojos se entrecerraron, analizándole con su mirada policial.

— Pareces pálido...

Jungwoo de hecho lo estaba. Trataba de moverse y salir corriendo pero su cuerpo no lo permitía. Sus pupilas temblaron bajo su flequillo rubio y solo se le ocurrió cubrirse la frente, como si aquello pudiera evitar que Jaehyun pudiera ver su pelo corto.

— Iba a trabajar ahora, pero puedo llamar a un taxi que te lleve a un hospital.

— N–no hace falta. De verdad.

— No, es mi deber.

Jaehyun sacó su móvil del bolsillo de la gabardina y marcó un número. Mientras daba tono y esperaba a que lo cogieran, intentó darle ánimo al chico pálido y delgaducho con el que acababa de toparse, dándole una pequeña palmada en la espalda, pero Jungwoo se apartó a tiempo para dejarle con la mano en el aire.

— Estoy bien, gracias. Además, ¿no tienes que ir a trabajar?

Alguien cogió el teléfono al otro lado de la línea y la compañía de taxis respondió. Jaehyun volvió a la llamada y los nervios de Jungwoo aumentaron con tensión, a punto de desmayarse.

— ¿Sí? Hola, ¿podrían enviar un taxi a mi ubicación? Vale, gracias.

Jungwoo suspiró con pesar y retiró sus manos de la frente, viendo que no servía de nada. Al menos, por como el otro chico le miraba, entendía que no le había reconocido.

Lo malo era que se dio cuenta de que Jaehyun decía que iba de camino al trabajo y estaban en el vecindario cerca de su casa.

Se le ocurrió que quizá iba en busca de Jungi. Así que se relajó un poco y fingió que todo estaba bien.

— Relájate.— Se dijo asegurándose de que el otro no escuchaba.— Eres Jungwoo ahora. Un chico. Eres tú mismo, deja de comportarte como Jungi y vuelve a tus sentidos.

De esta manera, y como nuevo, sus mejillas volvieron a su color original rosado, se volvió hacia donde estaba Jaehyun con una sonrisa de oreja a oreja que estrechó sus ojos.

— No necesitaré ese taxi. Puedes cogerlo tú, yo estoy mejor y ya me iba a casa.

Jaehyun, que había colgado, se cruzó de brazos, pareciéndole que Jungwoo le recordaba a una persona. Pero no lograba averiguar quién exactamente era. Su manera de actuar era extrañamente familiar y la forma de sus ojos marrones la había visto antes en alguna parte.

— ¿Dónde vas tan rápido?

Jungwoo borró su sonrisa y tragó saliva, encorvándose.

— A mi casa. ¿Debería de importante eso?

— ¿Nos hemos visto antes? Me parece que te cono–

— ¡No! ¡No! ¡Imposible!— Hizo gestos con las manos erráticos, cortándole.— No soy de aquí.

— Lo siento. Me habré equivocado.

Jungwoo solo sonrió de nuevo incómodamente, habiéndose salvado por muy poco de ser interrogado por el lado policía del chico.

Y se iba a volver en dirección contraria rápidamente, pero una mano apareció sin esperarlo frente a su cara y le bajó la mascarilla que ocultaba su rostro.

Casi en un parpadeo, una sombra cubrió su cuerpo, por arriba de su cabeza.

Jaehyun, que le había quitado de la nada la mascarilla que ocultaba su identidad, ahora estaba a unos centímetros de él, cubriéndole con su cuerpo y tapándole el rostro con su gabardina, levantándola por ambos de sus lados a modo de cortinas para no revelarlo al público.

En el interior cálido y oscuro de su abrigo estaban ellos dos, casi pegados el uno al otro pero con la suficiente distancia como para ver claramente quién era.

— Lo sabía.— Le susurró.— Tienes sus mismos ojos.

Jungwoo abrió estos de tal manera que quedó en estado de shock, incapaz de reaccionar. Solo le pidió al universo que le diera una segunda oportunidad para no fastidiarlo todo.

— Jungi.

No Longer 「Jungwoo • Taeyong • Jaehyun」Onde histórias criam vida. Descubra agora