⒊ Jaehyun

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Jaehyun estaba caminando por la calle hacia la estación de comisaría de policía, con su respectivo uniforme puesto y los ojos observadores a su alrededor. Nunca sabía qué era lo que podía pasar, estuviera de servicio o no, cualquier accidente o robo podía producirse ante sus ojos. Y él estaría ahí para ayudar a quien lo necesitase sin necesidad de preguntar antes.

Paró de caminar delante de la parada del autobús, donde iba a esperar a su compañero de trabajo. Allí, cuando las personas que iban a subir al vehículo se disiparon, la parada quedó vacía, y pudo ver un enorme cartel reluciente en la esquina que de inmediato llamó su atención.

Era un simple anuncio de un refresco para el verano, como se podía ver en todas partes, pero eso no fue lo que le hacía de alguna manera especial. Lo que verdaderamente llamó su atención no era el producto, sino la mujer joven que lo anunciaba. Una chica unos años más pequeña que él, de cabello rubio claro y una sutil sonrisa en sus labios rosados sujetaba la botella de cristal bajo su rostro.

Lo que a Jaehyun le llamó la atención no fue lo que el anuncio quería transmitir, sino algo que captó mucho más allá. La tristeza que escondían sus ojos.

La sombra de un hombre gordo y bajo tapó su bella sonrisa, provocando que Jaehyun se diera la vuelta. El compañero que le habían adjudicado de trabajo aquella vez había llegado tan sigilosamente que Jaehyun pensó que era algún tipo de pervertido rondando por el cartel de la chica.

— ¿Qué? ¿He hecho algo mal?

— ¿Quién es ella?— Señaló Jaehyun el cartel.

— ¿Ella? ¿No la conoces?

Al ver el rostro verdaderamente sorprendido del hombre, que parecía creer que había vivido toda su vida bajo una piedra, Jaehyun se rascó la cabeza, pensativo.

— No. ¿Debería? He estado demasiado ocupado últimamente con las rondas.

— ¡Es Jungi!, ¡Jungi, la idol! ¿Hola? Aj, ¿por qué siempre me toca hacer turnos con los que no tienen ni idea de idols? ¿De qué vamos a hablar? ¿De fútbol? ¿De política?

Su compañero se veía muy afectado y miraba a Jaehyun como si fuera un extraterrestre de otro planeta, cuando en realidad, eso era justamente lo que pensaba Jaehyun de él. De todas formas, en vez de responderle, se volteó de nuevo hacia la fotografía de la chica, haciendo contacto visual con sus ojos.

— Jungi...

— ¿Cuánto tiempo hace que no sales a tomar soju? Podrías venirte esta noche y salir de casa después del trabajo. Podría ponerte al día sobre los grupos de chicas.— Le dijo alzando las cejas mientras le daba en el brazo, babeando, pero Jaehyun lo ignoró y le miró con disgusto.— Si te gusta Jungi, un amigo fue a su último concierto y sacó unas fotos realmente sexys de ella...

— Esta noche no puedo.— Le cortó Jaehyun, alejándose unos pasos de él con el ceño fruncido.— Hago horas extra.

— ¿En serio? ¿Tanto deseas ese ascenso?

— Más que tú, seguro. Vamos.

El cielo comenzaba a oscurecer cuando las diez y media dieron en el reloj de la comisaría y Jaehyun y su compañero comenzaban el turno de noche.

Aunque ser policía siempre era algo que había soñado con ser desde muy pequeño y que había conseguido, a veces deseaba acabar con su trabajo y renunciar. Sobretodo en noches como aquella, que estaba esperando a que las horas pasasen rápido mientras escuchaba a su compañero parlotear de fondo sobre algún tema sin importancia.

Estaba sentado en la oficina esperando a que el teléfono sonara, pero ningún caso se reportaba y todo parecía en orden, por lo que estaba tremendamente aburrido.

Pero todo eso cambió hacia las dos y cuarto de la noche, cuando un superior entró a la oficina con dos hombres detenidos. Jaehyun rápidamente se levantó de su asiento y le pidió si podía ayudarle, a lo que su superior asintió, entregándole a aquellos hombres para que él hiciera su trabajo. Pero a él no le importó lo más mínimo, ya que estaba deseoso de poder hacer algo y dejar atrás a su compañero solo en la oficina.

Jaehyun los metió en la celda. Uno de ellos, un hombre de unos cuarenta y cinco años, con canas, de aspecto fuerte y un pestilente olor a alcohol en la ropa, se asomó entre las rejas para rogarle.

— ¡Espera, espera, espera! ¡Tengo que salir de aquí!

Jaehyun, que no tenía nada mejor que hacer en ese momento, le siguió la conversación.

— Eso dicen todos. Lo siento pero si no paga la fianza no puede irse.

— El único hombre que podía pagarla está en París. Pero no es eso. Tengo que proteger a una chiquilla... cómo se llamaba... ¡ah, sí! ¡Jungi!

— Tiene que pagar. Dígale a esa tal Jungi que lo pague por usted y así podrá salir.

— ¡No, no puede! ¡No puede enterarse de que estoy en la cárcel!

— ¿Es su hija?

— Sí, sí. Digo, no, no.— El hombre parecía estar debatiéndose entre la sobriedad y la ebriedad.— ¡Pero alguien tiene que protegerla!

— Pues que se busque un novio.

— Tú. —Le señaló sacando un brazo estirado.— ¡Tú! ¿Eres policía?

— Yo diría que sí. Mire, tengo una placa.

— Bien. Y estás en buena forma. ¿Te consideras buena persona? Bueno, tienes cara de ser de esos blandos que devuelven el dinero y los objetos perdidos y ayudan a las abuelas a cruzar la calle.

Jaehyun soltó una risa falsa que el hombre le siguió, pero que se esfumó cuando Jaehyun le dirigió una mirada sarcástica.

— ¿Qué se supone que espera que diga? Soy policía.

— ¿Y te gusta tu trabajo? ¿No preferirías ganar más dinero y que te explotaran menos?

Se quedó en silencio, callado. No le gustaba que nadie sacara el tema de su trabajo. Sí, estaba sobreexplotado, le habían puesto más rondas y trabajos extra que a nadie. Sí, estaba buscando ganarse un mejor puesto en la comisaría y un ascenso. Pero no, aunque estaba harto y seguía trabajando, nunca lo hizo por el dinero.

Jaehyun se dio la vuelta, dispuesto a irse, cuando el hombre estiró más la mano y le agarró de la manga de su uniforme.

— ¡Espera! Soy manager y representante. Bueno, iba a serlo.— El chico se giró hacia el hombre de brazos cruzados, pensativo y él le alargó un papel que le entregó.— Ten, aquí tienes esta tarjeta. Por favor, cuida de ella o el señor Lee me matará.

Podía ver la desesperación en sus ojos por la manera en que se aferraba a su uniforme de policía, sin dejarlo ir hasta que aceptara. Pero Jaehyun tan solo se soltó, alisó las arrugas del traje y tiró la tarjeta al suelo antes de irse.

— Creo que ha bebido demasiado, señor. Túmbese y duerma.

No Longer 「Jungwoo • Taeyong • Jaehyun」Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum