No Longer 「Jungwoo • Taeyong • Jaehyun」

⒈ Solo

Sus ojos se iluminaron cuando vieron las patatas fritas con ketchup que había pedido encima de la mesa, en su camerino. Las cogió y se sentó a devorarlas en uno de los sofás como si fuera la primera vez que las comía, saboreando cada una que se metía en la boca. Se ponía hambriento cada vez que iba a salir al escenario y siempre tenía que ahogar sus nervios con la comida, aunque a esas alturas ya se había acostumbrado a controlarlos.

Los miembros de su staff se paseaban de un lado para otro por detrás de él, retocando su maquillaje, peluca, ordenando la ropa...

Sacó su teléfono móvil mientras comía y buscó su nombre artístico en el buscador, viendo los resultados que salían. Pero, antes de eso, aparecieron unas fotos de él en su último concierto.

Había cambiado, de eso no había duda, tanto física como personalmente. Seguramente si alguno de los niños con los que iba al instituto lo viera ahora, no lo reconocería como el mismo chico que un día fue. Eso les sería imposible, sobretodo porque la mayoría del tiempo no era Jungwoo, sino Jungi.

Su dedo se deslizó hacia abajo para ver qué era lo que la gente y sus millones de fans estaban buscando sobre Jungi.

Sí, porque todo empezó cuando su agencia le llamó para contarle que no tenían pensado hacerle debutar como un hombre, sino como una mujer. Por supuesto, al principio se negó en rotundo. Él, ¿una mujer? Debía ser una broma pesada. Pero no fue así. Realmente le pusieron entre la espada y la pared, si quería debutar en una de las mejores agencias del país, dejaría de ser Jungwoo para ser Jungi.

La sola idea de defraudar a sus fans y las personas que quería haciéndose pasar por alguien que no era, engañando a todas las personas, le removía la conciencia. Sin embargo, siempre pensó que Jungi era un personaje, un alter ego que él y su agencia crearían, como forma de entretenimiento para el público.

No obstante casi nadie sabía de su verdadero yo. A parte de su staff personal, su jefe y él mismo, Jungwoo era alguien que no existía. Nadie le conocía. Excepto su familia, claro. Pero él ocultó a sus padres su faceta como Jungi y les dijo que le había salido otro trabajo y por ello seguía viviendo en la capital.

Pero el resto del mundo acababa de conocer su nombre y había arropado a Jungi bajo su manto. Podía sentir el calor de la fama: a veces agobiante, y otras embaucador. Las noticias sobre la nueva solista tan prometedora y carismática, con un álbum debut que arrasaba en éxito de ventas, alcanzaron todos los medios de comunicación. No obstante, pese a su rápido crecimiento en la industria de la música y fuera de ella, bajo las agobiantes luces de los focos, el maquillaje brillante y las pelucas, nunca dejó de ser en secreto el mismo Jungwoo de siempre. No se olvidaba de sus raíces.

Jungi ya no era una desconocida, ahora su nombre estaba en boca de todos, aunque a él le costara admitirlo.

Su manager, el señor Lee, que había permanecido con Jungwoo incluso antes de debutar y le consideraba como una figura paterna, ya que la suya estaba a kilómetros de distancia, le iba a abandonar por un viaje de negocios a Francia. Le prometió antes de partir que volvería en unos meses pero, mientras tanto, debía dejarlo a cargo de sus actividades en solitario.

Entre tanto, el señor Lee le habló de un nuevo manager el cual era el candidato perfecto para reemplazarle, garantizando su seguridad, pero no podía serlo hasta acabar unos detalles del contrato, con lo cual tardaría una semana en llegar.

Pero Jungwoo no quería a un señor que desconociera, no quería confiar en otra persona que no fuera el señor Lee. Él era el único a su alrededor con el que podía tener una conversación real como Jungwoo, así que se iba a sentir muy solo.

No le quedaba nadie más.

Al menos le tranquilizó saber que le traería un souvenir que le haría muy feliz, para compensarlo. Sabía de sobra que el chocolate era su favorito, por mucho que no fuera la especialidad de París, así que prometió traerle.

Jungwoo agarró una patata y se la metió en la boca con energía renovada, esperando que cumpliera su promesa de volver pronto, antes de que le llamasen para salir al escenario.