No Longer 「Jungwoo • Taeyong • Jaehyun」

43, Jungwoo

Jaehyun llevó a Jungwoo a dar un paseo por la ciudad en la noche. Tomaron un helado de un puesto callejero abierto a esas horas. Jaehyun lo pidió de chocolate y Jungwoo uno doble de fresa y oreo con vainilla. Lo compartieron, y el sabor se les hizo como algo familiar, relacionado con ellos mismos y les bajó por la garganta con frescor. Era una sensación increíble.

Hablaron tranquilamente durante unos minutos, sin ser descubiertos por nadie, ya que las calles estaban vacías, y pudieron disfrutar de una cita sin ser molestados por nadie.

Solo ellos dos.

Acabaron el paseo en una bonita y pequeña plaza rodeada de tiendecillas, todas ellas cerradas al estar un poco lejos del centro de la ciudad.

Jungwoo se paró en frente de un escaparate y vio una sudadera blanca, pegando la cara al cristal. Suspiró pensando en que ojalá pudiera cambiarse y ponerse cómodo. Empezaba a estar incómodo con el vestido y el maquillaje.

— Jaehyun.— Le dijo despegando la cara del cristal.

— ¿Sí?

— Esta noche no seré Jungi.

Él sonrió con ternura y le prestó su chaqueta, ya que veía que Jungwoo estaba empezando a temblar un poco de frío.

— Yo tampoco seré el Jaehyun guardaespaldas si lo deseas. Solo Jaehyun.

Jungwoo le asintió y dejó que Jaehyun le colocara la chaqueta sobre los hombros, lo cual les unió.

— Vale.

Entonces Jaehyun se inclinó hacia él para quitarle una capa del maquillaje como pudo, mojando unas servilletas que les sobraron del helado con una botellita de agua, aunque no funcionó mucho al ser solo eso, agua, sí que pudo quitarle la mayoría frotando.

Aunque le estaba dejando la cara casi roja, Jungwoo soportó la textura medio seca de la servilleta solo porque le gustó el gesto de Jaehyun.

Cuando acabó, tiraron los papeles a la papelera y se sentaron en un banco.

— Oye, Jaehyun.

— Dime.

— Eres una persona muy importante para mí.

— Y tú para mí.

— No quiero que pienses que te he estado engañando. Tú has arriesgado tu trabajo y tu integridad por mí.

Jaehyun alzó una ceja y le miró con curiosidad.

— ¿Sabes que pensé de ti antes de conocerte?

— Me da miedo saberlo.

— Que eras una arrogante, malcriada, y una chica guapa más que tenía el mundo a sus pies.

— Eso no dice muchas cosas buenas de mí.

— Pero cambió cuando empecé a conocerte. Tanto cambió... que me encontré justo con todo lo contrario a lo que esperaba.

Jungwoo comenzó a mover la pierna nerviosamente y le miró preocupado. Jaehyun parecía serio de nuevo, pero su tono de voz era suave y calmado y eso le asustaba.

— No sé a dónde quieres...

— Solo digo que lo sé.

— ¿Que sabes...?

— Jungwoo.

— ¿Mi... mi hermano?

— No, tú.

Jungwoo dejó de mover sus piernas, viendo como el mundo se paraba delante de él. Se había quedado en shock y no sabía que decirle, porque tampoco quería mentirle más tiempo.

Jaehyun le mostró una sonrisa para no hacerle sentir incomodo, aunque el chico no le estuviera mirando.

— Como hemos dicho antes, esta noche somos Jaehyun y Jungwoo. Y si así lo quieres, solo será hasta mañana. No volveré a verte, pero déjame que te demuestre que no me importa.

— ¿Desde... cuándo lo sabes?

— Sospeché desde el principio, no es que seas muy bueno ocultando cosas, Jungwoo, pero no quise creerlo. Hasta que te hiciste pasar por su hermano y todo tuvo sentido. Entendí muchas cosas, como la dura vida que has llevado. No eras como yo creía.

— ¿Y cómo soy?

Jungwoo se levantó sin poder aguantar sentado más tiempo. El frío que sentí antes se había desvanecido. Jaehyun le siguió y se puso delante de él, hablando en serio.

— Eres un chico asustado que solo quiere cantar, al que su discografía asfixia para obtener todo el dinero posible. Un chico que ha perdido a las personas que juraron estar a su lado.

Le miró a los ojos con sinceridad, pero no le dio tiempo a captar el brillo de los de Jungwoo cuando una lágrima cayó por su mejilla y empezó a llorar desconsoladamente. Su cuerpo sollozaba de una manera casi ahogada, como si hubiese estado reprimiendo aquellas lágrimas durante mucho tiempo.

Jaehyun colocó su mano en el hombro de Jungwoo y lo impulsó contra su cuerpo, dándole un fuerte abrazo.

Luego le apoyó la cabeza entre su pecho y su hombro para que la descansara allí, hasta que se tranquilizase, los minutos que hicieran falta.

No podía llegar a imaginarse lo que habría sido pasar todo aquel tormento desde que debutó.

— Lo siento, Jungwoo.— Le susurró.— Tenía que habértelo dicho antes.

— ¿Por–por qué te disculpas? ¡Yo soy el que te debe una disculpa! Nunca quise engañarte...

— No lo has hecho. Tranquilo. Ya no tienes que fingir más conmigo.